Los periodistas no están para opinar. Su formación es mínima para poder entender los diversos aspectos de la vida que se les presentan. Lo que tienen que hacer es presentar los hechos tal y como son, algo que es cercano a la verdad. Esto que era básico hace no muchos años parece hoy algo increíble. Es, desde luego, extraño en cualquiera de las facetas del periodismo. Todos en vez informar o bien relativizan poniendo en el mismo lugar a víctima o victimario, como si los hechos no importasen; o bien se colocan en una posición ideológica estableciendo qué cosas son malas porque las hacen los contrarios y buenas porque las hagan los suyos, aunque sean los mismos hechos; o bien se colocan la bufanda y exponen todo con esa bufanda por delante sin importar lo real; o bien se pliegan a los poderosos.
En el caso de la prensa deportiva (radio, televisión, redes sociales) confluyen las dos últimas opciones, no solo llevan la bufanda puesta sino que se pliegan a los intereses de los poderosos, en especial, de los presidente o dueños de los clubes. Así se ha llegado a la putrefacción del periodismo que ya no tiene nada que ver con el deporte sino con los intereses espurios de diversos equipos. En España, por desgracia, la prensa de carácter nacional está completamente vendida al bufandeo madridista, de ahí que la ideología que procuran a la población sea conocida como el nacionalmadridismo. Han pasado de ser elementos democráticos a ser aparatos ideológicos del señor de Pío XII. En las regiones se produce algo parecido con cada equipo de la zona. El nacionalbarcelonismo también existe aunque no lo crean.
Estar trabajando constantemente bajo este tipo de ideología no es nada nuevo. Durante el nazismo, el fascismo, el comunismo, el franquismo o cualquier ismo que se les ocurra y tenga carácter poco democrático los periodistas se dedicaban a «informar» bajo el prisma ideológico. Ninguna libertad de prensa, ninguna verdad. También los medios que no se han atrevido a lo largo de la historia a reflejar la verdad, los hechos, han ido alimentando la bestia poco a poco hasta que, desbocada y liberada, acaba provocando el caos, el odio, la violencia… Ejemplos tienen a cientos y no es necesario insistir. Esto ha ocurrido en el deporte español y en concreto con el Real Madrid.
El medio de comunicación del equipo presidido por Florentino Pérez, Real Madrid TV, puede decir lo que quiera, puede hacer quince mil vídeos diciendo que hasta Pedro Sánchez les ha robado, lo que quieran pues no es en realidad un medio de comunicación sino un aparato propagandístico. Con la audiencia que tiene, la calidad mental de ésta, lo normal es que no influyese en nada, ni nadie. El problema no está en el aparato propagandístico sino en toda la prensa deportiva que actúa como aparato ideológico y amplía por mil lo que allí se dice. Paran un periodista serio lo que allí se diga debe tener una importancia muy menor, es lo que es ese canal, pero para los periodistas actuales lo que allí se dice no solo es verdad sino que es una señal para incidir en los aspectos que el ser superior entiende que han de conformar el discurso ideológico.
Todos, da igual periódicos, que radios, que televisiones, que flipados de las redes sociales, saben que deben establecer lo que allí se dice en algo viral y normativo. Si lo dice Real Madrid TV comienza a ser la verdad y como tal es imposible que pueda ser de otra forma. No analizan si es real o no, si es verdad o no, se lanzan a exponer sin dudarlo lo que allí se dice. Normal que se quejasen los árbitros antes de la final de la Copa del Rey, aunque los culpables son los que tenían frente a ellos, los periodistas deportivos. Los mismos que luego criticaban, porque esa es su ideología, a los profesionales del arbitraje por señalar lo obvio, que son ellos mismos los que están destrozando el deporte. Si a usted le dicen que los árbitros roban al equipo blanco por la mañana, tarde y noche, por televisión, radio y periódicos, acaba por creer que es así.
A todo ello se ha sumado que el equipo del señor de Pío XII ha acabado fichando a los más chungos y poco inteligentes del mundo futbolístico. Ahí tienen a Bellingham, Rüdiger, Vinicius y demás españoles que ya venían con la tara de casa. Si cuando le dicen a un árbitro que se joda o que es un hijo de puta, si hacen gestos yihadistas, si parten piernas o si critican a cualquiera sin que pase nada, lo normal es que esas bestias acaben pensando que tienen completa libertad para cometer sus delitos. Si a otro por quejarse de los árbitros le caen cuatro partidos —Gayá, por ejemplo— y por mandar a tomar por culo no, se acaba creyendo que es intocable y va por los campos de dios montando grescas. Aquí también tienen culpa Javier Tebas y el gobierno que solo son buenistas si el afectado no es el Real Madrid —¿Han cerrado el Bernabéu por los insultos racistas a Yamine Lamal o por tirar objetos al Atlético de Madrid?—, más la Federación que no castiga igual, o no castiga, a unos y el otro equipo.
Todo esto acaba derrumbándose como un castillo de naipes en cuanto entra un poco de aire de libertad o de realidad. Hoy se sorprenderán algunos de que Rüdiger sea un broncas que le tira una bolsa de hielo a un árbitro, que Lucas Vázquez quería meter un neke al colegiado, o que Bellingham insultase al equipo arbitral y fuesen expulsados. Desde la grada Carvajal, el parte tibias, dijo de todo y Militao le siguió —¿Señor Tebas sancionaran al aficionado que estaba diciendo cosas vergonzosas o como es del Real Madrid se harán popó?—. Como toda Europa se dio cuenta de lo que significa robar en la eliminatoria de Champions contra el equipo rojiblanco. Al final el Diablo acaba siendo descubierto y con él a sus esbirros. Ahora Rüdiger ya no es tan gracioso —¿verdad Arancha?— y los otros se muestran como unos macarras consentidos.
Esto lo ha visto todo el mundo pero, siempre hay un pero con los medios ideologizados, en los «medios bocabajo» parece que no ha sucedido gran cosa y comienzan a intentar hacer ver que los jugadores del FC Barcelona son peores o iguales. De hecho hay unas imágenes de un «hecho terrible» de Gavi corriendo delante de un jugador del equipo blanco. Seguro pedirán que le ajusticien en plaza pública. Ya están buscando estos medios cual puede ser la sanción mínima, la máxima son treinta partidos, para hacer fuerza y que no se perjudique demasiado pues «no son tan malos chicos» como dicen. Total, como dice Manuel Jabois, el que dicen que es el intelectual madridista, pese a perder han ganado —y no les han dado una copa, ¡qué injusticia!—. Si fuesen otros jugadores pedirían cadena perpetua.
La realidad es que ya da igual, todo el mundo ha visto cómo son y qué suelen hacer para ganar. A partir de aquí todo es autoengaño y bajarse los pantalones. El mundo conoce a la organización criminal. El discurso buenista del gobierno se acaba, otra mala noticia para el sanchismo. Solo queda que se purguen o que fenezcan poco a poco.
Post Scriptum. Malos tiempos para el nacionalmadridismo. Si se fijan siempre tienen un poco de atención con los equipos donde entrenan Pep Guardiola y Luis Enrique, verdaderas bestias negras antimadridistas junto al Cholo Simeone, pero este año igual les sale mal. El Manchester City podría ganar la FA Cup y obtener un título, cosa que está por ver con el equipo blanco. El PSG es campeón de Francia, puede ganar la Copa francesa y habrá que ver si se mete en la final de la Champions y/o la gana. Y lo peor es que el Barça puede hacer triplete. Cuando vienen mal dadas…