El hongo provoca una enfermedad que penetra en los tejidos de la planta a través de las heridas causando enormes pérdidas en los cultivos de limonero de los países de la cuenca mediterránea en los que está presente, tanto en calidad como en cantidad hasta la muerte progresiva de la planta. Actualmente se encuentra presente en Asia, Europa y África.
La principal vía de dispersión de la enfermedad es a través del material vegetal sensible infectado por lo que para evitar la entrada de la enfermedad se debe vigilar que el material vegetal posea el correspondiente pasaporte fitosanitario.
Para luchar contra la introducción de esta plaga en nuestro país, se ha diseñado un programa público denominado Plan Nacional de Contingencia de Plenodomus tracheiphilus que incluye un protocolo de prospecciones para su detección precoz y un programa de erradicación que recoge las medidas que deben adoptarse en caso de que aparezca.
En 2015 ya se confirmó la presencia de la enfermedad en la provincia de Málaga como primera detección en el territorio nacional, lo que motivó la adopción de las medidas fitosanitarias obligatorias para la erradicación del organismo nocivo y evitar su dispersión al resto del territorio de la Comunidad Autónoma.
Medidas de control
Las ramas y tallos infectados deben de podarse, sacarse de la plantación y destruirse inmediatamente, para prevenir la infección en árboles sanos próximos. También los chupones y renuevos de árboles afectados han de eliminarse, ya que al ser infectados trasladan la infección a las partes más bajas del árbol.
Desinfección de útiles, maquinaria agrícola y herramientas de trabajo para evitar la expansión de la infección. Se puede realizar introduciendo estos en cualquier desinfectante líquido como lejía domestica al 10% o alcohol al 75%, durante unos 5 minutos. Las soluciones para desinfección se renovarán al menos dos veces durante la jornada de trabajo, para evitar pérdida de concentración y de eficacia.
Evitar que el calzado utilizado en las parcelas de cítricos infectadas sea usado en parcelas no afectadas, salvo que se proceda a una limpieza y desinfección adecuada.
Las barreras cortavientos y las mallas antigranizo reducen los daños y los riesgos de infección, lo mismo que el laboreo, al disminuir el número de raíces próximas a la superficie del suelo, lugar donde el inóculo es más abundante.
Control químico
Las pulverizaciones intermitentes desde el otoño a la primavera sobre la cubierta vegetal con fungicidas compuestos por sales cúpricas o mancozeb, pueden proteger a los árboles de la infección.
Es obligatorio, comunicar al Servicio de Sanidad Vegetal de la Dirección General de la Producción Agrícola y Ganadera, toda aparición de los síntomas de la enfermedad anteriormente descrita.
En caso de observar síntomas sospechosos de la enfermedad acudir inmediatamente a un Laboratorio de Producción y Sanidad vegetal.