En cuanto llega el final de la campaña comienzan a escasear las noticias deportivas que más venden. Sí, las futbolísticas. Al final tanto Marca, As o Mundo Deportivo, como otros similares allende de las fronteras patrias, necesitan visitas para que las aportaciones de las empresas publicitarias no bajen. Hay que añadir que es una época propicia para aumentar la cuota de lectores pues hay más tiempo libre y las personas pueden ser captadas con mayor facilidad que en otros momentos de la temporada. Salvo el día mismo y el posterior a que jueguen los del duopolio (y el resto de equipos, obviamente), el resto es un más de lo mismo que capta poco. Pero el verano es el tiempo propicio para “exclusivas”, “rumores”, “fichajes” y demás zarandajas con las que conseguir un aumento de las visitas, ergo, de los ingresos por publicidad.
Este año, con unas arcas completamente vacías en los clubes de fútbol, aumenta el riesgo de venta de humo. Algo que siempre ha existido pero que este año se duplica porque, en realidad, no hay dinero en movimiento y sí mucho interés en trueques a la espera de que alguno de los clubes-Estado afloje la pasta. Esto aumenta el riesgo de humo, pero no impide que las estrategias mediáticas y de los distintos representantes sigan siendo similares a las de otros años. Y eso es lo que se pretende explicar.
Filtrar el fichaje para elevar el precio.
Un mecanismo que permite a los periodistas poder dar la noticia de un fichaje es la filtración por parte del club vendedor a fin de que el precio de venta sea más elevado. En estos casos se filtra que un equipo, si es de los más ricos mejor, está interesado en el jugador por el que han ofrecido, por ejemplo, 20 millones, pero la directiva no piensa bajar de 40 millones al contado. La noticia se filtra a un periodista de cierto prestigio para darle credibilidad y que cause el efecto deseado.
Algo así ha podido ocurrir con el fichaje de Rodrigo de Paul por el Atlético de Madrid que, según cuentan, podría ser cerrado por unos 35 millones de euros y que ha sido, casi, una petición del propio futbolista. En estos casos que salgan declaraciones, reales o no, del jugador diciendo que se quiere ir siempre es bueno para la directiva vendedora y una forma de vender el fichaje a la afición que le recibirá. También hay que confirmar el fichaje, como ha pasado con el citado, que algunos lo daban por hecho y los pocos que han ido a preguntar al equipo rojiblanco han podido saber que está Miguel Ángel Gil buscando en el bolso de su madre a ver si hay algún fajo de billetes de aquellos con los que fardaba el padre para pagar el traspaso.
Filtrar que hay equipos interesados para vender a quien no quieres.
Otra fórmula en la que están implicadas las directivas de los clubes es filtrar que varios equipos han llamado preguntando por la situación de este o aquel jugador del que se quieren desprender. Con ello pretenden activar el interés de otros clubes, presionar al representante y al jugador para que busquen irse y no desvalorizan la mercancía a vender. No es igual que decir que quieren quitarse de encima a Isco o a Umtiti bajando su precio. No, lo que quieren es que no pierda valor.
A ello se pueden sumar campañas de desprestigio del jugador filtrando noticias, verdaderas o falsas, que le dejen mal con la afición y así la venta sea mejor aceptada. En algún caso no hace falta porque la afición lleva incluso años pidiendo que lo saquen de la plantilla. Para esto no es necesario contactar con un periodista que tenga fama de riguroso, sino que es mercancía para pelotas, profesionales a los que contentar y columnistas que pasan hambre porque hace mucho tiempo que olvidaron el oficio y no salen de la redacción.
El problema con este tipo de filtraciones es que, en algunos casos, se deja a la imaginación del amanuense el equipo que ha ofertado. En Gran Bretaña e Italia tienen mucha imaginación para eso y así salen noticias que acaban siendo puro humo. Está bien que para consumo interno vendan esas motos, todos tienen que comer, pero el problema es cuando los medios foráneos, cuyo equipo inventado puede estar implicado, copian sin ni siquiera comprobar la veracidad. Algo van aprendiendo y algunas veces escriben que dicen en “Inglaterra que…”. Pero han sido años de copiar y pegar bulos.
Representantes filtrando noticias para presionar o aumentar valor.
Otras noticias sobre fichajes son las que filtran los representantes. Aquí aumenta y mucho la cantidad de humo que se vende, pues al ser el propio representante, una fuente directa, se creen a pies juntillas lo que no es más que pretensiones de aumento de valor o mecanismos de presión. Presión para que le dejen salir a otro equipo (que no suele coincidir con el de la filtración) o para un aumento de salario con la correspondiente comisión para el representante. Son típicas las filtraciones de “en un equipo de la Premier le ofrecen el doble” y cosas por el estilo cuando quieren aumentar el salario.
