Al final el Partido Popular consiguió colocar a la amiga de María Dolores de Cospedal en un puesto clave de las instituciones judiciales españolas. Por fin pudieron darle a «Concha» el puesto que merecía después de años de servicio a… ¿a quién?
El nombramiento de Concepción Espejel como presidenta de la Sala de lo Penal ha caído como un jarro de agua fría entre los jueces, incluso entre los del sector más conservador. Según un comunicado hecho público por la asociación Jueces para la Democracia «El mensaje que se manda es demoledor cuando se prefiere a personas para puestos de responsabilidad por su afinidad política que por su dedicación en exclusiva al ejercicio de la función jurisdiccional».
La asociación considera una gran decepción la elección de la amiga de María Dolores de Cospedal frente a la otra candidata, la juez Manuela Fernández Prado, una magistrada que, durante los últimos 25 años, de manera ininterrumpida, ha ejercido en la Sala de lo Penal, en los momentos más duros de la actividad terrorista.
Jueces para la Democracia considera que el nombramiento de Espejel cierra el círculo que se inició con los nombramientos en la Fiscalía General del Estado y en los puestos fundamentales del Consejo General del Poder Judicial.
Concepción Espejel nunca va sola. A su lado siempre está el juez Enrique López para generar aún más polémica, porque ha sido colocado en la Sala de Apelaciones de la Audiencia Nacional. López, el juez que tuvo que dimitir como magistrado de Tribunal Constitucional tras ser pillado cuadruplicando la tasa permitida de alcohol mientras conducía su moto sin casco.
Tanto Espejel como López fueron recusados en los casos en los que está siendo juzgado el Partido Popular por sus casos de corrupción por su evidente cercanía ideológica con el partido conservador. Ya tienen puestos de responsabilidad en la Audiencia Nacional. Misión cumplida.