Buena parte de culpa de este artículo la tiene Rubén Uría. Durante el programa Estudio Estadio, sin ironía alguna, expuso que el entrenador de España, Luis Enrique, tenía la virtud de hablar de fútbol, de explicar el fútbol, no de otras cosas que parecen ser las que interesan a cierto grupo de periodistas. Si uno lo piensa detenidamente, más allá de que la selección española da para lo que da, tiene razón el director de Goal, se habla muy poco de fútbol en los medios deportivos y mucho más de tonterías, de guiños, gestos y todo eso que les encanta a los panenkitas. Pero de fútbol en sí, nada de nada.
Escudriñando el porqué de esta situación, haciendo memoria o revisando los periódicos de estas últimas semanas uno se da cuenta que el nacionalmadridismo no sabe de fútbol, tampoco de baloncesto –pero esto mejor dejarlo para otro día que me viene a la cabeza una vez que casi acabo a hostias con Djordjevic en el último torneo de Navidad que permitió celebrar Florentino Pérez por quejarme del mal juego-, sabe de cosas del Real Madrid, de flamantes fichajes, de goles y de acumulación sin ton ni son de trofeos, pero fútbol ni idea. Para un periodista atrapado en el nacionalmadridismo si se gana por dos goles ya hay buen fútbol, si no se produce ese resultado ha habido persecución arbitral. Si se pierde siempre es culpa del entrenador (ahora no se atreven a decir que del presidente por no fichar no vaya a ser que les llame tolilis) porque no ha puesto a ese o el otro (básicamente el jugador con el que se llevan bien y les filtra cosas del vestuario).
Solamente hay que ver los fichajes que piden y las alabanzas de los que hace el ser superior (esto es más bien postración de bocabajo). Acaban de fichar a Eduardo Camavinga (sí, hay cachondeo con lo de Caraminga) y todos le destacan como el nuevo centrocampista total del futuro. Alguno ya ha deslizado que igual juega poco porque “veremos si el entrenador se atreve a ponerle”. Como no ven partidos de fútbol pues no saben ni cómo juega el chaval. De hecho no saben ni cómo juegan sus propios jugadores. Camavinga es el mismo perfil (con otras características) de Kroos, de Valverde, de Blanco. Vamos un tipo de jugador del que ya tienen tres. Sin embargo, del perfil Modric (fundamental en el juego del equipo) tienen los mismos que para sustituir a Casemiro, cero. Y los fichajes proyectados para cubrir ese espacio son del tipo Pogba (otro Kroos). Pero como los panenkitas tipo Maldini hablan maravillas, el viudo que tampoco sabe de fútbol hace caso y ficha para vender camisetas.
Lo mismo sucede con Mbappé y Haaland. Dos buenos jugadores a los que no han visto ni dos partidos, sólo las jugadas estrella. Si lograsen dinero para ficharles ¿dónde jugarían Benzemá y Vinicius? Ninguno de los dos tiene características creativas, ni es de mucho defender (algo más el noruego), hacen goles porque juegan en equipos que les permiten hacerlos. Dentro de un fútbol dinámico, con muchos espacios y con un toma y daca constante. Primero, el Real Madrid no tiene fútbol dinámico ni treinta minutos por partido. Segundo, los cerrojazos que hay en España se ven muy poco en otras ligas. Si piensan que Mbappé es como Vinicius en bueno se equivocan, es más bien un Adama en bueno. De hecho no se puede decir que sea la verdadera estrella de su selección nacional, en esa en la que se confíe para derrotar a cualquiera (lean la prensa francesa).
Y como no ven fútbol se atreven a calificar (o descalificar) a jugadores españoles que están por esos mundos de dios y que lo están haciendo muy bien. Desprecios a Ferran Torres (comodín de Guardiola en un City altamente competitivo); desprecian a Fornals (West Ham) o desprecian a cualquier otro que no han visto porque sólo se enteran de los jugadores españoles por los resúmenes de goles y porque juegan dos veces contra su equipo. Si se percatan utilizan a Marcos Llorente (tienen muy adentro haberse reído cuando fichó por el Atleti diciendo que vendían un paquete y en cuanto tuvo un entrenador salió un jugadorazo) contra Luis Enrique pero hace dos días pedían que no estuviese en la selección para que fuera Isco o joven Nacho. Y si bien los aficionados es normal que sólo vean a sus equipos, es casi obligación en un profesional del periodismo deportivo ver otras ligas, entender el juego y presentar algo parecido a la verdad sin forofismo.
Ni los estudiosos de las ligas extranjeras saben de fútbol en su mayoría. Acumulan cientos de datos inútiles, cientos de nombres, miles de partidos y no saben entender que en el fútbol hay algo más que hacer goles, tirar caños, pegarse dos carreras o realizar un paradón. El fútbol, comenzando porque es un juego de equipo, tiene numerosas variables tácticas, emocionales, personales, colectivas, estratégicas que no se reflejan en los comentarios de los panenkitas y mucho menos de los nacionalmadridistas. Si supiesen algo de fútbol estarían pegando palos al ser superior para que hiciese fichajes donde se necesitan de verdad y no alabando los cromos repetidos. Si supiesen de fútbol no dirían que el Barça de los años buenos aburría o que el Atleti es un equipo que juega al cerrojazo (bueno esto se suma a que hace años que no ven jugar a los rojiblancos).
Pero ellas y ellos sólo existe una medida, el Real Madrid. Y si gana es porque ese es el juego que hay que hacer (¿recuerdan las alabanzas a Zidane por jugar al cerrojazo?), pero si les vencen es mal juego del resto o robo porque se ha producido una pausa de hidratación. Para los griegos el hombre era la medida de todas las cosas, para las personas a las que les gusta el fútbol hay diversas medidas, para el nacionalmadridismo no existe el fútbol en sí (ni para sí que diría Hegel) existe lo que haga su equipo en ese momento. Por ejemplo, que sea casi imposible cambiar el 4-3-3 porque no tiene jugadores para jugar con 4-4-2 (más el árbitro ya saben) no les importa porque no saben de fútbol, ni ven fútbol. Por eso el nuevo estadio es una impresora gigante…