Según sea de más o menos categoría el representado y el representante, el periodista elegido para la filtración será más o menos prestigioso o de fiar. O trabaja en un medio con más audiencia o menos. Luego están los comodines y correveidiles a los que filtran noticias para tantear a la directiva o para aumentar el valor del jugador de cara a una posible venta. En algunos casos incluso vacilan a estos “enterados” y les cuentan cualquier milonga que les venga bien.
Mendes, por ejemplo, filtraría que a alguno de los cientos de jugadores que lleva lo quiere un equipo medio de España para colocarlo en un equipo de Italia: “Oye, que ha salido que lo quiere el Betis, pero te lo dejo a ti más barato porque siempre me has tratado bien y además el Rio Ave estaría encantado con una oferta por 12 millones”. ¡Clink, clink, caja!
Fuentes “muy sólidas”.
Luego están los que tienen fuentes muy sólidas dentro del club. O lo que es lo mismo, el administrativo de las categorías inferiores, el jardinero del campo, el electricista o alguien de ese rango. Así, estos periodistas preguntan e invitan a algo a estas gentes (incluso, a veces, son amigos) para que les cuenten si han escuchado algún rumor. Y pasa lo que pasa. Que a final de quincena o mes –fíjense bien las fechas de las noticias en Gran Bretaña-, si necesitan un apoyo para cubrir gastos o para cervezas son capaces de decir que el Manchester United quiere cambiar a De Gea por Oblak. Entre efluvios de cerveza al periodista hasta le puede parecer razonable. También están esos personajes que quieren fardar de saber lo que pasa dentro del club y venden motos a quienes les quieren escuchar, sean periodistas o sean colegas que tienen una tertulia o un twitter de rumores. Aquí es donde se producen los mayores inventos. Lo curioso es que acaban llegando a la prensa seria porque, al fin y al cabo, hay que conseguir visitas, oyentes y espectadores al cualquier precio. Y en esta época hay que aprovechar que hay más ganas de movimientos.
Los que escriben casi al dictado de las directivas.
Estos son los elegidos de la profesión. No quiere decir que sean los mejores profesionales, sino que son los que viven de estar al servicio de cada equipo y por ello son recompensados con exclusivas, o son alentados a que escriban en la dirección que desea el máximo responsable. Cualquier fichaje es vendido como la reencarnación de Maradona, cualquier canterano es mejor que el 90% de los jugadores consagrados y todo gracias a la directiva. Pongamos de ejemplo un caso como el de Mbappé.
El Real Madrid jamás se ha puesto en contacto con el PSG para preguntar si hay alguna posibilidad, si hay algún precio o si se lo venden por 200 millones. Pero llevan vendiendo que llegará este verano desde hace tres años. Es cierto que la táctica de Florentino Pérez es siempre que el jugador se rebele contra el club y pida que le dejen salir, pero eso valía cuando iba con el fajo de billetes. Ahora que no tiene dinero es más complicado. Por eso necesita que desde los medios vendan que si hay un guiño, que si el jugador le dirá al jeque que se quiere ir, que si los qataríes son idiotas porque si no es este año no cobrarán nada, que si #FreeMbappé y demás mentiras o medias verdades. La realidad es que el equipo comprador ni ha preguntado por precio, ni puede pagar al jugador lo que cobra actualmente. Tres años vendiendo la burra sin sacar la chequera aunque sea para fardar.
Todos los periodistas preguntan a sus fuentes en estas épocas para ver si les dan “argo” que llevarse a la boca. Pero tampoco las fuentes son tantas, mientras que los periodistas sí son cientos. Se produce un cuello de botella. Imaginen a Andrea Berta los cientos de mensajes que puede recibir de periodistas pidiéndole que les filtre algo. Llegará un momento en que hastiado les filtre que ha ido a ver jugar a Attila o Joni Kauko para que le dejen en paz. No miente, porque nada dice de fichar, pero se quita al pelma durante dos semanas. Así pasa con otras personas de las distintas directivas. Cuando se va a comprar no interesa que se sepa para no encarecer los precios por lo que no lo van a contar, por muchas medallas que se quieran poner. Salvo en el caso del Real Madrid cuya prensa se ha inventado tantos intereses y fichajes que, por probabilidad, igual algún día fichan a alguno que vaticinaron. Menos a Haaland.