Pedro Sosa, concejal portavoz de Izquierda Unida Verdes en el ayuntamiento de Lorca, ha criticado esta mañana en rueda de prensa la falta de compromiso del nuevo alcalde, Fulgencio Gil, que al igual que su antecesor, sigue sin cumplir los acuerdos que se alcanzan en los plenos municipales.
Concretamente Sosa se ha referido a dos mociones que en su día fueron aprobadas por mayoría y que aún no se han ejecutado. La primera a la que ha hecho referencia ha sido la de la celebración de un pleno monográfico anual sobre el estado del municipio, que fue aprobada en octubre del pasado año y en la que el equipo de gobierno se comprometía a elaborar un Reglamento Orgánico del Pleno en el que se incluyese la celebración de dicho pleno a fin de que se tratasen detenidamente asuntos tan importantes como las ordenanzas fiscales o los presupuestos municipales. En mayo de 2017 se volvió a insistir en este asunto y el Alcalde se comprometió a que tuviese lugar antes del actual mes de julio, pero ya en las fechas en las que estamos va a ser imposible de realizar.
La segunda moción a la que se ha referido el edil de izquierdas y que este mes de julio el grupo de Izquierda Unida volverá a llevar a pleno es la de la aplicación de una tasa al recibo del agua en lugar del “precio público” que se aplica en la actualidad. En enero de 2016 el equipo de gobierno, a raíz de una moción de IU, se comprometió a través de sus servicios jurídicos a elaborar un informe para que se aplicase dicha tasa, tal como marca la Ley de Haciendas Locales y una sentencia del Tribunal Supremo que se ha de hacer. Dicha tasa supondría una sustancial rebaja en el recibo del agua que pagan los usuarios lorquinos. Han pasado ya muchos meses y nada ha hecho el ayuntamiento al respecto, por lo que Sosa ha anunciado que desde el grupo municipal de IU se acudirá a los tribunales si el equipo de gobierno persiste en su negativa.
Por todo ello, las cualidades de consenso, talante y formalidad a las que Fulgencio Gil se comprometió en su toma de posesión han pasado a ser una quimera, según Sosa, pasando a una actitud de falta de respeto hacia los grupos de la oposición y a los ciudadanos, pues todos los acuerdos incumplidos redundarían en beneficio de todos los lorquinos.