Desoyendo las opiniones autorizadas de los científicos, el Gobierno de Murcia sostiene que es absolutamente necesario aumentar la entrada de agua al Mar Menor desde el Mediterráneo para regenerar la laguna. Y para ello quiere que se hagan dragados en loscanales artificiales que comunican el Mar Menor con el Mediterráneo y en la zona de las Encañizadas, al norte de La Manga. Algo que los expertos consideran una “barbaridad” que traería consecuencias devastadoras.
Los científicos rechazan la propuesta de aumentar la conectividad de la laguna con el Mediterráneo, defendida el pasado jueves por el propio presidente de Murcia, Fernando López Miras, en la Asamblea Regional, ya que consideran que un dragado indiscriminado sería un “desastre absoluto”.
Los expertos que integran el Comité de Asesoramiento Científico de la laguna se han posicionado varias veces en contra del dragado de las golas para la entrada de agua del Mediterráneo al Mar Menor. Pero al Ejecutivo regional parece que no le importan estas posibles nefastas consecuencias.
Pese a estas advertencias, la Comunidad Autónoma solicitó el viernes al Comité de Asesoramiento Científico de la laguna que «facilite de forma urgente una planificación de medidas y acciones que eviten que el Mar Menor se colapse por la falta de intercambio de agua con el Mediterráneo y que la laguna litoral quede aislada y sea un conjunto de agua estancada».
La petición la hizo el consejero de Turismo, Cultura y Medio Ambiente, Javier Celdrán, que se ampara en un estudio del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (IMIDA) que muestra “cómo se está cortando el intercambio de agua entre el Mar Mediterráneo y el Mar Menor y eso está afectando negativamente a su recuperación y creemos que debe haber intercambio de agua para que se regenere”.
La opinión de los científicos
Ángel Pérez Ruzafa, catedrático de Ecología de la Universidad de Murcia y portavoz del Comité de Asesoramiento Científico, se muestra totalmente contrario al dragado indiscriminado e indica que “lo único que yo recomendaría en la Encañizada y las golas sería algún trabajo puntual de mantenimiento, pero con sumo cuidado y después de analizarlo mucho”.
El científico advierte de que “el agua limpia no va a venir del Mediterráneo, contra lo que algunos puedan creer, sino desde el propio Mar Menor”, y precisa que la “singularidad y capacidad de resistir la eutrofización de la laguna depende precisamente de su aislamiento”.
Francisca Giménez Casalduero, profesora de la Universidad de Alicante, explica el daño que conllevaría un aumento del intercambio de aguas entre el Mar Mediterráneo y el Mar Menor: ”Las condiciones físicas y climáticas de la laguna y su entorno han configurado un ecosistema singular, en el que la elevada salinidad del agua y los cambios bruscos de temperatura, han permitido la evolución de poblaciones adaptadas a un ambiente extremo (hipersalino) e impedido el asentamiento de otras especies. La salinidad es la principal barrera ecológica entre el Mar Mediterráneo y el Mar Menor, y el hecho de dragar las golas disminuiría el nivel de salinidad de la laguna, lo que provocaría una pérdida de biodiversidad y de calidad del estado ecosistémico al aumentar la probabilidad de crecimiento masivo de especies dañinas”.
Además, Giménez Casalduero afirma que el dragado de las golas no solo perjudicaría al Mar Menor, por el descenso de su salinidad, sino también al Mediterráneo, donde la salida de agua cargada de nitratos desde la laguna afectaría “muy negativamente a las praderas de posidonia, que tienen plazos de recuperación de cientos de años”.