Por: Manuel García López
Portavoz y S° Gral del PSOE Roquetas de Mar
Mucho se está hablando estos días del Barómetro de abril del CIS y muchas las lecturas, interesadas o no, que se están haciendo de los resultados electorales que cada partido político podría obtener en unas hipotéticas elecciones generales que se celebrasen hoy. Como sacar del estudio ese tipo de conclusiones es un ejercicio de puro voluntarismo, me gustaría centrar estas líneas en otra valoración que considero puede ser de interés, especialmente para los militantes socialistas que en breves fechas elegiremos a nuestro Secretario General en un proceso electoral de primarias, que nos debería hacer reflexionar.
De la encuesta del CIS podemos extraer un dato muy significativo que se viene repitiendo a lo largo de la serie histórica de estos barómetros: la sociedad española se autodefine ideológicamente de centroizquierda. Así, si el centro ideológico lo pusiésemos en el 5,5 de una escala de diez unidades, cinco de cada diez entrevistado se sitúa del 3 al 5, y más de tres lo hacen entre el 4 y el 5. En otras palabras, que si el 1 es la extrema izquierda y el 5,5 el centro político, la mayor parte de los españoles se consideran más próximos a la moderación que al extremismo ideológico de izquierdas.
Y siendo esto significativo, no lo es menos el hecho de que cuando a esos mismos entrevistados se les pregunta que sitúen ideológicamente a los partidos políticos en esa escala del 1 al 10, sitúen al Partido Socialista en el 4,5. Esto es, los ciudadanos ven al PSOE más cerca del centro ideológico que del extremo izquierdo del espectro. Incluso los propios votantes del PSOE lo sitúan en un templado 4,1 muy próximo a como lo perciben sus no votantes.
Solapando los resultados de ambas escalas podemos decir que los españoles perciben al Partido Socialista como un partido de centroizquierda y, a su vez, se consideran mayoritariamente de centroizquierda. Llegados a este punto cabe preguntarse ¿Cómo es posible entonces que el PSOE no se dé cuenta de esta circunstancia y siga empeñado en perder elección tras elección? ¿Qué se está haciendo mal para que un potencial votante no acabe de confiar en nosotros? En Roquetas de Mar, como en otros muchos puntos de la costa almeriense, es posible que tengamos la respuesta. Pocos, por no decir ningún almeriense habrá que no haya sido atraído por la visión de esos barquitos que alumbran en la noche mediterránea, como luciérnagas de mar, las aguas oscuras en busca del mejor caladero. Al timón de esos pequeños “botes de la luz”, el botero escudriña con paciencia el fondo de la mar a la espera de localizar el preciado tesoro. Cuando por fin lo hace, avisa de inmediato a la traíña, que se acerca y fondea en ese lugar para iniciar la pesca que, con seguridad, será provechosa. A ningún patrón se le ocurre desoír el reclamo del botero y echar las redes en lugar distinto confiando en su suerte. Las artes están para llenarlas y los bancos de peces están donde están, suelen decir. Pues eso mismo ocurre en la política, las urnas están para llenarlas y los votantes están donde están. ¿Qué hace el PSOE buscando peces donde no los hay? Si nos dicen los votantes que están en el entorno del 4 y que ven al PSOE en el 4,5, ¿Qué hacemos intentando pescar en otros caladeros?
En todos los procesos en los que el Partido Socialistas ha ganado las elecciones generales el voto que lo ha permitido ha sido el voto moderado de centroizquierda. En marzo de 2004 cuando Zapatero ganó sus primeras elecciones, el porcentaje de los encuestados en el CIS del mes anterior que se situaban entre el 3 y el 5 de la escala ideológica era exactamente igual que el actual, el 50%. En aquel momento el PSOE tenía claro su discurso de moderación y sabía que ocupando el centro ideológico se ganaban las elecciones, y así fue. Hoy, mayo de 2017, si queremos volver a tener opciones de ganar, no ya una encuesta sino lo que es más importante por el bien de España y de los españoles unas elecciones, necesitamos conectar con esa amplia base social de centroizquierda que está ahí afuera esperándonos. La misma base social que tuvimos de nuestro lado en marzo de 2004. Por eso es difícil entender el radicalismo que algunos pretenden introducir en el mensaje político y más aún el enconamiento contra los que piensan que la moderación y la centralidad políticas son la garantía para ganar las elecciones, cuando han sido precisamente las que han permitido gobernar al PSOE.