Los palmeros de los aparatos ideológicos de los dos poderosos del fútbol están dedicando todo el esfuerzo a destruir por la ética a Gerard Piqué y a Luis Rubiales. Su preocupación es que un jugador de fútbol profesional gane dinero, mediante una empresa, por montar el espectáculo futbolístico de la Supercopa en Arabia Saudí. Les parece mal eso y les parece mal que el Rubi se lleve un porcentaje. Son palmeros impecables respecto a lo ético… cuando llevan tragando con ello y alentándolo desde hace tiempo.
Sin embargo, lo que preocupa a los dieciocho restantes equipos de La Liga es la posible manipulación de la competición para que sí o sí jueguen siempre Real Madrid y FC Barcelona. Si alguno de los dos llega a la final de Copa del Rey, no hay problema porque mal se tiene que dar para que otro sea primero o segundo en liga. El problema es cuando no llegan a la final de copa, ni están los dos en las dos primeras posiciones en Liga. En ese momento el Rubi pierde cinco kilos de los que descontar su comisión. Lo peor es que les da igual todo y van con la chorra por delante, especialmente, con las designaciones arbitrales.
Gil Manzano, el árbitro sibilino
En el mismo momento en que se comenzaba a conocer la historia de Geri y el Rubi, los aficionados atléticos pusieron los ojos en blanco con la designación arbitral para el partido de hoy: Jesús Gil Manzano. No les confunda el nombre, coincidente con el usurpador prescrito del Atlético de Madrid, es un madridista confeso y muy obediente a los dictados de sus jefes federativos. Asco es poco para describir lo que los aficionados rojiblancos sienten por él. En muchos de los últimos arbitrajes malos hacia el Atleti el protagonista ha sido él –aunque los Munuera están subiendo posiciones esta temporada-.
Gil Manzano arbitra sibilinamente. Parece que no hace nada mal, que comete errores menores, pero en realidad lo que hace es dinamitar la moral del jugador. Permite entradas bruscas contra el Atleti (o quien le toque machacar ese día) y cualquier faltita es tarjeta en sentido contrario. Es chulo con los jugadores desde el primer minuto hasta el último y en el túnel de vestuarios. Condiciona el juego mental y futbolísticamente. Sabe hacer trabajos de alicatamiento como nadie en el mundo del fútbol. Y eso es perfectamente conocido por los jugadores, el entrenador y la afición del Atlético de Madrid.
Buen debut, al menos en el aspecto arbitral, va a tener Aitor Karanka (otro que ha pasado por la casa blanca) con el Granada. Puede decir a sus jugadores que pisen, empujen y se tiren en el área contraria porque acaba pitando alguna o algunas. Que calienten a los jugadores del Atleti que para las expulsiones es un pistolero rápido. Todo rojiblanco de bien sabe que hoy el esfuerzo va a ser mayor que nunca, pese a que el Granada está en mala racha, porque hay un personaje en el campo que seguramente les machaque sin piedad.