La que se ha montado por una jugada que, a juicio de la mayoría de árbitros, está bien pitada y corregida. Si hubiese sido un error clamoroso, la revolución de 1917 se hubiese quedado en una bronca de bebés con la que habrían montado en el nacionalmadridismo. Se han visto paseando por la avenida de la Castellana furgonetas con guillotinas, eso sí, sin un camino fijo. Tan sólo para amedrentar o preparándose para futuros usos. Si hasta la fecha un personaje como Tomás Roncero suponía asistir a la extravagancia y el espectáculo mal entendido, en esta ocasión quedan retratados hasta los que se vienen vendiendo como serios.
El nacionalmadridismo ha entrado en un estado de locura tal que son capaces de retorcer la realidad de tal forma que El mundo today parece un serio medio de comunicación. De los “delincuentes de las columnas” habituales hasta catedráticos de derecho Constitucional han salido en tromba a mostrar que nunca han tenido la cabeza en buen sitio. Es tal el fanatismo demostrado que los yihadistas están tomando nota para utilizar ese tipo de comunicación enfermiza para sus próximas actuaciones publicitarias. El califato del Bernabéu es ya una realidad que amenaza con conquistar toda La liga para los próximos trescientos años. Incluso no extrañaría la inmolación en la ciudad deportiva de Valdebebas del viudo con gafas.
Al resto de equipos no les han corregido jugadas (de forma correcta); a los demás no les han pitado fueras de juego por medio pie, de hecho hace una semana a Luis Suárez le anularon uno por mucho menos, pero no era medio pie y no cuenta, algo que en palabras de Santiago Segurola (¿este ser no era del Athletic?) es el antifútbol; a los demás no les han dejado jugadas sin arbitrar y que pueden ser decisivas para el triunfo final en La liga –que alguien agarre a Oblak en el área contraria no es arbitrable por el VAR porque la norma es, según la yihad madridista, aplicable a los que a ellos les parezca en ese momento-; a los demás no les ha pasado nada, y si les ha pasado es porque algo habrán hecho, y al Real Madrid todo lo malo.
Enloquecidos (como pueden ver en las portadas que ilustran el artículo) hasta tal punto que Diego López Garrido –ese que pasó del PCE a Nueva Izquierda y de ahí al PSOE- ha sacado un artículo, alentado por el director del As evidentemente, donde defiende la anticonstitucionalidad de la revisión de la jugada por el VAR. ¡Con dos cojones! En realidad el califato nacionalmadridista lo lee y se lo cree, el resto de españoles lo leen y se mueren de la risa, no sólo por la estupidez expresada, sino porque demuestra lo tontos que llegan a ser algunos. Como los que utilizan eslóganes del Atlético de Madrid para hacer sus portadas…
Nadie dentro del madridismo ve estas cosas y siente vergüenza. Es tal la asunción de que cualquier árbitro debe pitar a favor de su equipo que ante estas situaciones circenses salen en tromba, cual marabunta de hormigas, a apoyar lo absurdo si hace falta. Gustave Le Bon ya advirtió de los peligros de las masas con ideas fijas a finales del siglo XIX, pero si hubiese visto y leído al nacionalmadridismo habría cambiado su perspectiva analítica incluyendo un caso excepcional: el homo madridistus. Es para imaginar a un aficionado del Granada, equipo contra el que suelen mostrar “valentía” los árbitros, leyendo estas cosas y dejando la Alhambra a medio beber por culpa de un ictus. Porque quejarse de un error tiene toda la lógica del mundo, pero hacerlo de aciertos (¿han visto el vídeo de Gol donde han aparecido uno tras otro aciertos arbitrales pero decían que era motivo de queja?).
¿No sienten vergüenza los periodistas que escriben esas cosas, los directores que hacen esas portadas en la intimidad de sus casas? Seguramente no. Porque todo el mundo sabe que para poder comer los periodistas deportivos tragan mucho, pero en la mayoría de los casos se muestran en redes sociales más enloquecidos. En esta ocasión con el añadido de que no ha hecho falta llamada del viudo con gafas a sus edecanes en los medios. Ha surgido de forma espontánea y voluntaria desde la yihad madridista –aprobado por el califa del Bernabéu, claro- contradiciendo, aunque parezca mentira, las clasificaciones alternativas de errores/aciertos arbitrales que hacen –seguirían en la misma posición-. Lo peor de todo es que si el vencedor final fuese el Atlético de Madrid, todos estos juntaletras habrían manchado con sospechas un triunfo logrado en buena lid. Si es que hay que estar enfermo para pensar que al equipo rojiblanco le pueden ayudar tras las “hazañas” de Álvarez Margüenda, Ramos Marcos, Urizar Azpitarte, Andújar Oliver (pitándole un penalti de espaldas), Kuipers, Clattenburg y tantos otros.