Una de las funciones de las encuestas electorales es manipular la opinión pública. Nada de informar mediante el clásico “cuadro social en un momento determinado”. Manipular las conciencias a favor o en contra de los intereses de quien ha pagado por ese muestreo. Puede haber momentos en que se intente conseguir el efecto band wagon –subirse al carro ganador-, aumentar la abstención del perdedor por no tener opciones o conseguir el efecto underdog –conseguir votos para el perdedor por lástima-. Lo que es evidente, y por eso se gastan el dinero los medios de comunicación y las instituciones públicas, es que siempre se trata de manipular la opinión pública, la percepción de las personas respecto al voto o a cualquier otro tema de interés. Una manipulación que se puede conseguir de forma sencilla, tal cual es la selección de las zonas y grupos de personas donde y a las que se pregunta.
Eso mismo parece que ha sucedido en la última encuesta del CIS andaluz (CENTRA), en la cual Elías Bendodo, portavoz del gobierno andaluz y controlador de estos temas, parece haberse pasado con la cocina de la encuesta. Tanto como para haber cambiado en poco menos de dos años hasta la composición psicológica y sociológica del pueblo andaluz. De hecho, como ha destacado el sociólogo andaluz Daniel Valdivia, la población de Andalucía ha pasado de ser la más izquierdista de España a ser la más derechista en tan sólo dos años según los estudios del portavoz de la Junta. Algo extraño salvo que haya habido una mortalidad enorme entre los votantes de izquierdas… y que no concuerda con lo que dice el CIS sobre Andalucía en general.
¿Cómo se manipula? Otra muestra del arte de la manipulación política es elevar a la categoría de ser supremo al dirigente al que se apoya desde el periódico o la institución ninguneando a los demás posibles candidatos o dirigentes políticos. En la encuesta Juan Manuel Moreno Bonilla aparece como el preferido para presidir la Junta por el 34% de los andaluces, algo que no es extraño en realidad. Donde viene la manipulación es en la selección de los competidores por el puesto. Ahí los creadores de la encuesta han decidido preguntar no sólo por los actuales dirigentes en el parlamento andaluz sino por posibles candidatos de esos mismos partidos porque… lo han leído en los periódicos. Así en vez de preguntar por Susana Díaz solamente, se animan a preguntar por Juan Espadas y María Jesús Montero, con lo que la preferencia del votante socialista tiende a dividirse. Si sólo preguntase por Díaz igual, y sólo igual, el porcentaje podría subir hasta el 13% (que suman los tres) y el gráfico de Bonilla (como es conocido por los andaluces) no quedaría tan de “ser superior”. Lo mismo se puede aplicar a Vox, partido al que tienen un miedo atroz en San Telmo. Como ha dicho, con todo el sarcasmo del mundo, el periodista Pepe Fernández: “Los andaluces aman a su líder. Viva Corea”.
Con una imagen, porque las imágenes también juegan un papel decisivo en la manipulación, de esas características donde aparece uno (Bonilla) entronizado y los demás como cochambre política, en Canal PP, perdón, Canal Sur hacen el subsiguiente relato manipulado del salvador del Andalucía o poco más o menos. Y como es un ser supremo pues se le compara con Pedro Sánchez, que no pasaba por ahí pero se lleva su golpe. Miren lo escrito en la entradilla del sondeo: “El 42,2% de los andaluces califican la gestión de Juanma Moreno como presidente de la Junta de Andalucía como buena o muy buena. En cuanto a la gestión de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno central, el 67,9% de los andaluces la califica como mala o muy mala”. Lo curioso es que se puede escribir al revés lo de Bonilla y decir que el 51,8% de los andaluces no aprueban su gestión. Un dato éste que no concuerda luego con los votos a otorgar, donde la cocina de Bendodo se ha pasado.
Unos datos de intención de voto donde el PP crece 10 puntos desde las elecciones, el PSOE pierde 4 puntos (algo más lógico), Vox ganaría un 7%, Ciudadanos perdería un 10% y Unidas Podemos-Adelante Andalucía perderían casi un 3%. Esto lleva a que una región que está virada hacia la izquierda según todos los sondeos –menos el bendodiano- la derecha obtendría unos resultados que jamás ha obtenido y que sociológicamente son inexplicables, salvo que se abstengan de votar todos los votantes de izquierdas o casi. Bueno, en eso casi no manipulan y ofrecen un abstención del 49,9%. Esto no quiere decir que el PSOE y lo que haya a su izquierda cuando lleguen las elecciones vayan bien, no, al contrario, no van tan bien porque en el mejor de los casos estarían estancados. Lo que sí parece existir es una mala elección de la muestra, algo que no parece haber visado el Colegio Oficial de Ciencias Políticas y Sociología de Andalucía.
Hay un detalle que muestra bien a las claras la manipulación de este tipo de encuestas –y algunas privadas- desde que está Bendodo al frente. Si se fijan en la frase que se puso anteriormente de la entradilla del barómetro se dice que “Juanma Moreno”… Cualquier persona con un mínimo de rigor científico no habla del presidente como “Juanma” sino como Juan Manuel. En los tiempos del PSOE no se decía Manolo Chaves, ni Borbolla, se citaba a las personas por su nombre completo, no por cómo le llamen sus amigos. Algo que es continuado en las notas de prensa de la Junta cuando se refieren a Bonilla. Hasta tal punto llega la manipulación de la información de Bendodo y su alegre muchachada en un intento de hacer más amigable a un soso como el presidente de la Junta. ¿Manipula Bendodo los datos de las encuestas? Si no lo hace, lo parece y mucho. Cualquier día hasta dicen que no conocen al gran valedor del PP andaluz, Gabriel Amat.