Resumiendo, Escotet puso 400 millones que se trajo de la matriz Banesco, radicada en Venezuela, con actividades en el Caribe y en Florida y se quedó una entidad que había recibido 9.000 millones que se volatilizaron y traspasado más de 5.000 millones a la SAREB, con unos activos fiscales a su favor valorados en 2.300 millones de euros. Con sólo un par de movimientos y ajustes contables, obtiene en cuestión de meses 2.700 millones.
Lo que resulta más sorprendente es que en la carrera por NCG/Abanca participaron según el FROB las más relevantes entidades españolas. ¿Solamente Escotet se dio cuenta del “chollo” que encubría la operación?
Con independencia de lo que haya pasado en otros casos en los que desconocemos por la complejidad de los mecanismos utilizados en cuánto se han beneficiado los compradores de los fondos que todos los españoles hemos pagado, —Caixa con Banco de Valencia, BBVA con Unim y Catalunya Caixa—, en este caso la operación aparece transparente a los medios de comunicación y a la opinión pública sólo un año después de anunciarse.
Pero ¿qué había pasado? Nuestras fuentes en la entidad gallega nos dicen que varios ejecutivos de La Caixa habían llegado en aquel noviembre de 2013 para “tomar posesión” de su conquista. Era vox pópuli que Isidro Fainé quería conquistar Galicia y, aprovechando las ingentes ayudas prestadas por el Estado, sanear su balance y despejar su futuro. Los 2.700 millones de beneficios obtenidos en cuestión de meses dan prueba de ello y hubiesen reducido las necesidades de capital de La Caixa, que en 2013 ya no gozaba de los favores del gobierno del PP, porque después de haberse comprometido a aplacar la “revuelta independentista”, los líderes conservadores lloraban sus cuitas por Madrid diciendo que Fainé les había engañado y que le habían regalado el Banco de Valencia sin contraprestación por su parte. La desconfianza entre las partes dificultaba el visto bueno del Gobierno para ceder el control de una pieza tan codiciada a Fainé y, en esto, apareció Escotet. Nadie daba un duro por él.
En ese momento, procesado el ex presidente de la Caja del Sur de Galicia, Julio Gayoso, por aparentes irregularidades en la fijación de la retribución de los ejecutivos, el Gobierno del PP y algunos políticos de la oposición temían en qué manos pudiese caer NCG, la antigua CaixaGalicia más CaixaNova o CaixaVigo. Nuestras fuentes en La Coruña hablan de extrañas operaciones que tenían su origen en CaixaGalicia y de la que habían sido beneficiarios todos los partidos políticos, especialmente el PP, pero también todos los que tocaban poder en aquel momento, municipal, provincial o autonómico, es decir Bloque Nacionalista Galego y PSdeG-PSOE. Al presidente de Caixa Galicia se le cubrió con el manto de indiferencia y con un plan de pensiones de 16 millones de euros y de él nunca más se supo. ¿Se acuerdan de cómo se llamaba?
Fuentes extraoficiales del gobierno gallego niegan esta razón para justificar que La Caixa “estaba tomando posesión” de la caja gallega, aunque no fuese la adjudicataria, sino que se trató de un pulso por el poder entre Núñez Feijoo y Luis de Guindos. El primero le dijo a Mariano Rajoy que, si La Caixa pasaba a controlar NCG, él no se volvería a presentar a las elecciones porque la venta a los catalanes suponía una humillación “nacional” y que, en cualquier caso, Escotet se había comprometido a mantener en La Coruña el centro de decisión y el mayor número de puestos de trabajo. Finalmente, el Banco de España que a través de su vicepresidente Restoy, muñidor de operaciones varias, cedió y entregó NGG a Escotet con los abrumadores resultados económicos que ya conocemos.
Sea por un motivo, muy sórdido el primero, muy político el segundo, el resultado final es la demencial transferencia de riqueza desde el Estado al ya de por sí elevado patrimonio del segundo, Juan Carlos Escotet, nacido en Madrid, criado en la Venezuela de Hugo Chaves, banquero de pro en la Venezuela chavista.
En el medio de este lío, cobra todo el sentido la fusión anunciada entre Abanca y su matriz, Banesco Holding Hispania, porque con esa operación se ha generado, según algunas fuentes conocedoras del caso, más de doscientos millones de capital. Abanca se está preparando para dar un zarpazo más.
Por todo ello, Abanca figura en primera línea para quedarse con Liberbank —otra entidad con un pasado vinculado a tejemanejes políticos, en este caso cercanos al PSOE y a Caja Castilla La Mancha del Sr. Moltó, pero que también tuvo entre sus asesores al ínclito Ignacio López del Hierro-, arreglando con nuestro dinero los supuestos problemas del segundo y cerrando bajo siete llaves los secretos que ambas entidades guardan en sus entrañas. Mientras tanto, Unicaja deberá afrontar los ataques de quienes quieran quedarse con el botín que atesora.