«No muerdas la mano que te da de comer». Así reza un refrán español y los clubes de fútbol profesional español deberían tenerlo más en cuenta cuando se colocan en contra del Real Madrid, del Fútbol Club Barcelona y, en menor medida, del Atlético de Madrid.
El Real Madrid, en concreto, lleva años denunciando una supuesta adulteración de la competición con los árbitros. Los últimos acontecimientos, sobre todo por la no entrada del VAR en la entrada salvaje a Kylian Mbappé en el partido contra el RCD Espanyol, provocaron que el equipo del Santiago Bernabéu sacara un duro comunicado en el que exponía, negro sobre blanco, las denuncias que el club lleva haciendo desde hace mucho tiempo.
En los tiempos en los que gobernaba la RFEF Ángel María Villar se popularizó una expresión: «el villarato». Los hechos posteriores han demostrado que el FC Barcelona estuvo pagando durante años millones de euros al número 2 del arbitraje español, el excolegiado Enríquez Negreira, por supuestos informes.
El antimadridismo no duda en defender un acto de presunta corrupción y afirman que Negreira no pintaba nada en el Comité Técnico de Árbitros. Esto, en sí, no es cierto, dado que los ascensos y descensos los determinaba él. Y eso es muy importante para los árbitros, y los hechos demuestran que se premió a colegiados que beneficiaron al Barça o perjudicaron al Real Madrid, tal y como analizamos en Diario16+.
Sin embargo, a pesar de las pruebas, tanto laLiga de Javier Tebas como la RFEF de Rafael Louzán, antes de Rubiales, en vez de trabajar para buscar herramientas que mejoren el nivel del arbitraje y del protocolo del VAR, han decidido enfrentarse al Real Madrid, y, como ovejas tras pastor, el resto de clubes. No hay más que escuchar las declaraciones del presidente del Sevilla FC.
Lo que no entienden los clubes es que están mordiendo la mano que les da de comer. Los clubes de fútbol, en la actualidad, viven de los derechos de televisión que se venden por paquetes enteros y, posteriormente, laLiga hace el reparto en base a criterios de capacidad comercial y de mérito deportivo.
Sin embargo, los mismos equipos que ahora ladran contra el Real Madrid o que lo hicieron contra el Barça, esos mismos son los que están viviendo gracias a los dos grandes y, en menor medida, al Atlético de Madrid. Los paquetes de derechos de televisión que comercializa laLiga tienen el valor que tienen gracias al Barça y al Real Madrid. Ningún país extranjero compra los derechos de la liga española de fútbol por el resto de clubes porque fuera de España a nadie le importa. No hay más que mirar lo que ha sucedido con la Ligue 1 tras la salida de Kylian Mbappé del PSG. No los han conseguido colocar en ningún lado porque la liga francesa no le interesa a nadie.
Veamos cifras. La última venta de derechos de televisión para el mercado español fue en 2021 y comprendía las temporadas 2022-23 a 2026/27 por un valor total de 4.950 millones de euros. La venta de los derechos en Estados Unidos supuso 1.200 millones hasta 2029, es decir, aproximadamente 150 millones anuales. De estos ingresos, más del 80% proceden del interés en Real Madrid, FC Barcelona y, en menor medida, Atlético de Madrid. No hay más que ver las parrillas televisivas en el extranjero para entender que sólo se dan los partidos de los grandes y, de vez en cuando, alguno del tercero en discordia.
Las audiencias de los partidos de cada semana demuestran que los más vistos son los de Real Madrid, FC Barcelona y Atlético de Madrid. Sólo el Sevilla FC y el Real Betis Balompié se acercan, pero a una distancia importante.
En consecuencia, los clubes están mordiendo la mano que les da de comer. ¿Qué ocurriría si Barça y Madrid decidieran salirse del reparto televisivo y vender sus derechos al margen del resto de clubes? Muchos clubes irían a la quiebra más absoluta por falta de ingresos televisivos. Sobreviven gracias a Real Madrid, FC Barcelona y, en menor medida, Atlético de Madrid.
Por otro lado, el hecho de que el Real Madrid esté enfrentado a todo el mundo, sólo le deja una salida: abandonar la liga española y unirse a la única competición en el mundo que podría asumir a un equipo tan grande como el blanco, es decir, la Premier League. Todo son beneficios para el Madrid: más dinero, mejores jugadores, un reparto justo de los derechos de televisión, mayor competitividad, árbitros que sí saben de fútbol (que se equivocan también, pero saben de fútbol), y, sobre todo, una organización seria en la que nadie es más que nadie y en la que nadie se cree dueño de lo que no es suyo. Muchos madridistas ya no piensan que sea tan mala idea. Florentino no tiene más que hacer lo que suele hacer en su día a día: negociar. Entonces, Tebas, sabrá lo que realmente vale el Real Madrid.