Es entre agradable y desagradable, como todo en este camino de risas y lágrimas. Lo de la columnita en el periódico. De repente alguien a quien no hemos visto en la vida, en quien jamás nos habríamos fijado porque no es nuestro rollito, aparece y nos coloca un libro…
Estoy tentando en ponerme a escribir sólo sobre camisetas, e incluso sobre alta costura, a ver si los diseñadores me asedian y acosan con prendas geniales y únicas.
Pero es dulce y agradable también. A veces. Esta vez. Es un hombre amable y correcto Antonio M. Figueras, y además empieza mandando una nota de prensa sobre la otitis a nuestra redacción. Otitis, eso sí lo que es. Ya me ha ganado un poco. Publicamos su nota de prensa.
Entonces me dice que le ha dado mi contacto Antonia C., y también que escribe poesía -vaya por Dios- y que me quiere mandar un ejemplar de NI LUGAR ADONDE IR si le doy mi dirección.
Me santiguo dos veces, pero como no tengo control sobre mi generosidad casi siempre excesiva, le doy mi dirección.
«Pero no te prometo nada, eh tío»
Se la pela, hasta me dice en el correo de vuelta que mejor así, sin prometerle nada. Ya sabe que me tiene en el bolsillo. ¡Malditos poetas de los monóculos!
Me encuentro el libro en el buzón y me prometo a mí mismo que no pienso mencionarlo. Pero luego me gusta la portada, un abstracto que se concretiza gracias al logo de la editorial, que además tiene un nombre divino: EL SASTRE DE APOLLINAIRE.
Así que aquí estoy, preparado para decir, porque es verdad, que el libro está bien, que su lectura resulta inspiradora, que en la contra se dedica un poema a Lisboa, mi gran amor, LIVING LISBOA.
«El río no es el mismo,
pero el cauce tiene memoria
del sabor de la corriente»
(Heráclito Fournier)
Es bueno, caramba, Antonio se merece que alguien hable de él. ¿Quién coño nos hemos creído los articulistas para decir este sí y este no? En cualquier caso -y sea cual sea la respuesta a la anterior cuestión- yo hoy digo a Antonio Figueras: sí (lo de la M con el puntito no me gusta).
Confieso que aún no he acabado con el libro, es lo que tiene la poesía, se puede ordeñar ad infinitum: con el poema que voy a copiar como final y despedida me ha sucedido, esta es la cuarta vez que me lo voy a beber.
SON RUMORES
En el autobús he oído
que todos los males
de la humanidad
tienen su origen
en el imperio
astrohúngaro.
Desde Kafka
a Hitler,
de Sándor Márai
a mi portero,
todos piensan así
y todo el mundo
no puede estar equivocado.
(El eterno Luis Berlanga le habría dado también a Antonio la razón).
(dictado por Javier Puebla y mecanografiado por Ángel Arteaga)