En el PP están muy preocupados por la situación en la Comunidad Valenciana. El partido maneja encuestas internas alarmantes que hablan de un bajón importante en el respaldo popular y un subidón de la extrema derecha como no se había visto en España desde 1975. Y el máximo responsable es, para un amplio sector de Génova 13, Carlos Mazón, el rostro del desastre en la gestión de la riada. Todo esto, como es lógico, se lleva en el más absoluto silencio, pero en las últimas horas se ha filtrado que ha habido toque de atención de Alberto Núñez Feijóo, y serio, a su delfín valenciano. No hables más, cállate, dedícate a la reconstrucción. El aviso suena a ultimátum, a reprimenda contra el inepto que no hace nada bien. Y no es para menos. La jueza de Catarroja ha aireado las vergüenzas del Consell (“la competencia para decretar la alerta roja era autonómica”) y cada vez que habla Mazón, soltando alguno de sus bulos, se hunde un poco más y hunde un poco más al partido. Lo mejor, según la Ejecutiva nacional, es que cierre el pico de una vez, intente pasar página (con la que ha liado es imposible) y se ponga manos a la obra con el general Pampols.
La estrategia de pollo sin cabeza del presidente de la Generalitat no ha dado resultado ni ha ayudado precisamente a recuperar votos y posiciones en los sondeos. El honorable se ha dedicado a mentir impunemente para tapar sus vergüenzas, y tanto embuste ha terminado por cabrear hasta al votante del PP de toda la vida, que empieza a mirar a Vox como alternativa política. Todo eso está causando honda preocupación en la cúpula popular.
De puertas para afuera, sin embargo, Génova muestra apoyos sin fisuras al líder regional. El discurso es que el PP va a seguir trabajando en la reconstrucción de las zonas afectadas por la dana junto al dirigente de la Comunidad Valenciana. Así de contundente se ha pronunciado la vicesecretaria de Organización del partido, Carmen Fúnez. De esta forma, vuelven a dejar claro su apoyo a pesar de las cinco manifestaciones que han convocado las víctimas de la catástrofe, durante los cuatro meses que han pasado desde la riada, exigiendo su dimisión.
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