Cuando, en 1986, ABC publicó en portada una foto del director del programa de TVE, “¿Y usted qué opina?”, Francisco Caparrós, (Málaga 1948-Madrid 2025),acusándole de corrupción, según ellos “por publicidad encubierta”, los periodistas socialistas decidieron movilizarse. Se dieron cuenta de que lo que hoy se llama la caverna mediática, entonces conocida como sindicato del crimen, maniobraba para desgastar al gobierno de Felipe González. En reuniones con la militancia, los dirigentes socialistas se quejaban de la falta de influencia en los medios. Y el mayor exponente de lo que estaba ocurriendo fue el durísimo ataque de la derecha contra lo que ellos llamaban “comisarios políticos de RTVE”, uno de los cuales fue Caparrós quien, con anterioridad a la dirección de este programa, había sido director de informativos. El resultado de aquello fue el nacimiento de una serie de medios que vienen oponiéndose a las directrices de los empresarios afines al conservadurismo. Francisco Caparrós, que, desde los sesenta había militado en el PSOE y la UGT, fue uno de esos elegidos para liderar el movimiento que desembocó en medios de comunicación mas abiertos, menos intolerantes y más proclives a los postulados progresistas, entre ellos Cambio 16, del que fue director.
La cabecera del semanario Cambio16, fundado por un grupo liderado por Juan Tomás de Salas, había terminado sus días, como todo el grupo editorial, en manos de un juez por sus problemas económicos. Un empresario andaluz, Manuel Domínguez Moreno, se dejó la piel para conseguir que dicho juez le cediese las cabeceras del grupo, Cambio16, Diario16 e Historia 16 entre otros. Y lo logró después de una intensa negociación con los antiguos trabajadores. Una vez conseguido su propósito, Domínguez Moreno designó a Francisco Caparrós director del antiguo semanario que volvió a resurgir a pesar de que una gran parte de la prensa siempre dio por “muerta” la publicación, entre ellos los cronistas parlamentarios.
Francisco Caparrós sería cualquier cosa menos un pusilánime y consciente de las dificultades para reflotar la publicación se puso al frente contando con excelentes profesionales, tanto de redacción como de diagramación sin olvidar los comerciales de publicidad y los administrativos. No sin dificultades económicas, que las hubo, y Domínguez Moreno , compañero antes que editor lo dio todo personalmente y salvo la “ historia de la prensa libre e independiente de este País, Domínguez logró lo que parecía inimaginable, y Caparros lo apoyó siempre desde la redacción , codo con codo. Lejos de la rentabilidad económica, el semanario Cambio 16 empezó a ser temido en los círculos de poder. Las llamadas telefónicas a la sede de la madrileña calle de Espalter eran habituales. Desde el entonces fiscal general del Estado, Jesús Cardenal, hasta el mismísimo Miguel Ángel Rodríguez, portavoz de Aznar, consideraban la nueva publicación en las manos y cabeza de Manuel Domínguez y sus setenta incondicionales territorio hostil”. Pero Paco jamás se inmutó del valor del Editor. Habían sido muchas las batallas en las que había participado como periodista y militante del PSOE y de la UGT. Siempre respondía con una sonrisa, una carcajada, un chiste, o un grito pidiéndonos “más madera” parodiando a los hermanos Marx de los que era admirador y añadiendo aquello de “es la guerra”. Y se bajaba con gran parte de la redacción a tomar una copa. Así pasábamos el susto.
Era una redacción, aquella de Cambio 16, de principio de los 90 en mano de Manuel y Paco la mejor que he conocido. Nunca hubo en la redacción, un mal gesto ni una zancadilla a los compañeros. Y eso hay que agradecérselo a Caparrós, muy curtido en lidiar con responsabilidades primero desde Nuevo Diario, hasta la delegación del antiguo Diario 16 en la barcelonesa plaza de Gala Placidia, hasta TVE, llegando a Cambio y acabando, posteriormente, como responsable de la televisión de la federación siderometalúrgica de UGT. Tampoco se puede olvidar que, en su época en Catalunya, asesoró al entonces alcalde de Barcelona,Narcís Serra, en la puesta en marcha de un canal municipal de televisión.
Paco Caparrós fue, además, uno de esos pocos periodistas comprometidos con el socialismo. Militante del PSOE en un momento en el que un periodista tenía que ser “independiente” porque el ejercicio de la profesión era incompatible con cualquier tipo de militancia. Tenía que firmar sus crónicas en El Socialista bajo el seudónimo de C. Francesc. Tal vez fue por eso por lo que, cuando se incorporó a TVE contratado por el entonces director general, José María Calviño, ya fue objetivo, junto a otros como el periodista de La Vanguardia José Luis Martínez, de una de esas famosas portadas de ABC denunciándolos como “comisarios políticos de Felipe González”.
Caparrós podría ser cualquier cosa, pero nadie duda de su honestidad y neutralidad a la hora de dirigir Cambio16. De ello podemos dar fe aquí mismo. Una de las informaciones más controvertidas, la denominada “Los atajos judiciales de Aznar para pactar con ETA”, publicada en el semanario, ni siquiera fue supervisada por la dirección. Sólo la fuente de la noticia, que obviamos porque todavía está en activo, se encargó de supervisar al redactor que la confeccionó.
Una vez consolidado el nuevo Cambio16, Caparrós tenía otro reto. Convertir un periódico gratuito en lo que llegó a ser Negocio y Estilo de Vida, esta vez como director adjunto de opinión. Concluido este proyecto, después de luchas intestinas protagonizadas por algunos militantes del PP para hacerse con el control de esta publicación,Paco Caparrós fue fichado por la federación del metal de la UGT para hacerse cargo de su canal de televisión. Es entonces cuando Manuel Domínguez decide relanzar otra de las cabeceras que había obtenido de la administración judicial, el emblemático Diario 16, y convertirla en una publicación digital. El empresario andaluz no se olvida de uno de sus mejores profesionales y llama a Francisco Caparrós para que colabore con artículos y análisis. Caparrós puso su mejor pluma al servicio de esta publicación para volver a contar la actualidad política desde su óptica, la progresista.
Pero su cuerpo ya no aguantaba y decidió jubilarse. Irse a su casa y contarles a sus nietos todos esos buenos momentos que pasó haciendo periodismo. Todos esos ratos que nos ha dado a quienes le hemos conocido y que nunca olvidaremos.
Paco, con los ojos empañados en lágrimas: aquí jamás te olvidaremos. Gracias por todo lo bueno que nos enseñaste. Paco, al final, unos corruptos venezolanos de extrema derecha les sustrajo sus ilusiones profesionales con las malas artes de un cruel paisano. Paco, aquí, entre túnicas negras y billetes verdes siguen frenando la libertad la verdad la conciencia y la independencia. Paco, no te preocupes, me conoces, nos conoces, seguiremos luchando desde los principios que realmente esta profesión nos ha dado, si no a todos, a los que seguimos creyendo en ella. ¡Vive en Paz siempre amigo Paco! La muerte no existe y por ti esto aún no ha terminado.
Adiós, Francisco Caparrós, un periodista comprometido con la libertad y el progresismo
Francisco Caparrós, que, desde los sesenta había militado en el PSOE y la UGT, fue uno de esos elegidos para liderar el movimiento que desembocó en medios de comunicación mas abiertos, menos intolerantes y más proclives a los postulados progresistas