Desde siempre en el PSOE se ha evitado cualquier contacto comercial o financiero con la familia Botín. Sabían que nunca hacen nada gratis y que, al fin y al cabo, han sido los máximos benefactores del PP/AP. Alfonso Guerra no le tragaba. Es más, cuando el caso Banesto, Argentaria (que era del Estado) intentó quedárselo, al igual que el BBV. No se pudo por ser estrictos, aunque desde dentro del gobierno y el PSOE se insistió en nacionalizarlo (vía Argentaria) o dárselo a los amigos de Neguri.
El PSOE siempre ha evitado el contacto con el Santander. En el caso Filesa, por ejemplo, quedó claro que los bancos benefactores del PSOE eran el Banco Central Hispanoamericano (desde antes de la fusión) y el Banco Bilbao Vizcaya. Toda la deuda contraída por las campañas electorales del referéndum de la OTAN y algunas otras menores —que no tenían devolución de dinero por parte del Estado— era, principalmente, con esos bancos.
Alfonso Guerra era muy amigo de Alfonso Escámez y de José María Amuchástegui (colocó a Abril Martorell en el BCH cuando estaba sin trabajo). No necesitaba para nada a Botín.
Cuando el Banco Central Hispano cayó en manos del Santander, el PSOE comenzó a trabajar principalmente con Cajas de Ahorros (La Caixa, en especial), el BBVA y el Banco Popular que, a pesar de tener vinculaciones con el Opus, no era de la corte de Botín. Es posible que Ángel Ron algo tuviera que ver en la época de José Luis Rodríguez Zapatero y de Rubalcaba.
En el gráfico se puede comprobar que las cajas tienen buena parte de la deuda de todo el PSOE, esto es, son los créditos y gastos de las federaciones regionales del partido. Así el montante de Unicaja, casi 3,4 millones correspondería a la deuda del PSOE-A, los casi tres millones de Bankia al PSOE-Madrid. Por lo tanto, directamente del PSOE estatal son las deudas con el BBVA, Banco Popular y La Caixa.
Lo interesante es que la deuda del Popular supone el 35% del total de la deuda y más del 50% de la deuda propia del PSOE nacional. Por tanto, salvo que la Justicia adopte decisiones justas y anule la operación por la que el Popular pasó a manos del Santander por un euro y que arruinó a más de 305.000 familias, Ana Patricia Botín controlará, en parte, las finanzas del PSOE y, por consiguiente, al propio Partido Socialista, un hecho que han intentado evitar en Ferraz desde hace años. Alfonso Guerra no podía ni ver a Emilio Botín pero el PSOE podría caer en manos de su hija.
Con sus estrategias que se salen de la más mínima ética exigida a una entidad bancaria, el Santander logrará controlar España y hará del país su cortijo donde, cual dictador o terrateniente, manejará a su antojo.