Va a ser más peliagudo que la búsqueda del Arca de la Alianza por parte de los judíos. La búsqueda del centro por parte de Pablo Casado es casi un imposible, algo inalcanzable, aunque en su cabeza todo es posible como bien conocen quienes noes leen. Se dice, se cuenta, que el presidente del PP vaga por las calles de Madrid ejerciendo de noctívago buscando el centro. Se dice, se comenta, que a todo transeúnte con el que se encuentra le pregunta si ha visto el centro. Algunos le han mandado a la Puerta del Sol, otros le han mirado asustadizamente e, incluso, alguno al verle penar le ha dado una limosna. Pero el centro, lo que se dice el centro, no lo ha encontrado. Ni lo encontrará.
No sólo es que Ciudadanos, que en Alemania es visto como un partido fascista por algunos medios, le haya ganado la mano por ese flanco, sino que para encontrar algo que no existe debe haberse meditado sobre la propia búsqueda. Como decimos el centro es una posición empírica que ha tornado social para beneficio de la clase dominante. Con tanto hablar del centro (una invención de la Ciencia Política estadounidense) al final se ha creado la ficción de su existencia, aunque ya sabemos que todas aquellas personas que dicen ser de centro es que no se atreven a decir que son de derechas, más o menos moderada o social.
Más importante es la inexistencia interna del centro en Casado. Alguien cuya máxima característica es vivir en una completa mentira, algo que sufren muchos dirigentes del PP por cierto, no puede del día a la mañana transformar su ser. En el inconsciente de Casado habita un “fachilla en potencia”, el cual se despliega en cuanto el corsé social se suelta. Decir de un presidente del Gobierno es un felón sin pruebas no es propio de una persona centrada. Querer privatizar la sanidad, la educación y hacer constantes genuflexiones ante la curia española no es muy de centro. Querer eliminar el pluralismo político (como quiere hacer con el PNV o el BNG, por citar a partidos moderados) no es ser de centro, ni liberal, es ser un reaccionario. Y por mucho que hable de libertad é fue uno de los diputados que apretaron el botón afirmativo para instaurar la Ley Mordaza, lo que le deja en mal lugar.
Eso sí, como cuenta el siempre bien informado en lides peperas José Alejandro Vara, el deseo máximo del PP es que Ciudadanos apoye al PSOE para demostrar que él está en el centro. Vamos la táctica del movimiento de los demás partidos por el cual pedimos hace unos días IgNobel para él. Como se ve la mayor ocurrencia y estupidez que se le ha ocurrido en los últimos tiempos, y eso que se le ocurren muchas al día, que realmente demuestra que en su interior no habita un liberal, ni una persona moderada. No entiende que se puede tener un pensamiento radical, fuerte y con compromiso pero exponerlo sin mentir y proyectando sus valores. Casado cada día que pasa demuestra no tener valores políticos, ni capacidad intelectual para desarrollar un pensamiento propio. Es un copia-pega de fórmulas inconexas (como sus trabajos publicados por ejemplo), de recortes de periódico o de susurros de amigos al oído. Si a eso le sumamos el odio que estila al hablar, se acaba conformado una personalidad autoritaria que se sitúa lejos de lo que se podría considerar un centrista.
Aparece en escena su amiga Isabel Díaz Ayuso, que tampoco está ducha en las lides del uso del cerebro, le dice que sólo el PP defiende la libertad y con eso ya se piensan que son de centro. El problema es que la libertad de la que hablan no es en el ser humano, sino elegir colegio, hospital o cura que les bendiga. Son tan mediocres que confunden la libertad, que es autonomía del ser humano, con elegir. Aunque habiéndose criado en las fauces del capitalismo de amiguetes de Esperanza Aguirre y estar viviendo en una realidad paralela continuamente; donde sólo hay individuos que compran fetiches, que están en esta vida para hacer gasto, para vivir por y para el dinero; donde el desarrollo humano sólo se logra mediante el trabajo (que no la labor, que son cosas distintas); donde la persona autónoma es entendida como una consumidora, normal que no sepan lo que es la libertad. Pasaron la mano por el lomo del libro de Vargas Llosa y se creen que ya le infundió todo lo que necesitaban saber.
El centro no lo encuentra Casado, ni lo encontrará en su vida política (igual en la personal cuando tenga setenta años sí), la cual empieza a verse como más breve de lo que parece. El centro en disputa por liberales, conservadores y socialdemócratas postmodernos está muy lleno para ser de alguien. Igual no es de nadie porque no existe y se están peleando por una utopía, o por aparentar frente al poder real de la clase dominante. Casado no encontrará el centro porque ni sabe lo que es, ni ha estado en su cabeza jamás. Siempre fue un machito de derechas con ínfulas burguesas que gracias a la política ha conseguido algunas cosas (estudios y buenos sueldos), pero que en la vida real hubiese acabado trabajando en el mismo restaurante de comida rápida donde acudió con Moreno Bonilla. Hoy busca “solo, fané y descangallao” el centro o ¿estará buscando realmente seguir en el momio importándole el pueblo poco o nada?
Post Scriptum. Ver el tuit que les dejamos abajo y pensar que no sabe ni lo que es una embajada o lo que es el centro es todo uno.
El Gobierno pretende limitar la libertad de expresión de quienes luchan contra Maduro, en lugar de liderar la transición de este pueblo hermano hacia la democracia. Les incomoda, se sienten más cerca de los dictadores que ampara la extrema izquierda.
— Pablo Casado Blanco (@pablocasado_) May 3, 2019