El paro registrado ha vuelto a experimentar un descenso. En este caso en 26.887 personas, un dato mucho peor que el de julio de 2016. Nada nuevo. Estamos en verano y en un país que basa su economía en el turismo el volumen de contratación sube. Sin embargo, ¿en qué condiciones? En lo referente al empleo no es la cantidad lo que importa, sino la calidad del que se genera y, en ese sentido, la Reforma Laboral ha permitido que los empresarios mantengan o incrementen su ratio de beneficios a costa de la explotación laboral y salarial de la clase obrera.
La realidad del mercado de trabajo español es la que es y tiene un nombre: precariado que ha creado una dinámica de creación de empleo cuantitativo y de depauperización en lo referido al aspecto cualitativo. Vemos cómo los sectores en que más empleo se crea es el sociosanitario a causa de los contratos de relevo (temporales) y en el sector servicios (hostelería), precisamente el sector en que más explotación laboral se produce.
El volumen salarial de España respecto a la situación existente hace 10 años. Con lo que en el año 2006 o 2007 se consideraba un salario bajo, los famosos mileuristas, en la actualidad se crean dos o tres puestos de trabajo. También vemos cómo, mientras los salarios de la clase obrera se han reducido drásticamente, los de los consejeros y altos directivos se han incrementado en un 60%. Esta es la razón por la que la masa total española se sitúa ya en niveles de hace diez años. No hay una recuperación de los salarios, hay un incremento de la desigualdad.
El dato que demuestra cómo el precariado se ha instalado en nuestro mercado laboral vuelve a ser el de la contratación. En el mes de julio se han firmado un total de 1.928.639 contratos, es decir que son necesarios 71,73 para crear un puesto de trabajo neto. Sólo 151.998 han sido indefinidos (un 10% menos que en 2016), es decir, sólo un 7,8% de los contratos, por lo que los temporales suponen un 92,2% (1.776.641). De estos contratos temporales 1,6 millones se reparten entre los de obra y servicio (708.334) y el eventual por circunstancia de la producción (896.876). La primera modalidad demuestra que son los contratos firmados para la campaña de verano en hostelería, sanidad o comercio (turismo, contratos de relevo y rebajas) con lo cual tienen una caducidad que no va más allá de finales del mes de septiembre. Respecto a la segunda, que sea la modalidad donde más contratos se firmaron es la prueba más clara de que el empleo de este país está basado en el precariado puesto que este tipo de contrato es el que engloba los periodos de trabajo inferiores a una semana, incluso de días o de horas.
El paro baja en España, pero a costa de la explotación, de la temporalidad, de los salarios tercermundistas y del precariado. Nada que celebrar.