Ya está el Atlético de Madrid en Los Ángeles, California no San Rafael, para disputar el Mundial de Clubes, o esa pachanga —así lo entienden en la zona noble de la SAD a la vista de los movimientos de jugadores— creada por FIFA para saturar un poco más el calendario futbolístico. Allí se han ido entre rumores de fichajes y no fichajes a pasar unos días en amor y compañía y con una afición que no tiene ninguna gana de competición. Porque en el palco son tan ambiciosos que quitan las ganas hasta a los aficionados más fanáticos.
Luego nos contará David Vinuesa que los aficionados quitan las ganas al equipo y con los ánimos de derrota con los que se acude pues no valen después las quejas. Claro como han ganado todo lo que han disputado, o han intentado disputar porque en algunos partidos no aparecieron los jugadores, hay que tener fe —Picu tiene mucha— y creer que FIFA va a permitir que el Atleti gane. Ya. Se cargaron, Gamal Al-Ghandour mediante, a España con Korea, qué no harían si se les fastidiase una final sin sus equipos «preferidos». Hay que ir a ganar pasta que las copas en el Petalo’s no se pagan solas, ni la gasofa del yate.
Como ya han quitado la ilusión y las ganas por el Mundial, es mejor ver el eterno mercado fichajes. Alex Baena llegará si no se cansa antes de los flecos de Miguel Ángel Gil. Claro que para flecos molones los del tristemente recién fallecido Sly Stone. El Cuti Romero ya se sabe que no llegará y que Clemencio es el fichaje. Y luego está lo de Johnny Cardoso que igual sí, igual no, o cogerá su fusil. Así que lo más destacado es la posible llegada de Theo Hernández. Y aquí es donde hay que decir que no, ni de coña, ni por asomo, ni aunque fuera el último jugador en la Tierra antes del Apocalipsis.
Se está en un momento en que ya no se sabe si es verdad o no lo que cuentan los periodistas serios pero han insistido demasiado en él como para hacerse el sueco —nacionalidad que no se tendrá en la plantilla la temporada próxima por mucho que inventen— El menor de los Hernández no debe pisar ni el Metropolitano, ni Majadahonda, ni Madrid si nos apuran. Son varios los motivos. Uno, se ha reído de los aficionados rojiblancos y ha hecho ostentación de ello. Pese a que el dúo sacapuntas (o ¿sacapasta?) tenga estómago para cualquier fechoría que imaginen, la afición no debe tragar con semejante despropósito. Bastante se aguanta ya al marido de Erika y el chaval nunca habló mal.
Dos, deportivamente no mejora a Reinildo en defensa, done está el verdadero problema. Aunque parece, por lo que se lee en redes sociales, que todo el mundo ha visto la temporada completa del AC Milan para hablar del jugador como si fuese Everaldo. Y tres, se duda con fundamento de sus capacidades mentales. Es como meter en una madriguera de conejos a una raposa. Ya le puede gustar al Cholo y tener una carta astral Piscis perfecta como la del Doctor J en Basket Music. No. No puede venir por, como dicen los aficionados, «rata, tonto y negado». Además no saldría barato precisamente aunque su actual equipo sea colega de trapicheos de Gil. Ni puede, ni debe venir. Salvo que quieran una bronca constante al palco, que la intuición dice que no. Con este tipo ni el Cholo les servirá de parapeto.
¡¡¡Sakrificiooooo!!! que diría El punk ha muerto.