Desde el ministerio de Interior no se querían politizar los atentados sufridos en Cataluña, pero la clase política española y las especiales circunstancias por las que pasa la región catalana han hecho que todo salte por los aires. Frente a algo tan terrible como un atentado terrorista, cuya función es atacar a la base misma de la constitución del Estado, la seguridad, los distintos cuerpos policiales han comenzado a enviar comunicados e informaciones hacia los medios de comunicación intentando quitarse la culpa de encima. Se produce un espectáculo lamentable cuando aún los muertos están calientes por motivos políticos realmente.
AUGC ha lanzado un comunicado donde afirman que “si se hubiera investigado bien esa primera explosión se debería haber llegado a la conclusión de la preparación de un atentado terrorista”. El SUP de la Policía Nacional se ha sumado a los guardias civiles para emitir un comunicado donde denuncian el aislamiento de ambos cuerpos en la gestión del atentado y estiman que se ha puesto en riesgo la seguridad ciudadana por una “cuestión política”. Además, señalan que los Mossos d’Esquadra desconocían que el imán de Ripoll “era discípulo de uno de los principales detenidos por en la operación de la Policía Nacional contra el terrorismo yihadista Chacal I en el año 2007”. Un intento, como se ve de echar las culpas a los demás.
¿De verdad con una explosión a las once de la noche se podría haber evitado el atentado del día siguiente? Salvo que sean agentes del CSI televisivo, cualquiera que haya trabajado al lado de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado conoce la meticulosidad con la que tratan estas zonas de investigación y lo que se tarda en determinar ciertas cosas. ¿Habrían sabido que se trataba de una célula terrorista? Sí. Pero de ahí a determinar qué personas y qué intenciones había, y más cuando los atentados de Barcelona fueron una opción alternativa tomada deprisa y corriendo, existe un largo trecho.
Como ya se informó en estas mismas páginas, lo que realmente preocupa y mucho a los cuerpos de seguridad es la quiebra de los propios sistemas de información que tiene el Estado español. Les preocupa cómo es posible que una célula (o dos, algo que no es descartable) tan grande, mucho más de lo habitual, ha podido pasar desapercibida durante tanto tiempo. Juan Ignacio Zoido ha manifestado que ni a la Policía Nacional, ni a la Guardia Civil se les informó de las sospechas que tenía el gobierno belga sobre el imán Abdelbaki es Satty, a quien consideran el cerebro de la operación. Desde los Mossos d’Esquadra también se ha negado que llegase esa información a sus servicios. ¿A quién le dieron la información por tanto?
El papel del CNI y la vicepresidenta del Gobierno
A nadie ha extrañado la excesiva presencia de la vicepresidenta del Gobierno durante todos los actos a los que ha acudido Mariano Rajoy posteriormente a los atentados. Tanto en la reunión de seguridad Generalitat-Gobierno, como en el minuto de silencio de la Plaza de Cataluña, ha acudido presta Soraya Sáenz de Santamaría. Es por todos conocidos que le gusta más una foto en actos de calibre que a un niño una videoconsola, pero en esta ocasión, al menos para la reunión, la presencia estaba más que justificada. Sáenz de Santamaría es la jefa de los espías españoles, del Centro nacional de Inteligencia. Desde que desapareció el Ministerio de la Presidencia, esas funciones se han trasladado a la vicepresidenta del Gobierno, así como las cuestiones territoriales.
Debía estar en la reunión, cuestión bien distinta es que llegase a aportar algo. En esos momentos, salvo compartir información, el CNI poco o nada pintaba allí. Hubiese tenido incluso más sentido que también estuviese María Dolores Cospedal como ministra de Defensa, pues se planteaba la militarización de algunos aspectos de seguridad nacional. Pero allí acudió a dejarse ver. Tras su fracaso en el diálogo con los independentistas, que para eso se abrió una oficina en Barcelona, debía asistir a verse con Carles Puigdemont y demás miembros del gobierno catalán. Pero pasados esos momentos de foto, ya no se ha hablado más de la vicepresidenta. Cae de nuevo el velo informativo sobre su figura, no vaya a ser que resulte salpicada y el CIS, que depende de ella también, no la pueda “arreglar” ser la más valorada del Gobierno.
Y es curioso que nada se haya dicho del papel de los servicios de información españoles. Igual se encuentran espiando a los “enemigos” internos de la vicepresidenta en el PP, o los miembros de la oposición, algo que no sorprendería de un gobierno del Partido Popular. El caso es que el CNI no es nombrado en ningún momento hablando como se está de un ¡atentado terrorista! El control ejercido por la vicepresidenta en muchos de los medios de comunicación españoles ¿es el causante de ese apagón informativo?
El gobierno belga ha sido claro al afirmar que enviaron información sobre el imán Es Satty y también que “hablaron con los servicios de inteligencia”. El CNI, si es que puede ponerse algún tipo de responsabilidad en este atentado, tiene una responsabilidad enorme. Son los que controlan la información general y quienes comparten la información con otros servicios secretos. Tiene mayor capacidad operativa, en algunas ocasiones, que Policía Nacional, Guardia Civil o policías autonómicas y, esto es importante, tienen libertad de operación en todo el territorio español. “¿Qué información tiene el CNI relativa a todo lo que ha pasado es Barcelona?” es una pregunta clave que ningún analista, ni vocero público está realizando.
Sin necesidad de buscar culpables, no es posible que al servicio de espionaje español se le haya pasado una célula con numerosos integrantes, con viajes al extranjero a lugares críticos del yihadismo (Bélgica o Marruecos), que ninguna información de los servicios secretos de otros países les haya llegado cuando ahora se va descubriendo por los medios de comunicación la información. Es extraño que nadie achaque a quienes de verdad deben velar por la seguridad integral de España fallo alguno de coordinación o información. ¿Existe un velo de la ignorancia sobre lo que toca Sáenz de Santamaría por su ansia de suceder, si es que algún día ocurre, a Rajoy?
Hasta llegar al problema con los TEDAX de los Mossos hay mucha información cruzada, muchos hilos de los que haber tirado, muchos imanes investigados y detenidos por los cuerpos de seguridad del Estado (incluyendo Cataluña), muchos correos y mensajes que deberían haber salido de la cárcel donde se radicalizó el imán, o desde los puestos de transmisión de información del Estado Islámico. Una célula no se crea, y esto se han cansado de repetirlo los estudiosos del fenómeno terrorista, de la noche a la mañana y sin consentimiento de los responsables máximos de la cúpula terrorista. Cuestión distinta es que se utilicen artefactos de bajo coste, ya que las fuentes de financiación del DAESH han sido duramente castigadas últimamente, pero la información circula. Y esa información debería ser captada por los servicios generales de inteligencia de España, esto es, el CNI.