Ayuso

El salto a la política nacional de Alberto Núñez Feijóo no está siendo lo que en el Partido Popular esperaban. Tras la destrucción total de Pablo Casado por parte de Isabel Díaz Ayuso, muchos ya miraban a la presidenta madrileña como la opción para ganar las elecciones generales a Pedro Sánchez. Sin embargo, no hubiera quedado bien que la responsable de la salida del anterior presidente del Partido Popular se hubiese postulado a ser su sucesora. Además, no era el momento, y eso lo sabían en la Puerta del Sol, por más que hubiera cantos de sirena desde Génova 13. Ayuso necesitaba una victoria arrolladora en las elecciones autonómicas de 2023 que confirmara el triunfo cercano a la mayoría absoluta del adelanto electoral de mayo de 2021.

Ayuso logró la mayoría absoluta en mayo de 2023, una victoria sustentada en un discurso populista, de corte claramente trumpista, pero con dureza contra el gobierno central. Pedro Sánchez y el desprecio que genera en gran parte de la población son el mejor alimento para Isabel Díaz Ayuso. Por eso, la estrategia de la presidenta madrileña es focalizarse en una contienda frontal contra el presidente del Gobierno. Cuanto más duros son los ataques de Ayuso, más apoyos suma.

Eso se pudo comprobar en la noche electoral del 23 de julio de 2023. El Partido Popular había ganado las generales, pero en una situación difícil a la hora de gobernar. Los sondeos daban una amplia ventaja a Feijóo que, tal vez, fue la causa por la que el líder del PP se relajara en la segunda semana de campaña. En el balcón de Génova había fiesta, pero también preocupación. El color blanco de las camisas, blusas y vestidos llenaron el lugar esperando a que el candidato ganador de las generales se dirigiese a los ciudadanos. En cambio, todas las miradas se focalizaron en un punto, en la presidenta de la Comunidad de Madrid que no se había sumado a la directriz de vestuario y apareció con un traje rojo. Era el modo de separarse de un triunfo que sabía a derrota. Ella era la triunfadora, aún más cuando, en el momento en que Feijóo inició su discurso de victoria, los partidarios del PP comenzaron a corear «¡Ayuso, Ayuso, Ayuso!».

Esa misma noche, importantes dirigentes del Partido Popular escribían y contaban «off the record» que «esto no habría pasado con Ayuso».

El tiempo ha pasado. El conflicto entre el gobierno de la Comunidad de Madrid se ha ido enconando, sobre todo tras la causa contra la pareja de la presidenta por la causa abierta contra él por presunto fraude fiscal. La oposición frontal de Isabel Díaz Ayuso a Pedro Sánchez cala positivamente en un sector cada vez más amplio de ciudadanos, incluidos votantes del PSOE que no tienen filiación directa con el partido y, en consecuencia, son libres de elegir la papeleta que quieran porque no están sujetos a lealtades que se anteponen a la lógica y a la libertad de pensamiento.

En medio de la situación actual, con el gobierno acorralado por diferentes causas de presunta corrupción, tanto a nivel del Ejecutivo, como es el Caso Koldo, como a nivel del entorno más cercano de Sánchez, como las instrucciones contra la esposa del presidente, Begoña Gómez, y contra el hermano.

El gobierno de Sánchez está en una clara debilidad parlamentaria y esa debilidad le obliga a hacer concesiones al independentismo catalán que la ciudadanía no entiende, sobre todo cuando las condiciones de vida de las familias de clase media y trabajadora están empeorando, tal y como se puede colegir de los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística, del Servicio Público de Empleo Estatal e, incluso, de la Comisión Europea.

Continúa leyendo el resto del artículo en Diario16+ pulsando AQUÍ

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here