Leerán muchas crónicas, algunas de personas que ni han estado en la Asamblea de Madrid y menos la conocen, pero no acabarán de presentar el hartazgo general de medios y dirigencia política con lo que allí ha sucedido. Un veterano diputado, en uno de esos momentos de hartazgo, ha dicho una frase que es la que ilustra el titular de esta crónica: “Al final ha salido un circo de dos pistas”. En cierto modo acierta el diputado porque lo que se ha podido ver en el Pleno ha sido un circo, pero de esos donde los payasos recuerdan más a los de Balada triste de trompeta. Donde los malabaristas perdían las pelotas en cada intento. Donde el presentador abroncaba al público más que intentar dirigir el espectáculo.
Porque la política actual es espectáculo. Ya lo advirtió Roger-Gérard Schwartzenberg en sus libros sobre El Estado Espectáculo. Pero lo de hoy no puede calificarse de un buen espectáculo. El esfuerzo de Podemos para presentar un programa de gobierno alternativo, así algunas personas puedan catalogarlo de vacío como otras de ideal, ha sido pisoteado por una estrategia dirigida a que Podemos no pudiese. Desde el primer momento, la táctica del PP ha sido la provocación y el hartazgo. Legítima sin duda pues en parte tienen razón de que era una moción a gobiernos anteriores. Pero no son esas las formas. Porque, además, también tienen parte de razón los proponentes al advertir que muchos de los allí sentado, nuevos, nuevos, lo que se dice nuevos no son.
Comenzó la propia moción con la parte destinada a la censura del gobierno de Cristina Cifuentes con la intervención de Ramón Espinar (frente a quien el PP cometió un error por acusarle de abandonar el Pleno, desconociendo que iba al entierro de su abuela). Muy tranquilo, contundente y metiendo el dedo en la llaga de la corrupción que asola al PP madrileño. Como luego haría Ruíz Huerta, les recordó que ellos han ganado elecciones dopados por el dinero en B, que salía de lo público como se viene demostrando en tomos y tomos de distintas causas abiertas. En este turno, como manda la lógica porque se censuraba al gobierno del PP es cuando deberían haber intervenido los consejeros del gobierno. Sin embargo, sólo habló en la contracensura Ángel Garrido atizando estopa. Debía ser porque estaban entre los invitados Pablo Manuel Iglesias, Irene Montero, Pablo Echenique, Rafa Mayoral o Juan Carlos Monedero, que el consejero de presidencia comenzó a hablar de Venezuela, los idus de marzo y de la financiación ilegal (no probada) de Podemos.
Muy tribunero para refuerzo de su propia grey pero lejano al Garrido inteligente y mordaz de otros plenos. No querían desde el PP que Podemos llevase a cabo su espectáculo y comenzaron atizando fuerte para provocar a la muchachada morada. Jacinto Morano fue el encargado de responder a Garrido con otra carga contundente y volviendo a recordar el porqué de estar allí. La defensa de la democracia embargada por el PP. Y aquí, justo en este momento, es cuando los consejeros podían haber tomado la palabra en defensa de su proyecto político y su gestión. Pero no. Aguardaban tras sus escaños para retorcer el reglamento y la lógica. Y la presidenta de la mesa se lo permitiría. Pero no adelantemos acontecimientos.
Lorena Ruíz Huerta hizo una defensa muy en Mujer de Estado del proyecto de Podemos. Sobria, con datos, con alguna muestra de ironía y desglosando las medidas que pensaban llevar a cabo en el caso de ganar la moción. Aunque se sabía que no lo harían. Pero le faltó algo. Por desgracia una comunidad autónoma no es el gobierno estatal. Hay que bajar un poco más al suelo, a la cercanía, al barro incluso. Y se le olvidó recordar más al PSOE su no apoyo a la moción. Pero en los tiempos de Sánchez No es No puede ser Tal Vez, Quizás… Se le recuerdan intervenciones mucho mejores en los plenos normales de la Asamblea. Aun así el esfuerzo realizado demostró que hay madera si se pulen algunas aristas.
