Se celebra con efusión los datos de afiliación a la Seguridad Social, pero hay que bajar un poco la intensidad de los focos para evitar que nos deslumbren. Claro que los trabajadores deseamos que las cifras de empleo sean positivas, pero lo que en verdad queremos es que mejoren las condiciones de trabajo: salario, cantidad de horas trabajadas, cuantas veces pasa por el desempleo al cabo del año, que baje la siniestralidad…
Hay que aclarar que no es lo mismo hablar de los “afiliados” a la Seguridad Social que de “afiliaciones”; un mismo trabajador puede causar alta en la Seguridad Social varias veces al mes, como desgraciadamente ocurre por la rotación en el empleo.
Veamos algunos datos concretos para valorar en qué medida está mejorando el empleo:
La tasa de temporalidad al cierre del primer trimestre de 2022 ha sido del 24,2%, frente al 25,4 del 4º trimestre de 2021, es decir, que ha tenido un descenso del 1,2%, según datos del Instituto nacional de Estadística. Es un dato positivo, aunque es pronto para ver el efecto de la reforma laboral en materia de contratación. No podemos olvidar que continuamos doblando la tasa media de temporalidad que en la UE-2021 se cerró en el 13,2%.
También conviene tomar distancia en la lectura de los datos, pues la estacionalidad marca diferencias importantes en las cifras de empleo de un trimestre a otro, así como entre sectores.
La reforma laboral reciente ha cancelado el “Contrato de Obra o Servicio” y que ha flexibilizado el “Fijo Discontinuo”. Según esto, la previsión es que baje la tasa de temporalidad y se incremente la contratación indefinida. Sin embargo, lo que esperamos que cambie son los contenidos de las condiciones de trabajo, no solo los datos estadísticos.
Un parámetro que nos puede dar una imagen fidedigna de lo que está ocurriendo en el mundo del trabajo es la variación en el número de horas trabajadas, en cómputo semanal, por los asalariados.
Horas semanales trabajadas por los asalariados y asalariadas
1er trimestre | 2º trimestre | 3er trimestre | 4º trimestre | |
2008 | 554.559.200 | 584.645.900 | 505.683.200 | 546.260.900 |
2009 | 526.751.200 | 531.535.800 | 471.740.800 | 514.877.200 |
2010 | 508.148.800 | 532.231.900 | 468.496.900 | 496.960.600 |
2011 | 518.063.600 | 516.065.200 | 461.123.100 | 486.599.000 |
2012 | 487.508.700 | 482.255.100 | 428.472.600 | 454.809.700 |
2013 | 449.449.900 | 466.423.600 | 411.779.000 | 456.445.500 |
2014 | 454.225.500 | 465.741.600 | 421.388.900 | 472.538.700 |
2015 | 465.490.700 | 486.306.900 | 445.115.300 | 486.337.700 |
2016 | 485.054.200 | 508.645.800 | 456.301.500 | 488.507.800 |
2017 | 504.433.700 | 508.524.900 | 464.413.200 | 502.006.200 |
2018 | 512.048.100 | 539.099.300 | 486.706.500 | 521.779.700 |
2019 | 532.240.400 | 539.666.600 | 490.751.200 | 535.845.800 |
2020 | 515.667.600 | 404.969.500 | 451.972.400 | 502.233.600 |
2021 | 486.710.100 | 523.136.000 | 470.366.400 | 503.774.900 |
2022 | 533.003.100 |
Lo primero que nos dicen los datos de la tabla es que el número de horas trabajadas semanalmente, en el primer trimestre de 2022, no ha superado la cifra de horas trabajadas en el mismo trimestre de 2008. Y, que, respecto al frenazo económico provocado por la crisis sanitaria, comparando el 1er trimestre de 2019 y el del año actual, el incremento de horas trabajadas es de 762.700 horas semanales, lo que equivale a unas 19.067 jornadas completas de 40 horas, un incremento del 0,14%, no parece un crecimiento como para hacer una fiesta.
La grafica anterior representa la media trimestral anual, sin distinguir trimestres. Destaca que en 2013 las horas trabajadas cayeron aún más que durante el año 2020, el peor año de pandemia. Este dato cuantitativo hay que relacionarlo con la gran destrucción de empleo que provocó la reforma laboral de 2012, no derogada, cuyos efectos desembocaron en la mayor tasa de paro registrada en la historia de nuestro país, el 26,06% en el 2º trimestre de 2013. Aquella reforma laboral fue una tremenda operación para la transformación trabajo con derechos en empleo precario.
Por otra parte, y con una inflación desbocada, otro parámetro que hay que valorar para saber si el empleo mejora verdaderamente, es la pérdida o ganancia de poder adquisitivo de los salarios.
Tabla comparativa entre inflación y subida media salarial
Año | IPC | Subida salarial media en convenio colectivo |
2010 | 2,99% | 1,30% |
2011 | 2,38% | 1,59% |
2012 | 2,87% | 1,31% |
2013 | 0,25% | 0,57% |
2014 | -1,04% | 0,57% |
2015 | 0,02% | 0,74% |
2016 | 1,57% | 1,16% |
2017 | 1,11% | 1,43% |
2018 | 1,18% | 1,72% |
2019 | 0,79% | 2,24% |
2020 | -0,53% | 1,75% |
2021 | 6,55% | 1,47% |
En el acumulado de estos doce años, los precios han crecido un 18,14% frente al 15,75% de los salarios, es decir, que la pérdida acumulada en este periodo es del 2,39%. Sin perder de vista que el diferencial entre inflación y salarios del pasado año 2021 fue de 5,08%. Las expectativas no son halagüeñas para los salarios, dado que el IPC de abril se ha situado en el 8,4%, mientras el incremento de los salarios pactados en convenio hasta el mes de abril es del 2,4%.
En el mismo periodo de años, de 2010 a 2022, el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) ha pasado de 633,3 € a 1.000 €; ha experimentado un crecimiento medio del 4,45% anual. Es un dato positivo, sin duda. La subida del SMI tira de los salarios hacia arriba, aunque no siempre se transforme en incrementos reales para los trabajadores y trabajadoras, por la absorción que muchos empresarios aplican a otros conceptos que no son el salario base.
Comprendo y comparto que los sindicatos, UGT y CCOO, se hayan levantado de la mesa de negociación del Acuerdo Estatal de Negociación Colectiva (AENC), ante las propuestas de la CEOE de una subida salarial para los tres próximos años del 8% (2,66% anual) y sin cláusula de revisión. Hay que poner freno al trasvase de rentas del trabajo en favor de las rentas del capital. El Gobierno debe intervenir en este desequilibrio, como en tantos otros que se están produciendo en perjuicio de los más débiles. No es posible esperar a que pasen las crisis, pues ya vemos como se encadenan una con otras. Para convencer a Gobierno y patronales solo cabe la movilización unida y coordinada de todos los sectores en conflicto.