El proceso de recuperación de la crisis económica mundial está siendo tan lento que será imposible restaurar la brecha de la desigualdad antes que llegue la próxima crisis. Esta situación se ve agravada por la aplicación de una política de “nazionalismo económico” de Trump, que está frenando la salida por la guerra comercial latente que provoca distorsiones en los mercados.
La clase dominante está muy nerviosa porque los paradigmas económicos anteriores con el que se alternaban, el Keynesianismo y el “liberalismo de Milton Friedman”, líder de la escuela de Chicago, ya no funcionan ambos correctamente. La burguesía se ha quedado sin un paradigma claro a aplicar, pues la mezcla de ellos produce un híbrido ineficaz y estéril.
Las previsiones económicas no inspiran ninguna confianza a la clase dominante, que mira el futuro con preocupación; incluso las cifras de crecimiento más optimistas significan que será imposible eliminar el problema del paro y la pobreza, cuando necesitan introducir masivamente la robótica y las nuevas tecnologías que producen un enorme excedente de mano de obra.
Los pronósticos de los organismos oficiales son muy pesimistas. La OCDE informó en 2018 que la expansión económica ha “alcanzado su máximo” entrando en un estancamiento a escala mundial. El FMI pronostica para EEUU una caída del PIB al 1,8 % para 2020 y para este año 2019 le dan un crecimiento del 2,5 %, cuando en 2018 había crecido un 2,9 %. El pronóstico para Europa en 2019 es del 1,6 % cuando en 2017 el PIB crecía al 2,3 % y en 2018 cayó al 1,8 %. Según advierte BBVA Research, la próxima recesión “será probablemente peor que la media histórica”.(…) “el riesgo de recesión durante los próximos 12 meses ha escalado al 15 %, frente al 5 % de mayo(2018)”, mientras que la probabilidad cara a los próximos 24 meses “es cercana al 60 %”.
El proceso actual de un crecimiento económico ha sido raquítico con la leve reactivación que está amenazada por las tendencias proteccionistas y la lucha por los mercados de las grandes potencias imperialistas, divididas ya en dos grandes bloques enfrentados: EEUU-Unión Europea, por una parte y Rusia-China por otro, (con sus respectivos satélites), que con sus guerras frías y cruentas, sus invasiones y luchas por la hegemonía mundial ponen en peligro la estabilidad del planeta.
En la actualidad se están preparando los estrategas de la burguesía ante las previsibles condiciones de una nueva crisis en el trienio 2019, 2020 a 2021, según datos de organismos oficiales de la clase dominante.
La desestabilización en posible ante el Golpe de Estado en Venezuela que continúa con el peligro de incendiar a Latinoamérica si se produce la invasión de EEUU que significaría la puntilla a Maduro, pero podría provocar un baño de sangre en el pueblo venezolano acabando con la revolución bolivariana. Eso daría un aviso autoritario al continente con el objetivo de extender el dominio USA indiscutible y controlar las enormes reservas de crudo, las más importantes del mundo, que es la clave en esa maniobra preparada por Trump, pero más temprano o más tarde, los procesos revolucionarios en Latinoamérica resurgirían.
En realidad es la escasez de los mercados y la lucha por el dominio del mundo, para controlar las materias primas, como petróleo, oro, y demás riquezas, lo que ha provocado el brote de proteccionismo de Trump, que está afectando ya al resto del mundo, incluida la Unión Europea.
Cada país intenta por todos los medios echarle el problema a su vecino, tomando medidas directas o indirectas, con el objetivo de proteger sus empresas nacionales, exportar a otros países pero con el cierre de sus fronteras con subidas de aranceles, lo cual agrava la situación.
Esos problemas están provocando una ralentización del crecimiento del PIB, también en Europa: Italia entró en recesión en el 4/T 2018 y crece un 0,2 % el 1/T 2019 terminando el año pasado con un raquítico 0,9 %, cuando creció en 2017 un 1,6 %. El Banco de Italia pronostica una caída al 0,6 % en 2019. El PIB de Francia crecía en 2017 un 2,2 %, bajando en 2018 al 1,5 % y el Banco de Francia pronostica una caída al 0,4 % para 2019, con un conflicto grave de los “Chalecos Amarillos”. Alemania: Creció su PIB en 2017 un 2,2 %, cayendo en 2018 al 1,4 % hundiéndose el cuarto trimestre en torno al 0 % rondando la recesión y para 2019 la previsión del Bundesbak está en un 0,5 % de crecimiento PIB.
Gran Bretaña se encuentra inmersa en una grave crisis política y no teniendo claro si continúan con el Brexit o se arrepienten. Pese a interminables reuniones, no han llegado a ningún acuerdo que evite la caótica salida que podría representar un desastre para la economía que sufriría el pueblo británico, habiendo alcanzado una tregua precaria a la desesperada.
En el período en el que la economía anterior a 2007 disfrutaba de un auge a pleno rendimiento, los distintos países se pusieron de acuerdo en la formación de la Unión Europea de los Mercaderes, con la estafa colosal para los pobres que representó la introducción del Euro, mientras que la clase dominante se repartía enormes beneficios.
