Siempre que voy a Almería, me paso a saludar a mi ilustre amigo, Don Nicolás Salmerón y Alonso, presidente de la primera república española, ( Alhama de Almería; 1837 – 1908 ).
Y charlamos, cómo no, de la apremiante necesidad de proclamar la III república, frente al temible retroceso en derechos y libertades, que estamos padeciendo en nuestra bobalicona y desfalcada españita actual, de volver a difundir el pensamiento ilustrado, humanista y progresista, y de reforzar el estado aconfesional, ya que en el apartado 3 de nuestra constitución, especifica que, el gobierno cooperará con la iglesia, lo cual mantiene privilegios y trato de favor con esta reaccionaria y oscurantista secta.
Hablamos también del valor de la libertad de expresión, la enseñanza, la cultura, y la educación, como elementos capaces de transformar a los pueblos, y de acabar con la ignorancia que mantiene en el poder a fascistas, corruptos y ladrones.
Opinamos que una nación moderna, no necesita una costosa, obsoleta y rancia monarquía, heredera del franquismo, donde se cobijan todas las barreras y yugos que impiden nuestro desarrollo como país, y como individuos, creativos, autónomos y librepensadores.
Estuvimos conformes en la necesidad de defender los derechos de las personas más pobres, los niños y los dependientes, coincidiendo en que la historia se repite, y no debemos bajar jamás la guardia frente al fascismo y la intolerancia. En una tierra que debe ser incluyente y no excluyente, con la inmigración y los refugiados, siendo una sociedad plurinacional, capaz de decidir su independencia, mediante referéndum democráticos, y no enfrentarnos a todos, como siempre, con la puñetera unidad nacional.
Me contó, que dimitió como presidente del gobierno por negarse a firmar tres penas de muerte, y que fue discípulo de Julián Sanz del Río, que lo introdujo en la corriente del Krausismo, y me habló de su amistad personal con Giner de los Ríos, fundador de la “Institución Libre de Enseñanza”, que tanto bien hacía, con aquellos maestros republicanos, que llevaban una cultura progresista hasta el pueblo más perdido dentro de nuestras fronteras.
Estuvimos recordando los dones republicanos, con una educación laica en la naturaleza, fomentando valores en ecología, tolerancia y libertad, en una España, humanista, ilustrada y critica, de la que mamaron filósofos liberales como Ortega y Gasset, o verdaderos socialistas como, Julián Besteiro, Fernando de los Ríos o Indalecio Prieto.
¡SOCIALISTA A FUER DE LIBERAL!
Yo le conté que aquel pasado con tanta luz, postulador de una nueva ilustración, se apagó definitivamente con el golpe de estado a la segunda república en 1936, y su terrible genocidio, el mayor del mundo, solo superado por Camboya.
Estuvimos de acuerdo en que, entre los cientos de miles de victimas republicanas, la mayoría eran mujeres y hombres de convicciones e ideales, intelectuales, progresistas, artistas y poetas, y que no eran personas de armas, sino los mejores seres humanos que había dado este país, por eso los asesinaron. No entendemos como los gobernantes actuales son tan obtusos y miserables de no condenar el golpe de estado y el franquismo, y carecen de humanidad y vergüenza, al no ayudar a los familiares de las victimas a dar digna sepultura a los suyos.
Nos despedimos pensando que la socialdemocracia es un agente camuflado del capital, y que esta sucia democracia, edificada sobre miles de fosas comunes, sin ubicación, ni nombres., no es democracia, ni tiene futuro.