El gobierno del PSOE y el de la Junta de Andalucía se han felicitado enormemente del acuerdo alcanzado entre Adif y Virgin para el desarrollo del Hyperloop, o sistema de desplazamiento rápido mediante tubos de vacío. Una idea que surgió de Elon Musk, el factótum de Tesla, Espace-X y otras empresas tecnológicas y que la empresa de Richard Branson desea probar en Antequera (Málaga). Desde los distintos gobiernos se vende como una colaboración en I+D+i, aunque realmente lo que hace Adif es ceder las instalaciones que tiene en la localidad malacitana (que estaban desaprovechadas por el fracaso del eje Bobadilla-Algeciras) para uso de la multinacional Virgin. España ayudará apoyando la obtención de 126 millones de euros de fondos europeos en convocatorias públicas como subvención para acomodar las instalaciones. El resto del gasto y el beneficio será de Virgin… si sale adelante el proyecto.
Comenzará el funcionamiento en 2020 y se dedicará al desarrollo, prueba y certificación de componentes y subsistemas para la mejora y fiabilidad de los sistemas Hyperloop. Así que no habrá construcción, ni modelaje en las instalaciones malagueñas, sólo una parte del desarrollo. Adif ya expuso en su nota de prensa que el desarrollo del Hyperloop supone una innovación en materiales, seguridad de túneles, técnicas de electrónica, telecomunicaciones y telemática. También lo venden como un estímulo para el crecimiento económico regional y de generación de empleo en Andalucía, ya que entre 200 y 300 profesionales serán los encargados de desarrollar la investigación en esa sede. Cuestión bien distinta es que sean españoles o no, eso no se sabe, ni la compañía ha asegurado que vayan a ser investigadores o investigadoras españolas. Eso sí, como siempre, España podrá aportar servicios al centro de investigación. Porque el ecosistema de proveedores y/o socios no está claro que se produzca. Y los ministros Pedro Duque y José Luis Ábalos saben, o deberían saberlo, que es algo que puede salir o puede que no.
¿Por qué tantas dudas respecto a esta supuesta buena noticia? Porque los informes técnicos y los especialistas en la materia se acercan más por definirlo como el monorraíl de Springfield (de la famosa serie Los Simpsons) que una posibilidad real y factible. ¿Qué es Hyperloop? Pues un tubo larguísimo subterráneo o aéreo, en el que se mueven a velocidades cercanas a los 1.200 kilómetros/hora vehículos pequeños (casi como balas grandes para que se entienda), mediante electricidad y efecto vacío por lo que el rozamiento es casi inexistente y se puede lograr teóricamente esa velocidad. Así un trayecto Madrid-Valencia se realizaría en casi 16 minutos. Visto así parece ciencia ficción aunque físicamente, es decir, en la hoja de cálculos y en el papel de la teoría, es completamente factible. ¿Materialmente es factible? Aquí es donde aparecen todas las dudas y el cálculo de costes parece que se dispara. A lo que habría que añadir ciertos inconvenientes de materiales y de capacidad energética. Por no hablar de seguridad.
Dificultades para su construcción.
Luis Rodríguez, que se mueve como pez en el agua en todas estas cuestiones científicas, escribió un artículo hace cerca de un año presentando todas las dudas que se pueden poner a este proyecto. Aquí resumiremos su aportación y añadiremos otros datos, pero si quieren tener el detalle lo mejor consultar aquí. El primer problema técnico que se debe afrontar es crear el vacío casi completo en un tubo (evidentemente unidades de tubo con sus juntas) de cerca de 350 kilómetros o más. Porque para circular perfectamente las balizas debe existir un vacío del 99,9%. Esto se puede lograr sí, pero no bajo los materiales que se han presentado en las fases de estudios previos. No hay material barato hoy en día que pueda soportar esa presión interna y externa para hacerlo rentable. Y menos las previsiones de un tubo de dos centímetros de grosor. Si el tubo es aéreo se eliminan ciertas presiones pero vienen los problemas de vibraciones, cambios climáticos, etc., para un tubo de 300 kilómetros o más. Además, del impacto ambiental que genera y las expropiaciones a hacer.
Otro problema es todo el sistema energético que se necesita para dotar de electricidad al sistema. En el modelo de Musk se consigue en la teoría mediante paneles solares a lo largo de toda la línea por lo que se necesita ese espacio exterior que debería ser comprado a alguien. También se puede hacer con estaciones eléctricas (eólicas, solares, térmicas, porque se quiere que sea sostenible) que ocuparían espacio y tendrían un mantenimiento constante, que es lo que pretenden para el Hyperloop aéreo. Algo que no se calcula dentro de los costes.
Como tampoco se calcula que debe ser un camino sin curvas, sino lo más recto posible para que la velocidad se pueda mantener y por cuestiones de seguridad. Por ello habrá que tunelar hasta la profundidad necesaria para conseguir esa rectitud que se busca. Por tanto se añade profundidad y por tanto presión sobre el tubo. Y el coste de tunelar 300 kilómetros es de miles de millones de euros. A ello hay que sumar las salidas en caso de emergencia, distintos puntos para mantenimiento, etcétera. Tampoco es un sistema que se haya probado completamente seguro para la vida de los usuarios. Ni por la frecuencia de lanzamiento, ni por la velocidad alcanzada. En el aéreo, por su parte, la rectitud es prácticamente imposible por las orografías, salvo que sea el desierto. Lo que técnicamente dificulta la concepción final.
Todo ello supone un coste de posiblemente decenas de miles de millones. Y para ser rentable ¿cuánto costaría un billete? Desde Virgin aceptan que los primeros viajes serían para personas ricas, que no habría billetes asequibles. Pero por los costes ni al principio ni al final parece que vayan a hacer rentable algo que a día de hoy material y financieramente es casi imposible. Por tanto, lo que nos venden hoy desde el Gobierno y la Junta de Andalucía es más el monorraíl de Springfield que un avance tecnológico en el transporte de mercancías y personas. Posiblemente sería bueno el proyecto si Virgin contratase a personal de ingeniería española (tenemos a muy buenos y buenas ingenieras en resistencia de materiales), pero si los van a traer de fuera, al final los españoles y españolas haremos las labores de servicio del centro tecnológico. Por tanto, seguir en el país de servicios y no de la tecnología punta.