Cada vez que se presenta el premio Nobel de literatura existe la curiosidad sobre cual será la editorial beneficiada. En esta ocasión el premio ha sido para el noruego Jon Fosse, quien se ha expresado mediante el teatro (principalmente), la poesía y la novela. Respecto a estas últimas obras ha resultado agraciada la editorial De Conatus. La única que en su momento (dos, tres años) se atrevió a traducir y publicar Trilogía y Septología (en varios volúmenes). La pedrea le ha caído a la editorial Nórdica pues la semana que viene publicará en unión a De Conatus una nueva obra del premiado, Mañana y tarde.
Normalmente al recibir el premio Nobel las ventas de un autor aumentan, las lecturas igual no (ya se sabe el Tsundoku siempre sobrevuela a quienes acuden a las librearías). El poner una faja (maligna) o una señal con “el premio Nodel de 2023” tiene su tirón marketiniano. De ahí que es posible que De Conatus pueda llegar hasta una segunda reimpresión de las obras ya publicadas y la que le queda por publicar junto a Nórdica. El año pasado fue Cabaret Voltaire, principalmente, quien tuvo la suerte de que Annie Ernaux ganase el premio, aunque es verdad que la autora ya tenía su propio tirón, algo que no existe con el noruego.
Salvo Fernando Bonete, ya le conocen por sus vídeos en redes sociales de recomendaciones de libros, no se conoce a personas que lo hayan leído profusamente y mucho menos que hubiesen pedido el Nobel para Fosse. Así que pocos se podrán colgar medallas sobre la exquisitez de su escritura y todas esas cosas que se dicen. Es un premio a un dramaturgo principalmente (algunos no se han enterado de que más allá de las fronteras patrias se hacen producciones de teatro modernas y no los pseudomonólogos que pueblan los teatros españoles) y da la casualidad de que también escribe narrativa. Ser poco conocido en España no empece para que lo sea, y mucho, fuera. Pero como quien esto escribe no lo ha leído mejor callar sobre su obra.
Este desconocimiento, que es a lo que se quería llegar, puede servir para que una editorial pequeña, que hace una apuesta arriesgada con autoras y autores menos conocidos pero de gran calidad, aumente sus ingresos. Es lo que se desearía pero no es tan obvio que vaya a suceder. Con el Nobel de Abdulrazak Gurnah no se sabe si Salamandra (y el grupo Penguin Random House) han hecho caja suficiente para decir que es rentable. Una obra y basta es lo que le ha ocurrido a los lectores cercanos a quien esto escribe. Es posible que eso no suceda con De Conatus.
Los lectores, habituales o menos, siempre esperan que se le conceda a ese más conocido (el cansino Murakami, por ejemplo, o el ácido Houllebecq), a ese que es del gusto personal o a cualquiera de esos que venden mucho. En cuanto se sale de los cánones estéticos que los grandes grupos editoriales insuflan, parece que ya es peor, aunque la calidad del escritor sea mucho mayor. Por eso es tan importante estas pequeñas editoriales, como De Conatus o Nórdica, que suelen acercar a los lectores españoles pequeñas joyas literarias que son despreciadas por aquellos grandes grupos. Algo que sucede con los ensayos también.
Ya se verá si el obtener el Nobel aumenta las ventas de Fosse en España. Ser católico en un país oficialmente luterano ya indica algo del carácter del autor. Además, no es algo que impida las ventas, D’Ors y Sánchez-Adalid lo son y venden bastante. De momento el gordo es para De Conatus y la pedrea para Nórdica (editorial dedicada especialmente a los autores de aquellos lares). Suerte para todos.