El concepto «oscuro» referido a una persona se creó para definir a personajes como Miguel Zorita Lees. En estas páginas ya hemos presentado su currículum de «éxitos», su relación empresarial con otros elementos oscuros que sobrevuelan el mapa empresarial español como, por ejemplo, Martin Gruschka, su opacidad a la hora de determinar la procedencia del dinero con el que se hizo con el control de Daorje, su falta de transparencia en los negocios que realizó en Chile con empresas sin actividad pero que facturaron cantidades millonarias y, sobre todo, las constantes promesas realizadas a grandes empresarios o a grandes multinacionales que quedaron en palabras porque los resultados fueron los opuestos a lo prometido en los planes de negocio que presentó para hacerse con poder o puestos en grandes Consejos de Administración.
Las informaciones de Diario16 sobre los oscuros negocios de Zorita en Chile, sobre su «exitoso» currículum, sobre sus relaciones con el «liquidador» Martin Gruschka, sobre su actuación en Duro Felguera o sobre el modo opaco en que se hizo con la mayoría accionarial de Daorje han hecho reaccionar a importantes sectores de las fuerzas sociales asturianas quienes ya le han reclamado por escrito que les dé explicaciones sobre lo que va a hacer para solucionar el problema en que se puede encontrar su empresa si se cayeran los contratos con Arcelor Mittal. Ahora Zorita tendrá que hacer lo que nunca hace: dar la cara. Él es animal nocturno y se mueve mejor en la oscuridad. Zorita tiene la obligación empresarial de dar explicaciones reales y veraces a sus propios trabajadores y a los representantes de los mismos; a las autoridades políticas de Avilés y del Principado de Asturias; a los representantes del sector empresarial asturiano. Debe presentar un plan de negocio en el que se garanticen los puestos de trabajo y que no hay ninguna intención de vender Daorje a un fondo extranjero para que éste especule con el know how de la tecnológica asturiana.
Ya lo confirmó a Diario16 un representante de la alta empresa española, Zorita hace favores a cambio de cargos y, por supuesto, de las altas remuneraciones que esos puestos de alta dirección llevan aparejadas. Así ha discurrido toda su vida profesional, saltando de un consejo a otro y aprovechándose de los contactos generados para favorecer a futuros objetivos, además de realizar lo que mejor sabe hacer: hundir empresas.
Nadie puede entender cómo una persona sin una formación en sectores como la ingeniería o la alta tecnología pudo aterrizar en una empresa como Daorje. La lógica empresarial dictamina que cuando se tiene que preparar un plan de negocio, un plan de inversión o un plan de viabilidad hay que tener un conocimiento de los modelos de producción, de la actividad y de los sistemas comerciales para poder tener éxito. ¿Qué pinta Zorita en una empresa de ingeniería y de alta tecnología como Daorje? ¿Qué vio ahí para aterrizar de un modo en que ni siquiera los representantes de los trabajadores saben cómo, cuándo y por qué llegó el valenciano a hacerse con la presidencia de la empresa? ¿Qué beneficio sacará de hundirla? Hay que recordar que uno de los socios en Daorje es Martin Gruschka y el otro es Santiago Martínez Carballal —su socio también en Chile. Se dice que entró en la empresa asturiana por sus relaciones con la banca, esas relaciones de las que él presume pero que jamás han dado un buen resultado para las empresas en las que aterrizó el ejecutivo valenciano. Recordemos su paso por el Grupo San José, por ejemplo, en que entró con el objetivo de sanear la empresa constructora y salió porque la situación en que la dejó tras tomar decisiones erróneas como, por ejemplo, decisión de sacarla a bolsa en un momento inadecuado para cualquier estudiante de los primeros cursos de ADE o Económicas. Zorita lo hizo y dejó al Grupo San José en una situación peor de cómo lo encontró cuando fue contratado.
Ahora se le viene encima el problema que expusimos en el día de ayer con la situación de uno de sus principales clientes: Arcelor Mittal. No se trata de la sede de la acerera en Asturias sino de los movimientos que se están comenzando a producir en el sector del acero en todo el mundo. El nuevo golpe viene de Italia e, inevitablemente, se extenderá a España. Ante esta situación Miguel Zorita no ha hecho nada para buscar nuevas líneas de negocio que se anticipen a la pérdida de uno de sus principales clientes, a la reducción de pedidos o a una más que probable negociación a la baja de los contratos que tienen firmados en la actualidad.
¿Cómo una persona así puede tener en su mano el futuro de más de 3.000 trabajadores? ¿Cómo un personaje como Zorita puede ser el elemento clave para el sostenimiento del sector industrial asturiano? Nadie lo entiende salvo que nos encontremos ante un caso de devolución de favores pasados, ya sea de su paso por la auditora Deloitte, ya sea de las relaciones obtenidas a través de los puestos de responsabilidad ocupados por Zorita en el BBVA, el Grupo San José o la propia Deloitte, por citar algunos. Hay demasiadas operaciones en las que pudo ayudar en un momento de dificultad y estar pasando en la actualidad la factura a costa de los trabajadores asturianos y del sector industrial del Principado.
Finalmente, Asturias ha reaccionado y las fuerzas sociales le están pidiendo explicaciones porque, al fin y al cabo, el pueblo asturiano es un pueblo digno y ya se está empezando a hartar de alguien como Miguel Zorita.