Hace unos meses escribí un artículo en Diario16 en el que hacía referencia a que la artista italiana Noemi actuaba en nuestro país. Era el mes de mayo y dio un conciertazo en Fuerteventura. Pero hoy no quiero referirme a esta cantante, poetisa, compositora o cineasta, sino a una de sus canciones: Amén. Por el título podríamos pensar que se trata de un tema religioso pero no, no tiene nada que ver. Se trata de una canción que nos pone delante de la cara y nos enfrenta los sentimientos con las realidades más duras de nuestro entorno.
En estos tiempos en que nuestro mar Mediterráneo se ha convertido en la mayor fosa común del mundo, hay un verso de su letra que lo dice todo: «Somos hijos de la misma tierra y estamos en guerra». Es así, lo creamos o no, la situación actual nos ha llevado a que todos nos encontremos en guerra contra muchas cosas y, lo peor, es que los ciudadanos de a pie estamos perdiendo esa guerra frente a muchos enemigos que se nos han creado, no que nos hemos creado. Otra frase es brutal para entender la crudeza del mensaje: «Me he puesto mi mejor vestido, por la fortuna que tengo de estar vivo».
Hace unos meses vimos cómo se despertó la polémica por la concesión del Premio Nobel de Literatura a Bob Dylan. Los más puristas afirmaban que era una concesión injusta porque se había concedido a un cantante. Lo que esos puristas no parecen entender es que la música se ha convertido en el modo de transmisión de la poesía, al igual que ocurría en la Edad Media con juglares y trovadores. Este hecho lo vemos en las letras de la gran mayoría de cantautores de todos los países. ¿Quién no se ha sentido como leyendo un poema escuchando una canción de Sabina, Serrat, Aute, Silvio Rodríguez, Lucio Dalla, Franco Battiato o Vasco Rossi? Y, como decía Gabriel Celaya, «la poesía es un arma de futuro».
La canción Amén es una verdadera bofetada de realidad, un verdadero desgarro. A medida que la vamos escuchando podemos imaginarnos que quien nos la canta es un refugiado que se juega la vida para escapar de la guerra. Les hago una confesión: la primera vez que la escuché se me vino a la mente la imagen de Aylan muerto en la playa. Pero también podemos imaginar que la protagonista del tema es una mujer víctima del terrorismo machista que nos cuenta su sufrimiento. Igualmente el protagonismo podría venir de una familia desahuciada o de quien es una víctima de la crisis y se ve obligado a comer en un comedor social. Pueden imaginarse la situación que quieran. Los sentimientos de quienes sufren están en cada uno de sus versos. Si a eso le sumamos la peculiar voz rota de Noemi, el dramatismo que transmite nos hace ver tantas cosas por las que todos estamos en guerra a pesar de ser hijos de la misma tierra.
Esta es la letra de la canción traducida al español:
Me he puesto el alma en el hombro
Pues estoy cansado de andar,
He visto demasiados tiburones llegar a la superficie
Demasiados sueños irse a la mierda
Tomé en mis manos mi corazón
Porque perdí demasiada sangre
Buscando en vano las pruebas
De aquello que llamabas amor
He puesto mi alma en paz
Pues ha estado en guerra demasiado tiempo
Y después de todo este tiempo
Se ha convertido en cemento
Pateé mi corazón
Porque había dejado de latir,
De hacer el amor
Pero ya es suficiente, ahora digo
Amén, en la tierra como en el cielo
Amén, aunque yo no creo
Amén, somos el mundo entero
Amén
Llené con barro mis ojos
Para no ver más perdedores en mi camino
Por el dolor o la rabia,
Por las injusticias del destino
Y escuché a mi dolor
Porque la vida me ha golpeado
Demasiadas veces por la espalda
Me he puesto mi mejor vestido,
Por la fortuna que tengo de estar vivo,
Aunque no espero que el mundo,
Me agradezca por ese motivo,
Y me disculpo con el amor,
Si no lo he reconocido,
Me disculpo con el Señor
Amén, en la tierra como en el cielo
Amén, ahora que lo creo
Amén, somos el mundo entero
Amén
Amén
Todos somos hijos de la misma tierra
Y estamos en guerra
Amén, Amén
Somos hijos de una misma guerra
En el cielo y en la tierra
Escúchenla y siéntanla, no tengo más que añadir.