Es opinión personal, aunque puede que sea transferible, pero el marido de Erika ha llegado al final de su etapa en el Atlético de Madrid. Una opinión francamente contradictoria con aquellas personas que piensan que todavía puede dar mucho, que parecen ser mayoría, aunque es compartida por niños rata, amargados y otras personas que sí piensan deportivamente. Y es que esto es deportivo, no es que se vaya —con traspaso o sin él, aunque preferiblemente lo primero aunque sea poco— para dejar hueco a uno de esos fichajes que gustan tanto a los que inventan plantillones sin dinero y sin contar con Miguel Ángel Gil.
Algunos muestran los números, que no son malo pero tampoco una maravilla. Catorce goles en tres competiciones, que son dieciséis goles y ocho asistencias en cuarenta y dos partidos, además siendo el segundo jugador con más minutos jugados. Por tanto ha jugado mucho en comparación con otros que tienen números mejores o parecidos. Los números pueden decir mucho pero también esconder otras cuestiones que tienen que ver con el fútbol. Mientras dicen que muestra una calidad inigualable, también es cierto que tiene muchos minutos de aparentar carencias físicas y mostrar desapariciones tipo «zona Pantic». Se nota que el declive es evidente y nadie garantiza que el año que viene sea aún peor. Y no juega con Francia.
Enrique Cerezo ha afirmado que por la SAD no va a ser sino que está todo en manos del jugador, quien supuestamente tiene una oferta de Los Angeles Galaxy. Pues no. Al no salir del Pétalo’s no se puede decir que es el jugador el que decide. Como mucho cabría afirmar que le queda un año de contrato y ya. Porque futbolísticamente, que es lo único que importa, hay que hacer una valoración clara, precisa y fundamentada. Si le dejan decidir solamente al Cholo Simeone igual se lo queda porque le estima como si fuese un hijo. Pero para eso hay gentes que se supone que están en la dirección deportiva y que deben ser los que hagan ver a unos y otros la realidad y lo que realmente necesita el equipo para el año que viene. Y por aquí se entiende que debería salir, salvo que se empeñe en cumplir su contrato. Nada de tener rol secundario, ni esas cosas. O se queda para ser fundamental —algo en lo que no se confía aquí—, o se le deja ir a EEUU.
Un abrazo y dos besos como siempre se ha intentado hacer con los jugadores que han dado cosas buenas al Atleti y adiós. Algunos hablan de leyenda y demás porque es el máximo goleador de la historia, tras doscientos mil partidos eso sí. Pero las leyendas, siendo algo subjetivo, deben dejar algo más que goles. Sin caer en el titulismo ¿no sería leyenda un jugador como Alberto con tres ligas, dos copas y una intercontinental? Siendo el Atleti uno de los grandes de España, alguien para ser leyenda debería haber dejado, en los mejores años de la SAD, al menos una liga o algo parecido. Que igual lo consigue, pero a día de hoy títulos menores (una Europa League lo más destacado) y sospecha de mufa. Agradecimiento todo, pero nadie se olvide de los motivos para irse al FC Barcelona.