Y… tiempo para inaugurar la segunda pista del Asamblea Bros. Circus. Paloma Adrados, que ya venía aprendida de casa, interpretó que los miembros del Gobierno podían hablar cuando quisiesen. Y comenzó el espectáculo. Interpretaciones del reglamento, plantada de los miembros de la mesa que no son del PP. La jugada orquestada magníficamente para no permitir el menor lucimiento a Podemos funcionaba. Hablarían todos los consejeros, e incluso alguno hasta se autorreplicó. Espectáculo lamentable. Buena táctica sin duda, pero lo que vino después sobraba porque en ningún momento, como les recordaría horas después Ruíz Huerta, se pusieron en duda las medidas de Podemos. Sólo fueron loas al propio gobierno de Cifuentes, algo que todos los Plenos y durante los consejos de gobierno ya se escucha.
Cometió el error Podemos de entrar al trapo en las primeras intervenciones, algunas sumamente brillantes de Morano, pero visto lo visto decidieron dejar que pasasen todos los consejeros por el estrado, más la adenda, esta vez como sufrimiento por poco original, de Ossorio el portavoz popular. Eso sí, en cada intervención, Pilar Sánchez Acera del PSOE protestaba por el uso torticero del reglamento.
Entremedias, agencias de prensa agotadas de escribir lo de todos los días, periodistas de nacional alucinando, dimes y diretes sobre el reglamento allende las puertas del hemiciclo. Hubo un intento de plantón de PSOE y Podemos pero, por si les daba a los consejeros por no hablar, decidieron permanecer en sus asientos. Aguantaron el chaparrón de insultos de Enrique Ossorio, los cuales fueron in crescendo. Lo curioso del caso es que fuera de las paredes del hemiciclo nadie les prestaba atención a los miembros del gobierno. Hubo desconexión mental e incluso de teclas.
En los pasillos se escuchaba por parte de toda la oposición y Ciudadanos que aquello suponía un bochorno y un desprestigio para la institución. Y llegó el turno de las réplicas y contrarréplicas y aquello ya entró en el fango. Se quejaba Ossorio que decían que el PP es una banda criminal y le recordaban desde el lado opuesto que no lo dicen ellos sino el juez De la Mata. Pero lo peor vino cuando Ossorio dijo que Podemos era un partido pederasta. La paciencia se acabó y comenzó a escucharse palabras como gilipollas, ladrones, incluso algún hijo de puta. Peticiones de expulsión del diputado Padilla de Podemos, al que pidieron que retirara un gesto (sic). Y claro, desde Podemos acusaron de colaborar con los corruptos a la bancada popular que decidió levantarse e irse hasta la votación.
Circo del malo. Bien es cierto que lo buscó con ahínco el PP durante todo el día, pero falló Podemos al caer en la trampa. PSOE y Ciudadanos de mirandas eso sí. No quería el PP que Podemos pudiera, pero se ha dejado jirones de dignidad por el camino. Llamar a cualquier grupo político partido pederasta es de una bajeza moral total. Lo de Venezuela, el pisisto de Espinar o sus coca colas son parte del espectáculo de la política tal y como se entiende en estos tiempos de mediocridad intelectual, pero lo otro… También los recursos continuos a que en Podemos son leninistas, estalinistas, de la URSS y esa retahíla dicen poco en favor de unas personas que se les supone cierta cultura. También ellos son liberales, conservadores y católicos y no por ello hay que verlos como hijos de numerosos crímenes de la humanidad como manifestaba al salir un diputado de Podemos.
Lamentable. Muy lamentable. No por el espectáculo en sí sino por la demostración ante la sociedad del nivel de los políticos que representan a la ciudadanía.
Podemos no triunfó y su momento de gloria quedó eclipsado por una maniobra política del PP. Pero los conservadores madrileños tampoco han salido indemnes. Por mucho que tenga razón Cifuentes en quejarse de la propia moción y el acoso que sufre su gobierno por cuestiones anteriores a ellos, entrar en una guerra de porquería política deja una mella que aún no se puede valorar. Aunque, todo hay que decirlo, son rémoras del aznarismo y del aguirrismo para los que todo valía contra los demás. Incluso mentir después de un atentado terrorista. Cada cual con su conciencia sobre lo que ha dicho y manifestado hoy en la Asamblea. Queda registrado en el diario de sesiones y, desde luego, sería para que nadie lo estudie a futuro.