Hace ya unos días leo en mi teléfono la noticia de que a María Salmerón le habían revocado el segundo indulto. Ya se había librado de uno, pero su exmarido y la asociación que fundo el mismo, junto con su actual pareja presidenta de la asociación, estaba claro que continuarían el maltrato de estos últimos 20 años. Porque el maltrato de María empezó cuando lo conoció y se casó con él. Pero a pesar de su divorcio cuando su hija tenía un año, el maltrato ha continuado hasta el momento actual en que Mirian está a punto de cumplir los 18. Durante este tiempo por unas razones u otras, él ha seguido acosándola como un cazador a su presa, a esa presa que un día le plantó cara y lo dejó. Pecado imperdonable.
Y María, aunque cada vez más acorralada, por las deudas que le han causado tantas denuncias y procedimientos que le ha entablado este hombre, por las deudas que la han llevado al embargo de la vivienda en la que vive con Mirian, ha seguido peleando por ella y sobre todo por su hija. Y ha ido recibiendo día a día, denuncia tras denuncia, una sorpresa desagradable, una sorpresa que es el básico objetivo del sistema patriarcal “Tú no eres nadie, y sin mi te quedaras sin nada” Y yo que tengo los mejores ingresos familiares, porque no tengo que repartir mi jornada laboral con los cuidados familiares y las labores gratuitas, que realizamos todas las mujeres, voy a utilizar todos mis recursos para arrodillarte. Y para ello utilizare al sistema, que me permite denunciar de forma continuada a una mujer y tenerla así durante años acosada, constantemente en Jaque.
Esta vez, su ex marido y la Asociación de Víctimas de la Ley de Violencia de Género de la que es parte, han recurrido nuevamente otro indulto. Y han tenido la suerte de que el gobierno en funciones que se lo concedió, no motivo debidamente su decisión. Y esto en derecho, siempre es causa de anulación de las resoluciones. Y el indulto ha sido revocado. Y María, agotada, sin casi recursos, con su casa embargada, con unos ingresos de auxiliar de clínica también embargados parcialmente, se encuentra con que puede entrar en prisión, y perder su trabajo, y jugarse el futuro de Mirian en el último año de bachiller, con el examen de acceso a la universidad a la vuelta de la esquina, con un expediente brillante hasta el momento y todas las ilusiones del mundo por ser ingeniera. Porque estas cosas, estas que no se valoran en las grandes decisiones y resoluciones que hacen los hombres todos los días, son las que nos importan a las madres, son las que en realidad moverán el mundo, crear las condiciones necesarias para hacer de la siguiente generación unos seres estables, preparados y honestos.
Me pregunto qué legitimación, que interés legítimo y loable, tiene la Asociación de Víctimas de la Ley de Violencia de Genero para recurrir ese indulto. Asociación cuyo solo nombre, me hace plantearme la legalidad de la misma, pronto veremos una asociación de perjudicados por la constitución o por el código penal, también puede ser de victimas del estado español.
Me pregunto también qué interés puede tener su exmarido, pues el indulto es solo para la pena de prisión , las multas a las que fue condenada y que tiene que pagarle a él, no fueron indultadas. A no ser que su único interés sea que su exmujer, pague por haberle dejado y entre en prisión.
Me pregunto además si habrá pensado en su hija, en los vínculos que la unen a su madre, en su futuro y en las circunstancias en las que se encuentra. No solo se ha permitido el mal trato a su progenitora, sino que ahora ningunea a su hija. A la que en la actualidad, a punto de cumplir 18 años sigue sin valorar su criterio y capacidad para decidir con quién quiere estar y si quiere o no verle. Sometiéndola a pruebas y análisis de siquiatras y psicólogos, para justificar algún extraño síndrome o alienación, sin importarle nada y minusvalorando, al igual que hizo con su madre, el criterio de esa menor.
Durante esta semana y debido a un twitter sobre la revocación del indulto de María Salmerón, en donde solo se informaba del mismo, he recibido todo tipo de críticas, insultos, injerencias en mi vida privada, paternalismos comprensivos en mi error y en definitiva acosos continuados de un grupo de personas a las que no tengo el gusto de conocer absolutamente de nada, pero que no han dudado en mantenerse horas discutiendo alternativamente conmigo o con alguna de las mujeres que han pretendido informar de la actual situación de María.
Y después se preguntan que es el patriarcado, dices mientras desafías incansablemente nuestros tuits, EL PATRIARCADO, ERES TÚ.