Las consejeras de la Junta de Andalucía, Marina Álvarez (Sanidad) y María José Sánchez Rubio (Igualdad y Políticas Sociales) han asistido al Congreso Internacional de Autismo celebrado en Sevilla. Allí han destacado la importancia de la detección precoz en los casos de trastornos del espectro autista y han reclamado una sociedad más inclusiva que cuente con el cien por cien de las capacidades. Algo que es de Justicia Social sin duda. Álvarez ha querido, además, ofrecer los datos de diagnóstico del último año, donde se han detectado 2.601 casos de Trastorno del Espectro Autista (TEA) en menores. De ellos 2.108 han sido hombres y 493 mujeres, lo que sigue las pautas generales de la incidencia de este trastorno.
La consejera de Salud ha insistido en la necesidad de una intervención integral en los casos de trastornos del espectro autista para potenciar las capacidades en la etapa infantil y minimizar la aparición de complicaciones en edades posteriores. En este sentido, Álvarez ha señalado que “en Andalucía, la atención temprana es un derecho que el Gobierno andaluz se ha comprometido a garantizar desde la perspectiva de salud positiva y de prevención de la discapacidad”, añadiendo que “Andalucía tiene un compromiso muy importante con este ámbito de actuación en el que estamos trabajando junto al movimiento asociativo, que ha permitido avanzar en el reconocimiento de derechos y el desarrollo de servicios en la comunidad”.
La titular de Salud ha defendido el Decreto aprobado por la Junta de Andalucía para garantizar los principios de universalidad, gratuidad y equidad en la prestación de la atención temprana, así como la descentralización y la calidad de unos servicios próximos al domicilio familiar, accesibles, y organizados en base a las necesidades de la población infantil y sus familias. La potenciación de la atención temprana se ha traducido en un incremento progresivo del presupuesto que alcanzará los 33 millones de euros en 2019, el triple de lo que se destinaba en 2016. En 2018, la Consejería de Salud destinará 28,8 millones de euros, lo que representa un 44% más que en 2017.
¿Por qué existe una mayor incidencia en Andalucía? Lo que no explican en la Junta.
Todos estos datos y esfuerzos son dignos de alabanza en el sentido de ofrecer una vida mejor para aquellas personas que sufren algún trastorno psicológico, en especial los casos de TEA. Pero, sin embargo, desde la Junta no se explica el porqué de la mayor incidencia de personas con este trastorno en Andalucía, si se compara con entidades humanas similares. Según la Federación Autismo Andalucía, los detectados con TEA, en cualquiera de sus síndromes, sumarían unas 50.000. Lo que es casi doblar la cifra de los casos que ha determinado la Organización Mundial de la Salud (OMS) que estaría en 1 caso por cada 160 habitantes en los últimos años.
En la Comunidad de Madrid, donde está implantado un sistema similar al de Andalucía, se estima que existen con TEA unas 6.000 personas y una incidencia entre los neonatos de 1 a 160. Así lo expone con claridad la Federación Autismo Madrid en su propio dossier de prensa y lo corroboran las instituciones madrileñas. La población es un poco más baja que en Andalucía, pero la incidencia del TEA es sumamente mayor y no se ofrece ningún tipo de explicación o estudio que explique esta incidencia mayor con claridad.
Entre las distintas causas que la OMS y distintos estudios han revelado para el aumento del TEA se encuentra el uso de pesticidas, causas ambientales, causas genéticas (como la no detección de personas con algún síndrome que han tenido descendencia), o causas como la fecundación in vitro (que se estima afecta en un 1,6% de las fecundaciones realizadas por este método). De todas ellas la OMS acaba por decidirse por la genética y los factores ambientales. Sería ahí, en los factores ambientales donde la Junta podría promover un estudio para conocer si en Andalucía existe algún tipo de factor que produjese un aumento del TEA.
El uso de pesticidas, que se pueden transmitir vía alimentaria, podría ser una causa. Pero también podrían ser factores como la contaminación, el agua o los cambios de hábitos alimenticios como han querido mostrar diversos estudios no concluyentes. El caso es que en Andalucía parece que hay más incidencia de las personas afectadas por TEA y sería necesario establecer el porqué. Todo ello independientemente de procurar una buena vida, plena y donde se respeten los derechos humanos de esas personas. Y una concienciación social para no ver a esas personas como “raras”.