MURCIA (D16) – Hace meses que desde la, verdaderamente primada, Diócesis de Cartagena (por ser la ciudad por donde el apóstol Santiago entró a evangelizar en España, cuenta la tradición) se viene conspirando contra el Papa Francisco, según testimonio discreto de algunos sacerdotes que escuchan en privado cómo desde la jerarquía local se viene desacreditando a diario al Sumo Pontífice.
Con su llegada a la silla de San Pedro, sectores integristas españoles fueron rápidamente desplazados de sus parcelas de poder en la Conferencia Episcopal Española y también en el Vaticano y Madrid, entre ellos los cardenales Rouco y Cañizares, que ya se habían hecho fuertes con anterioridad en torno a la autotitulada Universidad Católica de Murcia (UCAM) – una pura empresa privada con intereses mercantiles preferentes pese a su gancho semántico y la coartada fiscal de la Fundación ‘San Antonio’-, ahora en apuros, al frente de la cual colocaron a un «Kiko» reaccionario y sin formación alguna y fuera del control de Argüello, el antiguo culturista valenciano José Luis Mendoza.
Ahora han dado un paso más y con la complicidad añadida de un obispo traído por todos ellos en su día, tras despeñar al rebelde Reig Plá, el murciano José Manuel Lorca Planes, desde la Archidiócesis de Zaragoza por obispo de Teruel, siendo su titular el luego destituido desde Roma, Manuel Ureña, otro miembro de este grupo de la Iglesia Católica española más reaccionaria, han montado una calculada operación de desprestigio del pontífice romano entre los alumnos de cuatro Seminarios, tres de ellos de la Diócesis de Cartagena y uno de la de Guadix, el ‘San Torcuato’.
La figura estelar para la que Lorca y Mendoza prepararon el escenario adecuado desde el cual desacreditar por activa y por pasiva fue nada menos que el cardenal y anterior arzobispo de Madrid, Antonio Rouco Varela, al término de una bien programada cena-coloquio en el Seminario Diocesano de ‘San Fulgencio’, que se prolongó hasta bien entrada la madrugada, en el contexto de un oportuno Congreso Mariológico organizado por la mismísima UCAM a propósito del centenario de las Apariciones en Fátima, y donde se atrevió a poner a parir a Francisco ante los futuros curas, algunos de ellos muy jóvenes todavía.
Nada más comenzar Rouco sus improperios contra el Santo Padre ante una audiencia tan delicada y sensible, según se ha sabido una semana después, los casi cien seminaristas comenzaron a lanzar sus mensajes sobre todo lo que estaban oyendo, y no daban crédito, a través de Whatsapp ‘urbi et orbe’ para mayúsculo escándalo de sus destinatarios, la mayor parte de ellos sacerdotes de la diócesis de Cartagena, de Guadix y de la archidiócesis de Granada, donde reside el metropolitano de la provincia eclesiástica, monseñor Francisco Javier Martínez, que no estaba presente esta vez y tampoco se ha pronunciado al respecto.
Rouco no reparó en medios para atacar sin ambages a Francisco, casi siempre desde la comparación con sus predecesores Juan Pablo II y Benedicto XVI para mayor escarnio. Según varios testigos, el cardenal jubilado forzoso por el Vaticano lanzó numerosas críticas contra Francisco, entre ellas que no le importaba la educación y que Juan Pablo II le superaba con creces en capacidad evangelizadora.
Rouco Varela insistía en declarar públicamente su nulo afecto por Francisco en su intento de ‘crear escuela’ y ‘sembrar cizaña’ entre los futuros sacerdotes de la diócesis cartaginense y sus formadores presentes, en una supuesta cruzada de recuperación espiritual a la luz de sus propios intereses, una vez que sus ambiciones se han visto truncadas por razones de edad y apoyos inciertos frente a los más seguros de otros.
Todas las batallitas referidas por Rouco al Papa Francisco, eran un “poco subidas de tono», según cuenta uno de los seminaristas presentes la noche del pasado día 17 en Murcia a Religión Digital. «Rouco parecía sentirse a gusto y con ganas de rajar«, añade. Por lo que el rector de uno de los seminarios, el ‘Redemptoris Mater’, trató sin suerte de acortar la intervención del cardenal varias veces sin poder conseguirlo ante la insistencia de Rouco de prolongar sus ataques en medio de cierto nerviosismo visible en algunos de los formadores presentes.
Todavía hoy, algunos seminaristas se preguntan cómo fue posible que «un cardenal pudiese estar diciendo estas cosas contra el Papa reinante», tras insistir en declarar públicamente su nulo afecto por Francisco. «Se le notaba un evidente menosprecio al Papa, por no ser un buen teólogo y por su falta de capacidad evangelizadora», según él.
Algunos curas y seminaristas de la Diócesis apuntan a la gravedad del hecho en sí, y también al contexto en el que se produjo porque al Congreso de Mariología en la UCAM asistía, presuntamente ajeno a todo esto, el cardenal alemán Gerhard Ludwig Müller, actual prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y un claro hombre de Francisco.
Ahora los responsables de la diócesis de Cartagena han comenzado una caza de brujas entre los seminaristas para tratar de descubrir a los que escribieron desde sus teléfonos móviles que «Rouco se había pasado tres pueblos, criticando directa o indirectamente a Francisco», mientras la Nunciatura en Madrid guarda silencio en torno a estos hechos relevantes y, parece que graves, para quienes fueron testigos de excepción de los excesos de un cardenal claramente resentido.
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