Emiliano García Page está ante su última vez como secretario general del PSOE de Castilla La Mancha y, de ganar las elecciones de 2019, sus últimos cuatro años como presidente de la comunidad castellano manchega. Al menos eso ha sido lo que ha confesado, en parte públicamente, en parte a sus íntimos. Está agotado de la política y entiende que se lo debe a su familia, la cual sufrió en tiempos del PP el acoso (incluyendo espías y fotógrafos que perseguían a sus hijos) de las malas artes de Cospedal y corifeos. Un agotamiento que viene por los años que lleva dedicado a la misma, aunque sin “perder ni un ápice de ilusión”, y por lo tumultuoso de la actualidad política interna.
Entiende García Page que, tanto el acuerdo con Podemos, como las políticas que están llevando a cabo en Castilla La mancha, muy perjudicadas por la mano que mece la cuna de Montoro, son un aval suficiente para comprobar que la izquierda hace las cosas de formas diferente. Ese aval que puede tener de la ciudadanía castellano manchega, espera que se lo den sus compañeros y compañeras de partido de nuevo. Un último aval para quien recuperó para la izquierda el gobierno de la Comunidad. Terminará lo que empezó cuando se hizo cargo del PSOE de la región y se marchará a descansar sin dejar la política en sí.
En frente tendrá como oponente a José Luis Blanco, alcalde de Azuqueca de henares, quien se presenta ¡cómo no! Como el representante del sanchismo castellano manchego. Apoyado por parte de las menguadas plataformas de apoyo a Pedro Sánchez, Blanco cree que el voto de uno se lo darán a él. Por ello, ha recurrido a hablar de militancia abierta y, especialmente en las redes sociales, a criticar a todo lo que huela a García Page. Con ser sanchista parece que ya vale. Ha dejado la impresión de que debe ser votado porque él es bueno y Page malo. Que todo lo que hace el presidente es de derechas y que cuando lleguen ellos y ellas al poder será todo de izquierdas.
En el debate mantenido hace unos días, García Page se comió a Blanco mediática y argumentalmente. El candidato de las plataformas, porque no es sino eso Blanco, mostró lagunas y desconocimiento del propio partido (como no saber cuántas agrupaciones hay realmente), y la sensación de que no ganaría a Cospedal en una elecciones. Y eso, en una región tan peculiar como Castilla La Mancha, es fundamental. Además, la campaña ha sido horrible y mal planificada. Y lo peor de todo acudiendo al victimismo de acusar de utilización del aparato contra él.
Manuel Viso, coordinador de Izquierda Socialista de Ciudad Real y por tanto nada sospechoso, lo ha expresado claramente en Lanzadigital, “y a pesar de las críticas que se han vertido en los medios por parte de José Luis Blanco, a mí me da la sensación de que ha sido una campaña bastante de guante blanco en la que, incluso, Emiliano García-Page ha propuesto crear un equipo único pero no ha habido la flexibilidad que se le pedía a José Luis”.
Izquierda Socialista en medio de la batalla
El mayor conflicto, exceptuando las clásicas acusaciones de “el aparato me pega”, de la campaña se ha centrado en el no-apoyo de Izquierda Socialista de Castilla La Mancha a alguno de los candidatos. Las redes y los medios locales han recogido los furibundos ataques que se han llevado contra la corriente de opinión, acusándola de hacerse pagista. Y eso que en su momento fueron los principales impulsores de las plataformas de apoyo a Pedro Sánchez. El quid de la cuestión haberse reunido con uno de los candidatos, García Page.
Tener o no tener a favor o en contra a la corriente de opinión no es que sume excesivos votos, tal vez los justos para definir situaciones, pero da cierto legitimidad orgánica. El caso es que los miembros de IS ayudaron, al comienzo, a José Luis Blanco a montar un poco el operativo de sus primarias. Tenían la experiencia exitosa de haberlo hecho con las plataformas. Sin embargo, y al tratarse de una cuestión distinta a las primarias federales, tanto por los motivos como por las cuestiones de política interna, solicitaron oficialmente definirse como corriente. En ese momento Blanco les dio “una pala y un pico”, como expresó un miembro de IS, pero les negó la voz.
Entretanto, Emiliano García Page solicitó una reunión con la corriente. La misma tuvo lugar un lunes en Manzanares, en el Castillo de Pilas Bonas para ser más exactos. A la misma acudieron García Page, José Caballero, Julián Nieva y Blanca Fernández. Por parte de IS acudieron sus coordinadores provinciales y el portavoz de Castilla La Mancha, Sixto Rol. En la reunión García page comenzó explicando su proyecto para estos cuatro años que espera continuar y su deseo de seguir el nuevo espíritu del PSOE y abrir y renovar las estructuras partidistas. Algo que ya se avanzó en estas mismas páginas hace meses.
Posteriormente, les comentó que deseaba ser secretario general y candidato del PSOE castellano manchego, ya que entiende que en la mayoría de las ocasiones la bicefalia no es productiva. Y contó que pensaba decirle a Sánchez que él debe ser el candidato y que se deje de monsergas. Que ya, cuando los andaluces estaban perfilando una candidatura alternativa, le había animado a convocar las primarias para candidato. También pidió a Izquierda Socialista sumarse a su candidatura. Ante este ofrecimiento los coordinadores de IS le indicaron que, primero debía tomarse un acuerdo y después le presentarían una serie de demandas orgánicas y de valores para discutir. Pero que el apoyo explícito no se lo podrían dar sin acuerdo en Asamblea.
García Page y los demás entendieron la postura y conminaron a la corriente a hacerles llegar el documento de debate. Insistió el secretario general en tenerles en cuenta, y desde la corriente le dijeron que esperaban que, ganase quien ganase, se les diese la visibilidad que deben tener como corriente. Algo que nada tiene que ver cargos sino con ideología y valores, le dijeron. El presidente regional se comprometió a permitirles tener esa visibilidad orgánica y a debatir cuantos documentos y propuestas presentasen si era re-elegido. En ningún momento se acordó puestos orgánicos o institucionales.
Ahora bien, lo mismo intentaron hacer con José Luis Blanco, pero éste ha rechazado cualquier tipo de contacto. Y eso que al principio de su campaña se vanagloriaba pública y privadamente de contar con el apoyo de Izquierda Socialista. Algo que ha enfadado a los miembros de la corriente, cansados de que los utilicen a forma de legitimación de la propia candidatura. De hecho, Viso ha sido muy crítico con esta actitud del candidato: “Cualquiera que se ponga la medalla de que fue ‘pedrista’ y se presente a unas elecciones en una comunidad autónoma crea tener el derecho de usar el nombre de Izquierda Socialista en su favor. Eso no es así y nosotros no le hemos dado el apoyo, ni siquiera individualmente algunos de los coordinadores porque no cuenta con Izquierda Socialista”.
Por su parte, por problemas de agenda, el coordinador de la campaña de García Page, Sergio Rodríguez, sí les recibió y les prometió estudiar sus propuestas. En el mismo correo electrónico que se envió al actual secretario general la propuesta, se encontraba Blanco, quien no ha respondido, ni ha querido saber nada de IS.
El caso es que todo apunta a una victoria de Emiliano García Page, no por el margen que él desearía, pero que sí está dispuesto a integrar en su Ejecutiva nuevas formas de pensar y ver el socialismo. El sábado, mientras Cataluña se prepara para el todo o la nada, se conocerá quién se hará cargo de Castilla La Mancha desde el socialismo. Si García Page perdiese, dimitiría muy probablemente de presidente de la Junta de Comunidades. Salvo que Sánchez le pidiese aguantar.