La opacidad en la gestión de Duro Felguera es una de las señas de identidad de la presidencia de Acacio Rodríguez. Tal y como informamos en Diario16, el administrador único de Petroza presentó una denuncia ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en la que se refieren graves ocultaciones de datos fundamentales para los inversores y que podrían «considerarse constitutivos de infracción muy grave o, subsidiariamente, grave por parte de la sociedad cotizada Duro Felguera de sus obligaciones en materia de transparencia e integridad del mercado». La denuncia se refería a la ocultación de una deuda de 123 millones de euros con la Agencia Tributaria y que podía influir en la decisión de los inversores a la hora de conocer la verdadera situación de Duro Felguera y, por tanto, de entrar en el capital de la compañía.
La Audiencia Nacional ha rechazado la prórroga para el pago de esa deuda, lo que deja en una situación crítica a la epecista asturiana, sobre todo en un momento en que tiene aprobado por parte de la CNMV el folleto informativo para una ampliación de capital de 125 millones.
¿Cómo puede afrontar una sociedad una ampliación cuando tiene pendiente una deuda tributaria prácticamente del mismo importe? Es complicado, sobre todo cuando los colaterales presentados son insuficientes, tal y como reconoció la propia Audiencia al requerir a Duro Felguera la presentación de garantías adicionales para detener el proceso de liquidación de la deuda que, por los plazos transcurridos, podría realizar de manera inmediata. Según fuentes consultadas por Diario16, el propio aplazamiento presentado ante la Delegación de Grandes Contribuyentes tiene pocos visos de prosperar.
Como decimos, todo es opacidad desde que llegó Acacio Rodríguez. Ocultó el apoyo de una parte del pool para que fuera él y sus colaboradores más cercanos, como el director financiero José Carlos Cuevas —el hombre de Miguel Zorita—, quienes tomaran el control de la compañía tras la dimisión del anterior presidente. Ocultó el informe de la Agencia Tributaria sobre la deuda a la CNMV. Ocultó al Consejo de Administración la venta de activos importantes del Grupo por precios inferiores a otras ofertas recibidas y presentó las operaciones en un escenario de hechos consumados.
Ahora el señor Rodríguez se encuentra con una situación límite en la que está instando a las autoridades políticas a que intercedan con la Agencia Tributaria por las graves consecuencias que tendrá para Duro Felguera tener que pagar la deuda y la multa de 123 millones. ¿Qué consecuencias? Están en juego los acuerdos de refinanciación de la deuda con el pool bancario, su homologación judicial, la propia ampliación de capital o el plan de viabilidad. Rodríguez se ha dirigido tanto al presidente del Principado, el socialista Javier Fernández —quien, por cierto, se ha mantenido al margen de la situación de Duro— como a la portavoz socialista en el Congreso de los Diputados, Adriana Lastra, para que intercedan con Hacienda y les conceda un aplazamiento de pago o, directamente, la condonación de una parte de la deuda porque esto afectará a los trabajadores. ¿Ahora se acuerda de los empleados cuando estuvo a punto de aprobar un plan en el que habría que despedir al 40% de la plantilla?
Otro aspecto de la gestión opaca de Acacio Rodríguez la tenemos en las estrategias de cobro de las deudas que países como Venezuela, Argentina, Australia o India tienen con Duro Felguera. ¿Qué ha hecho hasta ahora para intentar cobrar esas deudas que arreglarían la situación financiera de la epecista asturiana? ¿Ha llegado a algún tipo de acuerdo de cobro a la baja y no lo ha comunicado al Consejo de Administración o a la CNMV?
Acacio Rodríguez llegó a la presidencia de Duro Felguera con la fama de salvador de empresas, la misma fama con la que se contrató a Miguel Zorita. Sin embargo, al igual que el valenciano, y si las cosas no mejoran, el señor Rodríguez pasará a la historia como el liquidador de una de las empresas más importantes de Asturias y, sobre todo, del futuro de más de 2.000 familias.