En estas fechas, desde mi paddock solía escuchar canciones que decían «Feria, Feria, Feria de Abril/Colores proyectados en el albero/Y una treintena de piernas que danzan/La música se bebe en catavinos/Y las palmas me atacan por la espalda». La primera, la segunda, la tercera y la cuarta y me imaginaba claveles rojos en el pelo de mujeres vestidas de volantes. Este año la sevillana lanza notas de amargura y me conmuevo mientras el mozo de cuadras me quita el barro de las pezuñas.
La primera resuena y me trae imágenes de quien gritó a los cuatro vientos que era del partido de Chaves y Griñán. Sin embargo, mientras los dos hombres sufren la condena social y están siendo juzgados por en el caso de los ERE, quien decía aquello daba vueltas y vueltas al ritmo de las palmas. Cuando se es en conciencia se es, en los comportamientos, el resto tiene otro nombre y, además, es vulgar.
Respiramos, nos ajustamos el vestido y comienza la segunda. Aquí hay que ser mas enérgico y resuenan los vientos de quien está en un partido internacionalista y que, en teoría, defiende la autodeterminación de los pueblos del mundo, pero que no pierde la ocasión de apelar a los sentimientos nacionalistas para justificar actitudes, palabras, gestos y acciones ajenos a la lealtad de los principios de libertad de los pueblos
¿No intentará culpar de los desencuentros con el Gobierno central sobre la financiación de Andalucia a Cataluña? A ver si las desavenencias entre Rajoy y Susana por la financiación de Andalucía son también culpa del Procés catalán.
“Las soberanías no se trocean, salvo que los pueblos lo decidan». (… se le olvidó a la agencia…)
Más palmas, más suspiros, el corazón se va acelerando, un breve silencio y… comienza la tercera despreciando los valores principales de un ideal por cuya defensa muchos se dejaron la vida. Así está el tema porque decir que un republicano se siente a gusto con la actual monarquía es, de por sí, vulgar y no tiene justificación.
Paramos, se acerca la apoteosis, la cuarta está preparada y nuestros dos protagonistas se miran. Tras muchos años de rencillas, tras provocar la división absoluta, tras destrozarlo todo por negar las alternativas al futuro, por no ver con los ojos del pueblo sino con los de la endogamia, los dos se miran. La cuarta se esta terminando, dos vueltas más y la música finalizará. En medio de todo, el beso.