La eliminación de las barreras arancelarias y el libre comercio de capitales y un incremento de la explotación de la mano de obra, incluso con la entrada de inmigrantes, fueron factores que hicieron posible aquel prolongado auge del capitalismo, saltándose una de las crisis cíclicas intermedias, que luego les explotó en la cara, cuando se demostró que el sistema estaba corroído por las falsedades contables de los países, la corrupción generalizada, los saqueos y la evasión de los recursos para ocultarlos en Paraísos Fiscales, consentido y tolerado por la clase dominante del sistema capitalista y sus gobiernos sumisos.
Todas aquellas viejas ilusiones del “cuento de la lechera” que nos contaron, de una superación de las crisis cíclicas e incluso de las clases sociales, resultó una enorme estafa y un latrocinio colosal que nos han llevado a la ruina porque el cántaro de la codicia se rompió y la mala leche estaba putrefacta.
Los países se verán obligados de nuevo a proteger sus fronteras para defender “lo suyo” como está ocurriendo con el Brexit en Gran Bretaña, el intento de reproducir el “Fascio” en Italia, con la intención de salir de Europa, que sería como saltar de la sartén al fuego en líneas capitalistas, e incluso el conflicto en Cataluña que hunde sus raíces en el intento de la Burguesía catalanista, corrupta hasta los tuétanos tanto como la españolista, de salir del marco del Estado español, sin haber calculado bien las repercusiones de sus propias acciones ya que en líneas capitalistas es otro invento reaccionario más que no tiene futuro.
Existe un creciente malestar en toda Europa porque la Unión Europea de los Mercaderes se pudiese desintegrar y los problemas se acumulan a una velocidad inusitada, con una polarización a derecha e izquierda, resurgiendo de una forma clara los dos bloques: El Bloque Azul y el Bloque Rojo, aunque los más pusilánimes y miedosos les gustaría que estas cuestiones quedaran ocultas, manipulando la realidad que desmienten permanentemente con sus “Fake News”.
Ese monstruo deforme y desigual de la Europa de los Mercaderes Mafiosos que han creado, comienza a ser ahora peligrosa e innecesaria para algunos sectores de la burguesía ya que algunos “han robado por encima de sus posibilidades”, demostrándose que en bases capitalistas esa Unión Europea es una “utopía reaccionaria”, como había sido pronosticado por los analistas marxistas hace tiempo.
En la medida que el proteccionismo obliga a interponer graves obstáculos a las exportaciones e importaciones, los europeos se sentirán cada vez más inseguros y verán amenazado su futuro, perturbando al turismo, a la industria del automóvil, al suministro de productos alimenticios con daños al pequeño campesinado, a las pymes y al comercio en general.
Los estrategas de la clase dominante tienen dos grandes problemas. El de la economía explicada anteriormente que les plantea la incertidumbre de cómo evitar la crisis o incluso cómo intentar superarla y otro añadido que es su incapacidad para pronosticar cómo se comportará la clase trabajadora y las capas medias, y sus direcciones, ante un nuevo derrumbe de la economía, cuando han consumido las grasas en la recesión anterior y se encuentran cada vez más indignadas.
En el Estado español, la batalla entre dos bloques antagónicos ya es una realidad. Las direcciones de izquierdas debieran tener el objetivo de derrotar la amenaza del “Trifachito” que es un hecho muy serio que debemos afrontar para desactivarlo y neutralizarlo evitando la restauración del franquismo que es el objetivo de Vox y que cuenta con el apoyo de PP y C’s y demás grupos de derechas, incluidas las multinacionales y sus banqueros.
Para ello el nuevo Gobierno que debería ser de izquierdas entre PSOE, Unidas Podemos y buscando una Entente entre sindicatos, partidos y organizaciones sociales de clase y del progreso, a la vez que necesitaremos para vencer esa resistencia que opondrán los Poderes Fácticos, la movilización masiva de la población, ocupando plazas, calles e incluso empresas que quieran aplicar el boicot del cierra patronal injustificado, ganándonos a la clase trabajadora para la causa socialista, transformando las acciones en organización consciente, fortaleciendo el poder sindical en los centros de trabajo, el cooperativismo, la economía social, contando con los estudiantes y la clase obrera unidos en cada tajo y en las estructuras del Estado, así como en cada barrio, ciudad y pueblo, pero evitando parasitar y saquear las instituciones, como ha hecho la Derecha del PP, sino todo lo contrario, para ejercer el control social contra la corrupción, en base a la Democracia Social Participativa.
Un Gobierno de los trabajadores debiera alentar y legislar a favor de una verdadera democracia ética, acabando con esta “pseudodemocracia burguesa corrupta” producto del Capitalismo, pero la nueva democracia no podrá existir si no va acompañada por una participación masiva en una batalla profunda por la Igualdad y la Justicia social y eso no nos lo va a regalar nadie, ni nunca caerá del cielo, sino que será producto de una mejora constante en el saneamiento y la reorganización de las estructuras del nuevo Estado, contando siempre con la población, porque debemos recordar que “solo el pueblo podrá salvar al pueblo”.
Esa sería la forma de poder avanzar juntos hacia la transformación socialista de la sociedad, porque en base a la unidad, la regeneración y fortalecimiento de nuestras organizaciones y en la batalla permanente por un mundo mejor encontraríamos la victoria. Como siempre decimos desde la izquierda, “otro mundo es posible y necesario”, pero con el socialismo genuino, en libertad y con una Democracia participativa sana.