Dicen que el asesor áulico de Pedro Sánchez es un fino ajedrecista, por ello debería saber que lo ideal al realizar un movimiento es no dar pistas de las jugadas que tienes pensadas. Esto le ha pasado al presidente socialdemócrata que, creyendo que la imagen de Miquel Iceta como hombre afable y dialogante valdría, ha enseñado la jugada que tenía pensada y el contrincante ha decidido hacer jaque. Nuevo error que sumar a la cuenta de Iván Redondo y demás periféricos que puede haber costado al PSOE una legislatura tranquila.
Lo cierto es que ERC y los puigdemonts se han saltado el reglamento del parlamento catalán, de ahí que le quede una salida judicial al PSC, se han saltado el buen comportamiento parlamentario, se han saltado hasta la educación, pero en una situación donde las escisiones y la tensión es tan alta, esta jugada les ha servido para señalar a Sánchez el camino de la sumisión a sus dictados o la confrontación. Suponer que Iceta, al que se puede aplicar aquello de que de tanto querer quedar bien con todo el mundo acaba quedando mal con la mayoría, era la solución por su talante dialogante frente a un secesionismo que pierde apoyos día tras día, es no entender el contexto de irracionalidad de estas gentes. Joan Tardá ha querido justificar el veto por no haber sido solidario con unos señores que están presos y haber acudido a verlos cuando menos. Ahí se vislumbran los símbolos emocionales que están detrás de todo el secesionismo. Y frente a actos emocionales e irracionales no cabe enfrentar un supuesto racionalismo deliberativo.
Es de primero de liderazgo, al menos cuando se estudia el liderazgo desde una posición científica social y no desde la perspectiva de los deseos, que el principal mecanismo de movilización de cualquier movimiento es emocional, es simbólico, es irracional, es hablar a las personas como si se hablase a la mente de un niño de cinco años. Que Iceta pudiera ser el presidente del Senado, algo no hablado en el Comité Federal por cierto, es una buena o mala decisión no por la persona en sí sino por el contexto en que ha de moverse el conflicto abierto que existe. Por ello adelantar su nombramiento antes de haber sido elegido como senador por designación autonómica es un error, ya que se permite valorar el nombramiento y cazarte en la jugada. Destruyes todo el simbolismo que pueda tener en Cataluña el nombramiento, porque en el resto de España da igual.
ERC ha sido astuta en el veto pues le quita la reina a Sánchez y mueve sus torres para cazar al rey. Esto es, ha permitido Sánchez y su incapaz grupo de asesores que sean los secesionistas quienes le marquen la agenda. La estrategia de Gobierno en solitario jugando a derecha e izquierda le acaba fallando por un lado. Si la derecha no le piensa apoyar en los presupuestos (lo fundamental para que un Gobierno lleve a cabo sus políticas) y los secesionistas le van a cobrar cada euro a dos, como ya le han mostrado, poco tiempo va a durar en el cargo. Vislumbrar que Iceta iba a ser el presidente del Senado ha dado fuerza a quienes estaban asimilando que, frente a la derecha trifachita, habría que bajar el tono del procés y negociar ciertos aspectos. Al enseñar la jugada han cambiado el sentido de la presión.
Ahora a Sánchez le quedan menos opciones que antes. Si insiste en un Gobierno monocolor se puede encontrar con demandas provenientes de distintas direcciones (Podemos, PNV, ERC, etcétera) que hagan imposible el desarrollo normal de la legislatura. Eso si es que se llega a nombrar a Sánchez presidente. La alegría por la pírrica victoria de Abril se está transformando en angustia por irse quedando sin apoyos parlamentarios. Si accediese a incorporar a Unidas Podemos al Gobierno, como mucho podría vetar a Pablo Iglesias pero no a Alberto Garzón (que igual la jugada morada está ahí), perderá foco mediático, ese tan importante para Redondo y demás corifeos, y tendría que pelear más en el Consejo de Ministros. Una situación que, sin llegar a descartarse, no es la deseada.
Mostrar la jugada, en uno de sus mayores errores, le quita ese grupo de apoyo variable que pretendía tener. Recordemos que la derecha trifálica se ha abstenido pero no deja de ser una unión con la derecha secesionista y eso señala cómo van a ser las cosas en la legislatura que se advierte en el horizonte. Las derechas y los secesionistas se necesitan, se retroalimentan, se aman en secreto porque saben que los unos sin los otros harían desaparecer la tensión existente, y como sólo piensan en sus votos y sus partidos, quieren que siga habiendo conflicto abierto. El PSOE sufrirá esto, aunque ERC le apoye absteniéndose en la segunda votación de la investidura, pero lo que es peor lo sufrirá durante toda la legislatura. Si tiene suerte y le aprueban los presupuestos aguantará dos años, si no caerá antes. Al enseñar sus jugadas Sánchez ha permitido al trifachito y a los secesionistas marcarle el paso político cuando estaban pidiendo árnica. Veremos si no hay elecciones en septiembre, porque a la derecha y a los secesionistas les interesan.