El COE ya ha salido a fardar de 17 medallas olímpicas, las cuales serían las mismas en cantidad que las conseguidas en Tokio. La realidad es que de oro solo son cuatro. Una en los barquitos, otra en la marcha mixta, otra en los saltos largos de chicos y la última del fútbol masculino. Ya está. Esa es toda la pesca buena. Para los deportistas de plata y bronce será algo para recordar toda su vida, pero del segundo no se acuerda nadie y del tercero aún menos. Por no hablar de los diplomas olímpicos. Todo ello sirve para renovar becas y está muy bien por el esfuerzo de los deportistas, pero no deja de ser un fracaso para un país como España.

Como sucedió durante un tiempo con el baloncesto, en estas olimpiadas el fútbol masculino será el salvador, de cara a los españoles, del evento deportivo. Al final la gente se acordará más del oro futbolístico que de Diego Botín y Florian Trittel (¿saben quiénes son?), o de María Pérez y Álvaro Martín, o de Jordan Díaz Fortún. Primero porque España es muy futbolística y ese peso emotivo vence a la alegría de ver saltar casi 18 metros a un chaval de 23 años. Segundo porque el propio COE se esconderá, otra vez, detrás de esa victoria para no afrontar que la mayoría de medallas han sido por chiripa y en deportes minoritarios para la mayoría de españoles.

El fútbol gana porque se puede practicar con cualquier objeto que ruede. Comprarse una canoa, o un barquito —pese a todos esos que fardan en Facebook o Instagram subidos a uno, que no es suyo— no está al alcance de cualquiera. El atletismo es más popular pero muy minoritario por culpa de las federaciones y la administración pública.

Será la olimpiada en que España ganó el oro en fútbol aunque al no tener jugadores de ese equipo innombrable igual se pasa rápido a otra cosa. Aunque no se lo puedan creer, no hay ningún jugador de ese equipo. Los hay de casi todos los buenos equipos de primera e incluso del PSG, pero de ese no. Y todo porque invierte en la cantera brasileña y francesa y desprecia a la española. El “equipo de España” o el falso “equipo del pueblo” resulta que se fabrica en Brasil y Francia. Mientras tanto Fermín, Cubarsí, o Barrios son producción propia y jugarán en primera división. ¡Qué cosas!

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