No lo pueden evitar. Quieren que Podemos desaparezca o quede reducido a la mínima expresión. Ya contamos en estas mismas páginas cómo, de repente, los políticos y políticas de Podemos han ido despareciendo de forma “positiva” de las portadas y de los programas de televisión. Acuden sí, pero les preguntan por cuestiones nimias, por peleillas de partido y, con la adenda, de no darles oportunidad de defenderse en cuanto se hacen las desconexiones. Ahora, esta semana, ha sido portada de todos los medios del establishment la foto que ilustra este artículo. Una imagen donde se comunicaba la vuelta de Pablo Iglesias para cinco días antes de la celebración de las elecciones generales. Y ahí han sacado toda la artillería para destrozarle cuando no se puede defender.
Cierto es que la idea, en esta semana precisamente, de simbolizar la vuelta de Iglesias con el artículo “ÉL” es un error que el propio dirigente morado ha reconocido pidiendo la retirada de la imagen. Pero, quitando ese lapsus, ¿qué de malo hay en la simbolización para que quieran destrozarle? Nada, no hay nada. Bueno el reflejo de una realidad que ahora comentaremos, pero que no saben captar algunos y otros sí y por eso han lanzado la campaña de destrucción de Iglesias. O más bien han vuelto a la campaña de destrucción de la imagen de Iglesias habría que decir, porque llevan así desde que no se logró el sorpasso en las elecciones generales de 2016. Han ido atacando a cualquiera de los dirigentes de Podemos que destacaban o se han inventado dirigentes morados para hacer ver que en Podemos lo hay son seres vivos peores que el propio diablo. De hecho Iglesias para la carcunda es el diablo. Curiosamente esos mismos del establishment se han comportado dignamente con los críticos al secretario general de Podemos. Curiosamente no, sino movidos por esa campaña de destrucción de lo que significa Podemos.
En los últimos días hemos podido escuchar o leer que el “macho alfa” ha tenido que fastidiar la semana del 8M; que si la imagen es una proyección de un regreso mesiánico; que si Iglesias es un prepotente; que si no puede pasar un día sin dejar claro quién manda en Podemos; que si los Ceaucescu; que si… (añadan ustedes cualquiera de los comentarios expresados que hayan escuchado). Todo con la intención de destruir la imagen de Iglesias ahora que está en su retiro. Y ¿por qué? En la respuesta a esta pregunta está la clave. Primero porque, frente a los supuestos liderazgos de otros políticos, política y socialmente Iglesias sí es un líder para muchísima gente. De ahí que, segundo, esa capacidad de liderazgo simbolice algo como es la confrontación frente a la clase dominante, el establishment o los poderosos. Iglesias es el símbolo, aún hoy, de esa lucha contra los que debido a su posición en el sistema se arrogan todos los privilegios , sumiendo al pueblo a la precarización, a pasarlo mal, a sufrir desahucios, a que les roben de las arcas públicas, a que ante la duda siempre ganen ellos, a la completa explotación laboral y humana.
Ningún otro dirigente político encarna como Iglesias, tal vez a distancia su aliado Alberto Garzón, esa lucha contra los poderes financieros y económicos. Esa rabia del de abajo cuando una y otra vez se ve pisoteado y excluido. Los puede haber más guapos, pero todos ellos en caso de duda siempre han decidido apostar por el establishment. Con sus más y sus menos, Iglesias no ha dado ese paso de plegarse al poder. Y claro que ha cometido fallos, como los cometen en mayor medida los demás, nadie es perfecto, pero a los demás el establishment se lo tapa. Mientras servía Podemos para dejar sin ser alternativa al PSOE (sólo hay que ver al trifachito en Andalucía) sólo desde el amarillismo les criticaban. Había miedo sí, pero para eso sacaron a Ciudadanos inyectándoles millones a mansalva. Al ver que todo se estabilizaba decidieron que había que acabar con Iglesias y Podemos. Y si hay que inventar cosas y sacar a Venezuela todos los días en la televisión, cuando en Argentina tampoco es que estén mucho mejor pero no interesa, se hace.
Hoy ya no interesa que siga Iglesias. No interesa que Podemos siga como representante de parte de la sociedad así que lo mejor es destruir la imagen del secretario general para intentar, cuando menos, que muchas personas se queden en casa y no acudan a votar. Si esa conexión entre líder y seguidores no se puede romper, al menos generarles la duda y que no voten. Que el presidente del Gobierno haya adelantado las Elecciones ha impedido la jugada maestra que estaban planificando con los traidores del errejonismo. Primero Madrid y luego las Cortes. Ahora, sin posibilidad de tener un errejonismo que quite votos a Podemos en las Generales, sólo queda acabar con su imagen. Se han quedado sin poder presentar un “Podemos” moderado cercano al PSOE y tienen pavor a un “Podemos” Podemos que pacte con Sánchez y le obligue a co-gobernar (no volverán a cometer el error de no entrar en el Gobierno) con medidas de izquierdas. Se escucha en el “todo Madrid” que el pacto que el establishment desea y que es también querido en la casa de la calle Ferraz es PSOE-Ciudadanos. Y a ello van a dedicar todos sus esfuerzos.
Lo curioso de toda esta campaña de acoso y derribo, de la que participan todos los medios, es que nadie ha destacado como algo positivo lo que dice el cartel. Si Iglesias, como han dicho malevolamente, volviese el 23 de abril (es el 23 de marzo realmente), con sólo tres días de campaña, cumpliendo su obligación como padre, estría dando una lección de ética a los demás. Fíjense que desestimaría hacer la verdadera campaña y, seguramente, alguno de los debates televisivos por cumplir con su obligación. ¿Creen que Rivera, Casado o Sánchez harían eso? Confía en el equipo que queda en Podemos para sacar las castañas del fuego y Él vuelve habiendo confiado en los demás, dejando su ego fuera. Alguien que tiene esa vinculación con muchas personas estaría tentado de aparecer en la campaña como poco, sin embargo, él aguantaría hasta un gran acto, sí, pero para dar el empuje final. Para aportar ese plus que le reconocen todas las personas que son de Podemos. Ese plus que suelen dar los líderes de verdad, esos dirigentes que tienen auctoritas y no son meros jefes de filas. Hasta ese momento, hasta la vuelta del líder (igual es más mosaico que mesiánico si nos podemos en plan científico), le acribillarán todos los días, pero igual esto es hasta beneficioso. Cuando alguien no se puede defender y es criminalizado suele generar más simpatías. Aunque esto no les importa a los cavernarios, ellos quieren su muerte política.