El 2-D en Andalucía resultó un crochet directo a la mandíbula de Sánchez y el socialismo y sin apenas pausa para reponerse le venía otra situación compleja, la convocatoria sorprendente de una reunión del Consejo de Ministros el 21-D en Barcelona, en medio de una Catalunya convulsionada.

La reacción inmediata de los sectores más radicales del independentismo, acabó transformando lo que parecía un acierto como medida de distensión con Catalunya en un peligro para todo el Estado. ¿Error de cálculo o bisoñez política?

Al Presidente le llovieron las críticas desde uno y otro sector. El PP, Cs y VOX oliendo sangre de lo que o bien podría parecer una “bajada de pantalones”, o una confrontación violenta de orden público. Pasara lo que pasara se relamían ante el rédito electoral que les podía reportar.

Ante ese peligro el sector más sensato del socialismo y del independentismo, de ERC y parte del PDeCAT, se pusieron en comunicación de manera discreta para intentar minimizar los daños.

A veces en política una situación adversa inteligentemente trabajada se puede convertir en justo lo contrario. Así el peligroso anuncio sin haber sido cocinado de reunión entre Sánchez y Torra, ha podido ser amortiguado concretándose la tarde del jueves gracias a las gestiones de Junqueras a través del vicepresidente de la Generalitat Pere Aragonés, o de una Artadi reconvertida al bando sensato. Esa imagen distendida de Sánchez y Torra significa mucho de cara al futuro.

Al mismo tiempo justo a tiempo, el llamamiento de ex presidentes de la Generalitat y ex presidentes del Parlament han conseguido desactivar una peligrosa bomba,  como era la huelga de hambre de 4 de los políticos presos suspendida a las pocas horas. La cocina estaba dando sus frutos

Sánchez volvía a tener suerte y de nuevo le salvaba la campana. Nadie apostaba hace una semana que saldría vivo de esta, pero lo ha conseguido. Aunque debe ir sacando conclusiones. En ese vaivén constante en el que parece sumido, debe optar de manera definitiva por una dirección clara y definitiva. Con valentía, audacia, imaginación y generosidad, al igual que fue capaz de hacer Zapatero con el denominado “conflicto vasco”.

Leer con atención la última entrevista del ex Presidente le puede indicar esa senda. El conflicto catalán no se resuelve con fórmulas a lo Casado, Abascal, o Rivera, tampoco con el sistema Rajoy.

Sólo será posible aceptando que existe un 80 % de su población que se manifiesta a favor del derecho a decidir, que los políticos presos salgan a la calle y tengan la menor sentencia posible en el próximo juicio al Proces.

Si añadimos un nuevo acuerdo sobre fiscalidad y una mayor comunicación entre los gobiernos podremos buscar puntos de encuentro. También trabajando a largo plazo para que este país se convierta en un Estado Federal Plurinacional, una nación de naciones.

El mundo independentista por su parte debe flexibilizar sus inamovibles posturas actuales, entendiendo que la vía unilateral les conduce al desastre. La alternativa si ayudan a hacer fracasar el proyecto de Sánchez ya saben cuál es, 155 a la mañana, tarde, noche y hasta de madrugada. Dureza máxima, ataque al Estado de las Autonomías, más liberalismo en el mercado de trabajo, o la vivienda y políticas regresivas en lo social o derechos civiles.

Estos dos días han estado llenos de imágenes y gestos positivos, el cese de la huelga de hambre de los 4 políticos presos, la reunión Sánchez-Torra, la foto de ambos con sus ministros y consellers Calvo, Batet, Artadi y Aragonés.

También la aprobación en ese Consejo de Ministros que el aeropuerto de Barcelona se denomine a partir de ahora Josep Tarradellas, la suspensión del juicio a Companys. Por último y quizás el más importante el voto de los independentistas catalanes al techo de gasto abriendo la puerta a la aprobación de los presupuestos.

El peligro había pasado, hubo movilización pero mínima, incidentes pero asumibles con una participación sensiblemente inferior a la prevista. La inmensa mayoría del independentismo ha roto con los sectores radicales.

Así la decepción del 2-D se transformaba a la hora de escribir este artículo en la esperanza del 21-D. Se abre una nueva etapa ilusionante.

Se habla mucho de la necesidad de abrir una II Transición. La primera nos dejó sin solucionar las tensiones centro-periferia, quizás si somos capaces de resolverlas con aquel espíritu podamos abrir de nuevo con éxito este nuevo periodo.

En estos momentos es cuando se demuestran los verdaderos estadistas. ¿Estarán dispuestos a asumir ese papel los Sánchez, Iglesias, Junqueras, Navarro, Artadi y compañía?

Veremos……….

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