Quienes piensen que no lo van a intentar, que son fieles aliados de Pablo Casado, es que no conocen la ambición de Isabel Díaz Ayuso y de Miguel Ángel Rodríguez. Si pueden, si se pone a tiro, si les dejan lo intentarán con todas sus fuerzas. ¿El qué intentarán se preguntarán ustedes? Asaltar la presidencia del PP –o como llegue a llamarse en un futuro si hay fusión-disolución con Ciudadanos-. No lo entiendan como algo negativo pues es sumamente legítima esa ambición. A quien no gustará y pensará que es deslealtad será a la actual cúpula popular y al posible candidato de la gran banca española, Alberto Núñez Feijóo.
Por eso no extrañan las palabras de Díaz Ayuso contra el presidente gallego y en defensa, aparente, de su amigo y jefe Casado. Hace unos días, aunque debido a las cosas de políticos y pandemia pueda haber pasado desapercibido, la presidenta madrileña señaló indirectamente, como recogen en La voz de Galicia, a su compañero de partido por “poner recados y consejos a través de los medios de comunicación”, algo que a ella no le gusta. Dentro de la fuga hacia delante iniciada por Casado con la venta de la sede de la calle Génova, una cortina de humo –como se indicó aquí- que ha funcionado, Feijóo reclamó el derecho a sentirse orgulloso de las muchas cosas que ha hecho el PP pese a la corrupción. La cual, por cierto, está bastante localizada en dos regiones (Madrid y Valencia), una de las cuales es cuna de Casado y Ayuso. No es la primera pelea que sostienen Feijóo y Ayuso. En otras ocasiones se han debido a cuestiones de gestión pandémica, pero también, por qué no decirlo, a quitarse competidores a futuro.
Casado es un dirigente que está visto para sentencia. Por ponerlo en el contexto apropiado, un Hernández Mancha 2.0. Todo el mundo sabe que no es más que un muerto viviente hasta que los que mandan en la derecha política, y que no pertenecen a los partidos, decidan que se acabó y den paso a su sustitución. Buena parte de la gran banca desearía que fuese alguien de un perfil moderado pero una ejecutoria fría y cortante como Feijóo. El sector del ladrillo igual preferiría a otra persona más cercana a sus propias necesidades. Y ahí, en ese intersticio del poder, aparece Rodríguez para colocar a su muñeca. Sin necesidad de posicionarse contra el mundo financiero, sí intentará sumar alianzas con los ladrilleros. De hecho, si se fijan en los proyectos de Díaz Ayuso para recuperar la economía en su Comunidad, la mayoría están enfocados en el ladrillo en sus diversas concepciones. Es la vieja escuela del “PP constructor”, ese mismo que se aliaba con el “marxismo ladrillismo” madrileño para la torres de Castellana, en beneficio del Real Madrid. Cuestión bien distinta es que eso sea un pilar seguro para crecer y generar riqueza a los madrileños, pues se ha producido una quiebra en la lógica de las políticas de expansión por ese lado.
Casado es muy amigo y el valedor de Díaz Ayuso, lo que jamás pudo prever es que su amiga, al contactar con MAR, acabase siendo su oponente para presidir el PP. Es de la casa, gusta en los sectores más libertarios y tiene subvenciones para comprar voluntades en Madrid. Que por mucho que disguste sigue siendo el lugar perfecto para hacer proselitismo y conseguir un apoyo mediático con impacto. Por eso arremete contra Feijóo cuando viene por Madrid. Son dos formas de entender al, hasta el momento, el partido mayoritario de la derecha española. También es cierto que mientras uno ganó, e impidió la aparición de Vox en Galicia, la otra es presidenta de un gobierno de perdedores. A pesar de algunas campañas fomentadas en Castilla-La Mancha desde Madrid, Díaz Ayuso es un producto muy madrileño y poco exportable como se ha visto en Cataluña. Al final decidirán los poderosos porque ya permitieron votar en libertad y les salió rana con Casado. No se asombren si, en un momento dado, comienzan a caerle palos de todos los colores a la madrileña, será cuando visualicen que es una posibilidad real de chafar sus planes para suceder a Casado. Mientras tanto sirve para conseguir visitas en la derecha y la izquierda.