Ni en sus mejores sueños los seguidores del Atlético de Madrid habrían soñado con un verdadero crack mundial. Al menos que fuese fichado por el dúo del expolio. Haberlos los ha habido porque se han hecho en las filas rojiblancas… y fueron vendidas sin llegar a los tres cuartos de hora. La llegada de Luis Suárez, por muy inquietante que la hayan vendido debido a su edad y prestaciones físicas (eso ocurre por creer al nacional-madridismo mediático) ha supuesto un punto ¿y seguido? del tipo de fichajes a que tienen acostumbrada a la hinchada rojiblanca. Así ha quedado demostrado en el primer partido, donde más allá de los goles, la presencia del delantero uruguayo ya ha marcado claramente lo que es un nueve de verdad.
Todo esto no hay que agradecérselo a los de palco en realidad, si acaso a la llamada de Diego Pablo Simeone, sino al presidente del FC Barcelona, Josep María Bartomeu, alías Nobita. Si no hubiese decidido acabar con el núcleo de jugadores que tantos títulos dieron al club blaugrana, es seguro que Suárez no habría llegado al Metropolitano. Si no hubiera querido aparentar que mandaba más que nadie, no habría llegado el uruguayo a vestir la elástica rojiblanca. Si no hubiera querido acabar con Messi pero sin librarse de Messi, la felicidad rojiblanca no sería la que es después del partido ante el Granada. A Nobita le sobraba una pieza que puede ser clave en el esquema del Atlético de Madrid y la ha regalado –los supuestos seis millones por condiciones son una bagatela ya- por fastidiar a su mejor jugador. De momento la victoria frente al Villarreal, que tampoco es que sea el Bayern de Múnich y siempre muy sobrevalorado, es un bálsamo entre la afición culé que pasó buena parte de la tarde mirando al Atleti de reojo y con un come-come dentro por lo que ya no tienen.
En las redes rojiblancas hasta han pedido que se ponga una placa del presidente blaugrana en el paseo de las leyendas. Desde luego ha hecho más que Thomas Lemar, quien de no salir, estaría a pocos partidos de estar también presente en la misma. No se engañen, todo es gracias a Bartomeu porque si fuese por el dúo calavera que dirige el Atlético hubiese salido Morata y habría llegado cualquier delantero de seis goles al año. Vendido eso sí por la prensa afín como si fuese el nuevo Pelé. Que también los columnistas rojiblancos tienen la enfermedad del nacional-madridismo de ver balones de oro por todas partes. Mañana venderán que gracias a Gil y Cerezo hay equipo para ganar todo –y eso que el propio entrenador ha dicho que nada de eso, que partido a partido- y tendrán entretenidos a los aficionados con posibles fichajes de relumbrón que sólo vendrán a costa de la heitingada de todos los años.
Mientras tanto, a disfrutar con el regalo de Nobita Bartomeu y a esperar que su amigo quiera unirse a él la temporada próxima. ¡Para una vez que se puede soñar algo bueno dejen a los atléticos tranquilos! Ya hay entre la prensa supuestamente del Atleti a numerosos tiñosos, gafes y amargados. Especialmente cuando hay que meterse con el Cholo Simeone. Hoy callarán –igual no- escondidos detrás de la pantalla del ordenador o de las sartenes, pero seguro que tendrán a punto los cuchillos para clavarlos en cuanto puedan. Tienen intereses similares a cierta agencia y eso se reconcome por dentro mucho más que lo que pueden disfrutar de su equipo. Gracias Bartomeu por dejarles callados unos días. Por cierto, el Atlético desplegó un juego muy dinámico sin necesidad de músculo en su once inicial… ¿a cuántos metros ha defendido Suárez? Mamadores del régimen sin argumentos futbolísticos también. Por ello, además, gracias Bartomeu.