Andrés Perelló, nació en Buñol, provincia de Valencia. Es abogado en ejercicio y experto en Derecho Penal. En política ha formado parte del Comité Federal del PSOE y de la Ejecutiva del PSPV, además de haber sido alcalde de su pueblo durante una legislatura, diputado en las Cortes Valencianas durante 24 años y senador desde 2007 a 2009, fecha en que se convirtió en Eurodiputado. Colaborador en diferentes medios de comunicación escritos y audiovisuales. Además, ha publicado la novela La Conjura de los Caracoles.
El PSOE que salió del 39 Congreso, ¿va a dar ya el paso definitivo para luchar en favor la laicidad absoluta del Estado?
El compromiso de Laicidad del Estado sale de las resoluciones recientemente aprobadas en nuestro 39 Congreso Federal. Y, en la medida que ha sido aprobado, se procederá a dar cumplimiento a ello con la gradualidad e idoneidad que un asunto de esta envergadura requiere
La Constitución habla de «aconfesionalidad» del Estado, ¿cómo se entiende esto con los privilegios que mantiene la Iglesia Católica?
La propia Constitución establece la aconfesionalidad del Estado, así es. Si bien es cierto que la aplicación de este precepto ha sido más que atenuada desde que entró en vigor la Constitución, lo que ha dado lugar a comportamientos poco acordes con ese precepto por parte de distintas autoridades. Indudablemente esa relajación ha jugado a favor de la Iglesia Católica y la perdurabilidad en el tiempo de unos privilegios que no se dan en ningún otro país de Europa.
Las negociaciones del Concordato se cerraron antes de que los españoles votaran en el referéndum de la Constitución, ¿ha llegado el momento de que el PSOE se posicione claramente en la retirada o denuncia del Concordato?
En ese 39 Congreso, como en otros, todo hay que decirlo, el PSOE se ha posicionado por la denuncia del Concordato. Es un acuerdo anacrónico y sin precedente en Europa. En tiempo y forma se formulará esa propuesta de denuncia para que el Gobierno de España la lleve a efecto. De negarse, lo hará el PSOE tan pronto como llegue de nuevo al Gobierno.
Los privilegios que mantiene la Iglesia Católica gracias al Concordato ¿son contrarios a la propia libertad religiosa de cualquier democracia?
Son sobre todo improcedentes en un Estado aconfesional constitucionalmente. Y en lo referido a los privilegios de orden económico ha sido la propia Justicia Europea la que ha llamado la atención sobre la desigualdad de esos privilegios y el fraude de ley que suponen.
La vigencia del Concordato, ¿debilita la credibilidad de nuestro sistema democrático?
El sistema democrático es creíble por otros elementos de mayor envergadura, pero no es menos cierto que el mantenimiento de un Concordato de esas características en pleno siglo XXI evidencia cierta debilidad del sistema en lo que a igualdad religiosa se refiere.
En educación vemos cómo instituciones religiosas con colegios concertados obligan a los alumnos a participar en ceremonias o mantienen simbología religiosa en las aulas, ¿esto no va en contra de, precisamente, la libertad religiosa?
Sin duda, si un colegio es concertado tiene que estar a lo establecido en los conciertos y, con independencia de su ideario, ha de garantizar la libertad religiosa de los alumnos. Si se quiere educar adoctrinando cabe la posibilidad de no concertar y funcionar como colegio estrictamente privado.
Respecto a la presencia de capillas católicas en centros o edificios oficiales, ¿no es contrario al propio espíritu constitucional de igualdad de los ciudadanos españoles?
Los edificios oficiales deben ser modelo de la aconfesionalidad que establece nuestra Constitución, y no promover manifestaciones religiosas ni espacios dedicados a tales fines. La Iglesia tiene capacidad e infraestructura suficiente para ponerlos a disposición de los creyentes.
¿Desaparecerá alguna vez la asignatura de religión católica de los colegios españoles?
Para entender el mundo y su historia es necesario conocer el papel de las religiones a través de los tiempos. Por ello una asignatura de Historia de las Religiones puede aportar elementos para la comprensión de la Historia sin ninguna duda. Otra cosa es que exista una asignatura dedicada a una religión en concreto. Lo que a todas luces va contra el espíritu de libertad religiosa que contiene nuestra Constitución.