Resulta sorprendente en muchas ocasiones escuchar o leer las declaraciones de los portavoces de Ciudadanos, da igual el lugar porque siguen un patrón fijo, porque llevan a preguntarse si realmente se escuchan mientras hablan, o si luego prestan atención a lo dicho. La respuesta habitual es que no, ni se escuchan, ni se leen porque de hacerlo pensaríamos que sus declaraciones son un constante intento de tomar el pelo a la ciudadanía. Algo que, parece ser, comienzan a pensar muchos españoles de esos que ve Rivera por la calle. En esta ocasión ha sido el portavoz parlamentario en Andalucía, Sergio Romero, quien ha intentado explicar algo que no acaba de cuadrar. Una Oficina que parece más de la Santa Inquisición.
Romero ha expresado en la rueda de prensa semanal que la propuesta de Ciudadanos sobre la creación de una Oficina Anticorrupción “no costará ni un euro más a los andaluces, a diferencia de los chiringuitos del PSOE, y estará formada por profesionales de dilatada experiencia”. Bien. Analicemos la frase para encontrar el engaño. Si crean una Oficina nueva algún euro gastarán, aunque sea en dos o tres plaquitas para poner en un despacho. Por tanto miente nada más comenzar. Supongamos que lo que quiere decir es que no va a ser como un “chiringuito” del gobierno anterior. Nadie piensa que esa oficina va a ser un chiringuito, si acaso una especie de oficina de la Inquisición contra la oposición pero poco más. Si a eso le añadimos la otra parte de la frase, porque es una conjunción copulativa, no costará dinero “y” tendrá profesionales se comprueba dónde está la trampa. Si son buenos profesionales deberán ganar un buen dinero. Más si cabe si son reclutados del exterior de la administración. Por tanto sí parece que vaya a haber un gasto extra, incluso si fuesen funcionarios habría que pagarles distintos pluses que antes no se gastaban. Mienten por tanto.
Esta declaración entronca con la noticia que avanzábamos hace unos días donde explicábamos que dos amigos de Spiriman iban a trabajar de asesores en los temas anticorrupción. Las palabras de Romero dan a entender que tanto Luis Escribano como Antonio Barreda serían dos de esos profesionales que investigarían los chiringuitos de la Junta. Si antes se afirmaba que la Oficina podría ser más de la Inquisición que de investigación, estos dos nombres son una clara muestra de las intenciones de Ciudadanos, con Juan Marín al frente. Esas dos personas destacaron en su momento por denunciar los chanchullos del PSOE-A, pero hoy en día, como le pasa a Spiriman, es el odio hacia Susana Díaz lo que les mueve. La imparcialidad, requisito necesario para trabajar en la función pública, está ausente en estas personas. También parece que está en las pretensiones de Ciudadanos.
“Le recomiendo al PSOE que se abrigue bien, porque vienen inviernos muy duros para ellos, ya que no vamos a perder ni un segundo con el trabajo que nos han encomendado” o “tenemos una mala noticia para el PSOE y una buenísima para los andaluces: en Ciudadanos nos hemos empeñado en saber qué ha pasado con hasta el último céntimo de euro de los andaluces”, son declaraciones de principios de Romero y su partido. La formación naranja lanza una campaña inquisitorial contra el PSOE-A, paradójicamente cuando la última legislatura gobernaban en amor y compañía, que sólo tiene como intención enfangar el sistema político andaluz. Algo así han estado intentando en Madrid, pero Cifuentes, primero, y Garrido, después, fueron atrevidos y llevaron al juzgado lo que habían encontrado. Saber en qué se ha gastado el dinero lo suele hacer el ministerio de Hacienda y el Tribunal de Cuentas, por lo que investigar más allá de esos organismos independientes sólo puede tener un motivo político e inquisitorial.
Atenazados por el miedo a que el trifachito les pueda penalizar en el voto en las siguientes contiendas electorales, Ciudadanos lanza esta Oficina de la Inquisición para intentar sacar rédito electoral partidista. Que exista una Oficina de lucha contra la corrupción es bueno y necesario, pero de corrupción por venir, esto es, la que pudiese generar el trifachito en el gobierno andaluz. Lo de atrás es trabajo no de una oficina de nueva creación sino de los tribunales de Justicia, en los casos ya abiertos, como Faffe, o de los mecanismos fiscalizadores de la administración del Estado. Porque respecto a Faffe y el dinero gastado en prostíbulos, al estar sub judice, poco más podrían decir desde Ciudadanos. Aunque se quieran conocer los nombres de aquellos que acudían a los prostíbulos pagado con el dinero de todos (aunque no lleguen a los “volquetes de putas” del PP), la ley no lo permitiría por la protección de datos y las pesquisas del Juzgado. Ya se pidió en estas mismas páginas conocer los nombres, pero no ha habido suerte ni parece que la vaya a haber por lo expresado. Además, que es un caso antiguo y que no afectaría a Díaz por lo que sólo serviría para remover porquerías.
Eso sí, como se pidió en estas mismas páginas, podemos preguntar al señor Romero ¿van a investigar la trama de corrupción almeriense del caso Amat (2.000 millones de euros despistados)? ¿Les parece más grave 15.000 euros que dos mil millones? ¿Van a investigar el caso que afecta a sus concejales en el Ayuntamiento de Almería? ¿van a investigar el desvíos de fondos de la Diputación de Huelva para pagar la sede de Ciudadanos? Porque el señor Romero sólo habla de corrupción señalando al PSOE y a los chiringuitos, que los hay pero para desgracia de Ciudadanos y el PP son legales. Es más, todos esos chiringuitos serán asaltados rápidamente, mediante la creación de una SEPI andaluza que los oculte, por los amigos y amigas del trifachito. Por desgracia para los andaluces y andaluzas, Ciudadanos sólo quiere una Oficina inquisitorial, que además sí costará euros. Claro que en Ciudadanos han propuesto la “lapidación” como castigo no hace mucho.