Cuando llegan a las redacciones las notas de prensa, lo raro, lo excepcional suele llamar mucho más la atención que otras cuestiones más rigurosas o más cotidianas. Pasar esa nota de prensa, con alguna declaración que se consiga, suele ser trabajo habitual para ofrecer una información más detallada. Eso cuando directamente no se hace más que pasar la nota al formato digital y poco más. Por tanto esas noticias que tienen un titular impactante o raro pasan una primera criba. La segunda, que es la que pone el redactor o el becario, y que es más importante, a veces queda en el limbo del cuestionamiento de la importancia o no de la noticia. O de la verdadera repercusión de lo que allí se cuenta.
En Diario 16 Mediterráneo intentamos Infochar las noticias. Esto es, analizarlas e ir más allá de lo que la mera noticia diga. Porque la experiencia nos dice que es más marketing político y deseos de destacar. Eso ha ocurrido con la siguiente noticia que les presentamos. Se recibe una nota de la Junta de Andalucía cuyo título es: “Más de 3.400 estudiantes de chino este curso en centros educativos públicos de Andalucía”. Y lo primero que viene a la cabeza es que es una noticia con posible tirón, por rara, y supone un avance para los niños y niñas andaluzas. De hecho la nota sigue así:
“Un total de 3.427 alumnos y alumnas estudian este curso el idioma chino en centros docentes públicos de las ocho provincias, según los datos de la Consejería de Educación. De estos, 2.466 lo hacen segunda lengua extranjera dentro del currículo y 961 como actividad extraescolar. Andalucía es la única comunidad autónoma donde se enseña chino de manera curricular en los colegios e institutos.
La enseñanza de este idioma se realiza gracias al convenio suscrito en 2015 entre la Consejería de Educación y la Oficina General del Instituto Confucio-Hanban (Oficina Nacional de Promoción Internacional de la Lengua China), que ha permitido la creación de ocho Aulas Confucio, una por cada provincia, para la integración experimental del chino como lengua extranjera, de su arte y cultura en el sistema educativo andaluz”.
Cualquier persona que lo lea, distraído, tomando un café o en el autobús, se alegraría de que en su comunidad exista esa posibilidad de estudiar un idioma distinto y que, en el inconsciente colectivo, lleva a parajes exóticos y nueva potencia económica. Por tanto, estudiar chino es bueno. Y puede serlo. Pero la noticia oculta el reverso tenebroso del sistema educativo andaluz. Las malas puntuaciones y las dificultades por las que pasa. Si aprenden chino es bueno y parece que se va por el camino correcto. Lo que no dice la noticia es que los niños y niñas andaluces deberían estudiar otras cosas mejor y no chino. Porque con el chino solamente te mueves en China. ¡Ah! Y no en toda China porque depende de si te enseñan el mandarín (o putonghua), o el cantonés, ping, hakka, gàn, wu… Con el mandarín estándar valdría para negocios y pasear más o menos, eso sí.
Sólo hay que ver que el estudiantado andaluz es el penúltimo, según el informe PISA, en comprensión lectora, penúltimo en Matemáticas y últimos en Ciencias. Sólo atendiendo a la cuestión lingüística, es obvio que se pueden hacer muchos esfuerzos para hablar chino (leer es mucho más complicado), pero donde se debe hacer hincapié es en que las niñas y niños andaluces sepan hablar y entender el español. Antes que el chino y que el inglés. Por tanto, que se dote a las escuelas e institutos de Andalucía de la posibilidad de aprender chino es bueno, siempre y cuando se preocupen antes de que hablen bien el español. Porque será en España donde la mayoría encuentre trabajo. Y se espera que, mejorando también las notas de Ciencias y Matemáticas, en algo altamente productivo.