Dice el interino de San Esteban que “el 2018 va a ser el año en que la Región de Murcia entrará en el siglo XXI por Tierra, Mar y Aire”, y como no podía ser de otra manera, como buen siervo no dudó en halagar a su jefe allí presente, Mariano Rajoy, otorgándole el mérito exclusivo de la “recuperación económica de España.
Realizaba estas declaraciones el sustituto de PAS, que a su vez lo fue de Valcárcel, con motivo de la visita relámpago del también inquilino de la Moncloa a Murcia, de paso hacia Caravaca para ganar el Jubileo. Una vez en Murcia y para justificar el viaje, Mariano Rajoy anunciaba el “desbloqueo” de importantes obras en infraestructuras en carreteras así como la apertura del aeropuerto de Corvera, previo cierre del de San Javier. La verdad es que el palabro “desbloqueo” y lo de entrar en el Siglo XXI sería aceptable si viniese de alguien que acaba de llegar a los gobiernos de Murcia y de España, pero claro, en Murcia, el PP lleva mandando más de 20 años ininterrumpidamente, y el gallego juró como presidente del Gobierno de España en el 2011, eso sí, después de haber entrado en el Gobierno por primera vez en 1996. Vamos, que no se trata de un recién llegado. Por lo tanto cabría preguntarse a qué viene eso del “desbloqueo”, a no ser que haya sido él mismo, con la ayuda de su partido quien haya estado bloqueando a Murcia durante estos años.
Pero lo más significativo de la peregrinación a Caravaca de Mariano Rajoy y de su séquito, no es lo que ha dicho, sino lo que no ha mencionado. Alguien le preguntó por el agua, a lo que el gallego más o menos vino a decir: “del agua ya hablaremos cuando llueva”. Claro que, como él es muy estudiado y además tiene muchos y bien pagados asesores, lo dijo más finamente: “estudiaremos un Pacto Nacional del Agua”. Pero claro, fiel a sus costumbres no dijo ni cuándo ni como, lo cual viene a ser lo mismo que no decir nada, aunque es muy posible que el presidente se encomendara a la Vera Cruz para ver si de una vez le da por llover y así se quita de en medio a esos pesados murcianos que no paran de darle la matraca con el dichoso líquido, como si él tuviese la culpa de que no caiga una gota por estas tierras.
Ignoro si Rajoy le pidió al Obispo que organizase una rogativa, sacase la reliquia en procesión a ver si el cielo se apiadaba de nosotros y nos regalaba unos cuantos litros para aliviar nuestra sed. Claro que, en ese caso, el Obispo bien pudo responderle aquello que cuentan en mi pueblo que sucedió hace ya muchos años en una época de sequía, y es que ante la falta de agua y viendo que se secaban todos los cultivos, los prohombres del pueblo se fueron a ver al Obispo para pedirle permiso para sacar un santo el procesión, y el Obispo, con buen criterio, se asomó a los amplios ventanales del Palacio episcopal y tras mirar al cielo se dirigió a los ilustres visitantes diciéndoles: “bueno, si queréis sacar al santo os doy permiso, pero que sepáis que esto no está para llover”.
Hay que ver, como echo de menos a aquél Mariano reivindicativo y luchador que no dudaba en ponerse al lado de Camps y Valcárcel, delante de los murcianos y detrás de la pancarta del “Agua para todos”. Qué tiempos aquellos, pero ahora parece que con la edad, Mariano parece haberse moderado tanto que ya cuesta reconocerle.
Visto lo visto, parece que a lo único a lo que ha venido a Murcia el Presidente del Gobierno de España es a ganarse el Jubileo de la Vera Cruz y conseguir la indulgencia plenaria para todos sus pecados. Y es que Mariano Rajoy ha debido de leer en algún sitio, o tal vez le ha recomendado el inquilino de San Esteban en alguna de las importantes reuniones de estado que periódicamente mantienen ambos mandatarios, que para ganar las indulgencias plenarias y el perdón de los pecados es bueno visitar el Santuario de la Santísima y Vera Cruz de Caravaca, aunque también se dice que en caso de que por tiempo no fuera posible, algo muy lógico tratándose de un hombre tan ocupado, también se puede rezar un Padrenuestro, un Ave María o un Credo durante el tiempo que permanezcas en el templo, algo que supongo que haría.
Así que lo dicho. No sé si el gallego consiguió el perdón de sus pecados, pero lo cierto es que para estas alforjas no era necesario tanto viaje.