Los máximos accionistas del Santander han realizado un movimiento de última hora que ha terminado con la decisión unánime de que Emilio Saracho sustituya a Botín.
Esto no podía haber ocurrido si no se hubiera producido un hecho singular, un ejercicio de eficacia sublime que provocara que los máximos accionistas del Santander entendieran que el banco debía cambiar de rumbo.
Nadie había logrado con su trabajo una rentabilidad tan grande en tan poco tiempo. Saracho lo consiguió con el modo en que manejó toda la operación del Banco Popular. ¿Quién iba a imaginar que se lograran anotar en las cuentas del Santander 43.000 millones de euros en apenas 6 meses? El ex vicepresidente de JP Morgan lo logró con todo el trabajo realizado durante el tiempo que ocupó la entidad intervenida. Eso no pasó desapercibido en los despachos de Wall Street y, por tanto, se tomó la decisión de que el crecimiento del Santander dependía de un cambio en la entidad. Había que dar un paso más y esos movimientos sólo los podría dar alguien que ya demostró eficacia de cirujano.
Gracias a Emilio Saracho, el Santander ha podido salvar los graves problemas que tiene en Reino Unido y en Latinoamérica; gracias a Saracho el Santander se ha colocado en el liderazgo del mercado de pequeñas y medianas empresas; gracias a Saracho el Santander ha ocupado cuota de mercado en territorios en los que no tenía una presencia importante; gracias a Saracho el Santander ha obtenido beneficios rápidos que eran impensables. Un trabajo tan excelso no podía ser pagado sólo con 70 millones de euros sino que merecía algo más y por ello se ha determinado que es la persona adecuada para dirigir los nuevos rumbos del banco. Los máximos accionistas se juegan mucho y con Saracho tienen la rentabilidad garantizada. Al fin y al cabo, él es uno de ellos.
En las próximas horas se notificará la decisión a los órganos correspondientes y a los mercados porque, una noticia así sólo podía hacerse pública en una fecha como la de hoy…