Los socialistas madrileños acudirán hoy a votar a su nuevo secretario general y a intentar normalizar una “federación” que, en los últimos años, ha sido aún más convulsa de lo normal. Tras más de veinte años de gobierno del PP en la Comunidad, los socialistas tienen esperanzas de poder acabar con los años de casos de corrupción institucionalizada de Gallardón y Aguirre, con Cifuentes vista de reojo, pero parecen dar por perdido el Ayuntamiento a manos de Podemos y sus confluencias varias. Al menos eso se desprende de los pocos ataques sufridos por Carmena en los distintos actos convocados por los tres candidatos.
A esta hora aún se hacen cuentas en las distintas candidaturas valorando si el gran favorito, al menos por apoyos y avales, obtiene más del 50% de los apoyos de la militancia madrileña, con lo que la segunda vuelta sería innecesaria. Desde la candidatura de José Manuel Franco, con la boca pequeña, esperan lograr ese apoyo y evitar una segunda vuelta que podría hacer cambiar las preferencias. El caso es que, con una militancia bastante menos movilizada que en otras ocasiones, por el perfil bajo de los candidatos, todo podría pasar. Incluso que hubiese una altísima abstención.
José Manuel Franco
Claro favorito para ganar no tanto por haberse presentado como el candidato del sanchismo, como por reunir bajo su candidatura al “Quien es quien” del socialismo madrileño. Desde Simancas hasta el alcalde de Fuenlabrada, Manuel Robles, los mismos que ocupaban los altos cargos en la Ejecutiva saliente de Sara Hernández están ahora con Franco. Y salvo algunos diputados regionales, los demás también le apoyan. Los mismos que llevaron al PSOE una derrota en 2015 y a ser terceros y cuartos en las elecciones generales.
Franco se presenta con la idea de llevar lo que ha supuesto el sanchismo vencedor de las últimas primarias a nivel federal a la convulsa federación madrileña (aunque sea un partido por mor de las “cosas de Simancas”). Una apertura mayor hacia la militancia y un intento de “hablar menos de nosotros mismos y más de los problemas de la sociedad”.
En su presentación a la militancia entiende Franco que “el PSOE-M ha de mejorar su funcionamiento interno dotándose de mayor transparencia, situando a la militancia en un papel destacado y abriendo las puertas a los diferentes colectivos y personas que nos puedan ayudar a entender mejor las demandas de la sociedad”. Todo ello para transformarse en una izquierda transformadora que gane las siguientes elecciones. Porque, al fin y al cabo, quitar a Cifuentes es el principal objetivo de los socialistas. Eso sí, siempre y cuando se sea la primera fuerza de la izquierda frente a Podemos. Por ello, entienden desde la candidatura de Franco que Ángel Gabilondo debe seguir siendo el candidato.
Adiós a las primarias para candidato a la Comunidad de Madrid, pese a los aires de renovación que se prometen. Algo que también comparten en otra candidatura, por cierto. El mayor hándicap de Franco es que se presentan como el renovador de la militancia y lleva 20 años sin bajarse del machito o del cargo. Desde hace esos años lleva instalado el gallego en todas las ejecutivas regionales y como diputado en la Asamblea. Además, sus propuestas son defendidas, paradójicamente, por los mismos que han llevado al PSOE madrileño a vaciar las casas del pueblo con la falta de democracia interna los últimos años.
Juan Lobato
El baby de los tres candidatos, Juan Lobato, es alcalde de Soto del Real, por lo que, como dicen en su equipo bromeando sabe cómo mantener a raya a la derecha. La candidatura de Lobato es sumamente plural y recoge apoyos desde la derecha del partido hasta la extrema izquierda. Una candidatura sin grandes pesos pesados pero compuesta por personas que llevan tiempo peleando por el cambio en Madrid. Gran parte del antisanchismo por haber disuelto manu militari el partido está con él.
Sus propuestas son similares a las de Franco, aunque destacan algunas como la elección de todos los cargos públicos por listas abiertas (medida que no han medido bien por sus consecuencias electorales). Y a diferencia de los otros dos candidatos, desea ser un secretario general dedicado. Por ello dimitirá como diputado en la Asamblea de Madrid para poder llegar a sumar en cuatro años 30.000 militantes en la federación.
Al igual que Franco, entiende Lobato que Gabilondo es el mejor candidato para enfrentarse a Cifuentes. Y por tanto no habría primarias en ese sentido. Aunque desde su candidatura aseguran que habría que proponer algún tipo de sistema para que la militancia tuviese voz y voto.
En las últimas fechas ha conseguido el apoyo de Enrique del Moral, que no logró los avales suficientes, y parte del carmonismo se está venciendo hacia su lado. Por lo que podría tener opciones de pasar a la segunda vuelta para seguir enfrentándose con Franco.
Bastaría con decir que es el candidato del ex-secretario general defenestrado por Sánchez y Luena, Tomás Gómez, y con ello quedaría bien resumida su candidatura. Cuenta con el apoyo de los tomasistas más tomasistas y de algunos pueblos que aún controla Gómez. Ha sido la sorpresa de las primarias pero pocos militantes confían en él como candidatable en una segunda vuelta. Pide justo lo contrario de lo que hizo su padrino político, esto es, desprofesionalizar el PSOE de Madrid (aunque nada dice de los 3 millones de euros de deuda que dejó el antiguo barón de Parla) y volver a dar la voz a la militancia. Vamos lo que los demás.
Pide que el PSOE no sea sólo el PSOE de la capital y se comience a dialogar con los pueblos y ciudades que componen la región, algo que también solicita Lobato (a quien parece haber copiado algunas propuestas), y poco más que intentar recibir el apoyo del tomasismo, del susanismo (que ya no existe), o de todo lo que sea anti-Sánchez. Ni se le esperaba como candidato, ni se espera que pase del tercer puesto. Aunque en Madrid todo puede suceder como la historia ha demostrado.
Por la noche ya se conocerá si hay segunda vuelta o el gran favorito ha conseguido su objetivo de barrer a los otros dos candidatos. También servirá la votación para ver cómo están las fuerzas dentro del PSOE madrileño. Algo fundamental para el Congreso que se habrá de celebrar posteriormente. Y ahí seguramente algunos y algunas vayan con el cuchillo entre los dientes.