Si leyeron ayer los medios deportivos habituales; si vieron los programas televisivos que hay; o si escucharon las radios deportivas se percatarían sobre la inexistencia de fracaso en la operación Mbappé –algo así como una de esas antiguas películas de Kirk Douglas– y la declaración de guerra al emirato de Qatar. Se pasó de 230.000 artículos y mil minutos de radio y televisión a contar los pormenores, los guiños y los inventos ante la carencia absoluta de información manejada que no viniese filtrada por la casa blanca, como ya se contó ayer, a la nada. Alguna crítica al PSG por ejercer su derecho de defender su propiedad –con lo liberales que se muestran para otras cosas en el madridismo-, pero poco más.
Sin embargo, como ha visto de manera perfecta @loloutlaw en Twitter (abajo tienen el hilo), va saliendo a la palestra un intento de ataque en la línea de flotación del Atlético de Madrid: la unión y la defensa de los valores que han llevado hasta donde está al equipo rojiblanco. Han comenzado, en este caso Manu Carreño, atacando a la idiosincrasia del Atleti como Equipo del pueblo. Raro que no lo haya dicho de la siguiente manera: il iquipi dil pibli. Característico de ciertos estados mentales. Que si ya no se puede calificar a los rojiblancos como tal porque tienen mejor plantilla que Real Madrid y FC Barcelona; que si han fichado como nunca; que si estamos rabiando porque no ha llegado Mbappé y estos de al lado han fichado a un campeón de la Copa América, un ganador de la medalla de Oro en los JJOO y al marido de Erika –este último utilizado también para malmeter contra el Barça-, todo para comenzar una campañita de desprestigio. Pronto comienzan, todo hay que decirlo, y debe ser medida preventiva porque no confían en SU equipo realmente. Raro y decepcionante es que no hayan elevado ya a Camavinga a la altura del balón de oro o del nuevo Beckenbauer.
Molesta el equipo del pueblo por esto mismo ser del pueblo. Si la crítica llegase de un aficionado de Osasuna podría ser comprensible si es que se valora por cuestiones de humildad económica, como hacen Carreño y algunos analistas de la nocturnidad episcopal. Pero es que no se trata de mayor o menor cantidad de dinero, que al final es un determinante en última instancia, sino de elitismo, de clase dominante y el resto de la población mundial. ¿Por qué se quejan de los equipos-Estado o lo que gastan los equipos de la Premier? No por el dinero en sí, sino porque les están desplazando de esa élite continental casi duopolística. La clásica pelea cuando se produce una circulación de las élites. Sin embargo, con el Atleti no valen esos parámetros de elitismo. No compiten con un igual porque no lo consideran así, sino con un equipo que no les ríe las gracias deportivamente. Un candidato que es consciente de su no favoritismo por no manejarse en las estructuras de poder del mundo futbolístico.
Porque lo que hace al Atleti el equipo del pueblo y no de las élites no es su mayor o menor presupuesto o su mejor o peor plantilla, sino el no controlar los mecanismos de poder del fútbol europeo y español. Si los arbitrajes que ha sufrido en las tres primeras jornadas de liga se los hubiesen hecho a los del duopolio hasta la Guardia Civil hubiese entrado en la RFEF, con todos los del CTA detenidos. ¿Recuerdan cuando el ser superior (más conocido entre la parroquia rojiblanca como el viudo con gafas) protestó por el VAR como cambió la cosa? Esos mecanismos institucionales le son casi ajenos al equipo rojiblanco. Tampoco tiene amigos jueces –normal con el currículo de los accionistas mayoritarios-. Tampoco en UEFA le ponen bolas calientes en los sorteos. Y, como es evidentísimo, tiene la misma fuerza en la prensa que la UGT con Franco. Algún periodista se ha cargado Miguel Ángel Gil, pero esa forma de dirigir la opinión, las portadas, los editoriales y tener en “nómina” a los redactores, columnistas y directores es imposible en el Metropolitano. Lo mismo sucede con la prensa catalana y algunos residentes culés en Madrid.
Es en los intersticios de ese poder donde el Atlético de Madrid logra meter la cabeza y vencer en una contienda “peligrosamente preparada” año tras año. ¿Tiene mejor plantilla este año? Por nombres sí, por hombres hay que demostrarlo en el campo. Aunque sorprenden estos lloros del nacionalmadridismo cuando vienen diciendo que tienen al mejor delantero francés, el mejor centro del campo, el mejor extremo joven, a la perla la francesa, a los mejores de todo, en general. Si tienen todo eso y sus jugadores deberían, obligadamente, acudir a la selección (la que sea) ¿cómo es posible que pongan al Atleti como mejor plantilla? ¿Lucidez de un segundo? No. Lobos con piel de cordero, a lo que añadir cortina de humo para tapar el fracaso mbappiano. Como dice Lolo, es todo un intento de atacar a la línea de flotación; destruir la unión de la hinchada, forjada a sangre y fuego la campaña anterior; acabar con los valores que han hecho grande al equipo, ese populismo futbolístico de lucha contra Behemoth y Leviathan como detentadores del poder; reducir a escombro lo que se ha venido construyendo desde que llegó Simeone. Cuando el Atleti no molestaba, era el equipo del pueblo, el pupas y toda la mierda que destruía por dentro la verdadera esencia atlética. Hoy, le temen, no sólo deportivamente, sino socialmente –porque en lo económico siguen muy por encima- y “políticamente”.
Van a lanzar toda la artillería de la que son capaces, que es mucha. Drones radiofónicos. Misiles televisivos. Guerra cultural para desunir a la afición y al vestuario desde los medios escritos. Florenthanos va con todo contra el equipo al que más odia –incluso más que al PSG- y tiene en su mano un amplio abanico de armas de destrucción masiva. Los rojiblancos saben que son el equipo del pueblo, pero además saben que no deben consumir, si gusta la pizza, pues pizza. Para otros hay biberones y palanquitas. Eso sí, habrá que rezar –los creyentes, al menos- por esos periodistas que se fajan en los medios de comunicación defendiendo al Atleti, lo que les va a caer va a ser tremendo. Las hordas de orcos y Uruk-hai ya están listas para acabar con todo lo que sea rojiblanco (hasta a los del Sporting les van a dar), pero hay que tener esperanza y confiar en lo único, que la bolita entre en la portería. Bilardismo, cholismo y mucha paciencia porque van a intentar todo a poco que no cuadren las cuentas.